Tres meses. Eso era mucho tiempo el que había
durado esa maldita misión en Oriente Medio. Meses que parecían años, porque en el segundo día ahí Kakucho supo que había cometido el mayor error de su vida.Kakucho estaba sentado en la parte de atrás de una
oscura camioneta corriendo a llevar al equipo de vuelta a los cuarteles. En todo lo que podía pensar era en Izana. Eso no era nada nuevo porque el jaguar consumía los
pensamientos de Kakucho día y noche. No había manera de volver o incluso hacer una llamada porque la misión era completamente secreta. Todo lo que podía hacer era contar los segundos hasta que pudiera ver a su amante de
nuevo.¿Podía incluso Izana haberlo olvidado por abandonarlo? Y si no, ¿podría incluso amar a Kakucho? ¿Qué si ya lo había sustituido y tenía a alguien más? Él cambia
formas se estaba impacientando en su asiento con dudas y preguntas golpeando dentro de su cabeza. Cuando el horizonte familiar de Flint estuvo a su vista enseñándole lo cerca que estaba de la casa no sentía alivio. La única cosa
en la que podía pensar era en tener a Izana de vuelta
donde pertenecía, en los brazos y la cama de Kakucho.Era tarde, aparcaron en los cuarteles, estaban
relativamente vacíos. Empujó sus cosas por el portón. El equipo se quejó de que les ordenaran desempacar y
dirigirse dentro para una reunión de interrogatorio. Muchos de ellos querían ir directamente a sus casas y recuperar algo de lo mucho que necesitaban dormir. La última cosa que algunos de ellos deseaba, era tener que entrar al edificio. Kakucho, sin embargo, no podía esperar para entrar, solo de pensar si tendría suficiente suerte y le podría echar un vistazo a Izana.Se giró, no había demasiado donde mirar, el equipo
había regresado a una de las largas habitaciones de
reuniones. Kakucho alcanzó a ver a Izana corriendo por detrás del edificio. Vistiendo un par de anchos pantalones, bata
verde y un estetoscopio colgado de su cuello estaba bastante claro que se dirigía a la enfermería.Cuando Izana pasó por Rat, el puma le dijo alguna cosa que lo hizo reír. Kakucho sintió cómo el aire arrasaba sus pulmones, casi había olvidado cómo de sexy era su sonrisa, sensual solo con un toque de dulzura en ella.
Aunque el resto del equipo continuaba caminando,
Kakucho se detuvo como si alguien hubiera clavado sus botas en el suelo. La urgencia de correr y tomar a Izana era muy fuerte, tanto que Kakucho tenía que reprimir sus manos en puños apretados para no hacerlo.—Iza, espera —Emma le gritó, venía bordeando a
través del edificio.—¿Qué quieres peste? Estoy listo y llego tarde a trabajar.
Desde que Izana había gritado, Kakucho pudo oír esa ronca voz clara ahora. Le recordaba como a mantequilla caliente en un frío helado. Kakucho sacudió su cabeza disgustado, ahora estaba pensando como un poeta enfermo de amor. Yeah, realmente lo había dejado ir.
El resto del equipo hacía rato que se había ido a la
reunión, posiblemente estaba lista para empezar pero él todavía no podía irse. Ahora que tenía finalmente a Izana de vuelta en sus sentidos, Kakucho no pensaba que fuera capaz de alejarse de nuevo.Emma debió sentirlo mirando porque alcanzando el
lado de Izana volteó su cabeza en dirección a Kakucho. En lugar del cálido saludo que siempre venía de Emma, le dio una mirada asesina, los labios presionados en una línea apretada y sus normalmente cálidos ojos marrones eran agudos con odio, envolvió su mano alrededor de la curva del brazo de Izana todo posesiva y le dijo alguna cosa a Iza que no pudo oír.Izana inclinó su cabeza a un lado para oírla, antes de
que una breve mirada de emoción danzara a través de su rostro. Kakucho no podía estar seguro, pero miraba con el mismo tipo de furia que Emma le lanzó alrededor.

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Pasiones Primarias
Hayran KurguIzana siempre se había considerado a sí mismo un tipo bastante normal. Poco sabía que no podía estar más equivocado. Atacado por un grupo de hombres armados, luego de un tiroteo es secuestrado. Repentinamente despierta encadenado a una pared. No es...