XI

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—Voy a complacerte si eso es lo que quieres— expresa.

Yeji da un asentimiento inconsciente, lo cual fue suficiente para el varón continuar. Jungkook no puede distraerse cuando está cada vez más cerca de acabar con el enemigo.

Los labios del varón se dirigieron hacia la clavícula de la chica, haciéndola suspirar en tono bajo y cerrar los ojos del placer.

Ella quiere sentirlo, tocarlo, acariciarlo, brindarle el mismo placer que él le ofrece, pero este se niega. Toma sus manos, colocándolas a los lados de su cuerpo, y sus caricias se vuelven salvajes, sintió excitación al ver cómo se desesperaba en querer rozarlo.

—Jungkook..— reclama en un jadeo.

—¿Yeji?— cuestiona con un tono de burla.

—Déjame tocarte— suplica.

Este ríe y niega con la cabeza.

—No.

—¿Por qué n–

Fue interrumpida por otro beso sobre sus labios, el cual aceptó gustosamente, pero no sé sentía satisfecha por no poder sentir a su acompañante.

—Porque estoy encima, harás lo que yo quiera que hagas— indica seriamente, tanto que la chica eligió no añadir nada más, y mejor sólo asentir— buena niña— sonríe complacido y se levanta a buscar algo.

—¿Dónde vas?

—Oh, si quieres no usamos protección— responde sarcásticamente— eso está en tus manos, Seo.

—Anda, ve.

Antes de salir, señaló a la chica.

—Cuando vuelva quiero verte desnuda— ordena.

Ella rueda los ojos, y automáticamente el pelinegro vuelve a acercarse de manera peligrosa.

—¿Eso fue una mueca?

—Te gusta que sean muy respetuosos contigo, Jeon, y eso no puede ser así— contraataca.

—¿Quién diablos dice que no?

—Seo Yeji, ¿y qué harás al respecto?— ataca desafiante, sintiéndose algo ofendida por su orden.

Él comienza a preocuparse, nunca le habían contestado de esa forma, siempre lo complacen y hacen caso a sus órdenes, esto era algo nuevo a lo que tendría que enfrentarse. Decide no mostrar miedo ante la chica frente a él, por lo que, portando una sonrisa amarga, responde.

—Te arrepentirás de esto, Seo— advierte y se aleja para salir un momento de la habitación.

Yeji, por su parte, suelta un suspiro y se acomoda mejor sobre la cama. Haría caso omiso a la petición del mayor, cualquier mujer habría quedado desnuda al segundo, pero ella no estaba acostumbrada a seguir órdenes y menos de hombres; no le desagradaba lo dominante, pero tampoco podía pasarse de la raya.

Sintió la puerta abrirse, por lo que dirigió su mirada hacia el chico que entraba con un preservativo en su mano, el cual colocó sobre la mesa de noche antes de acercarse a Yeji.

Con un movimiento ágil y desprevenido se colocó encima de la chica, evitando cualquier desplazamiento por su parte.

—¿Qué?— desafía ella.

—Aún traes la ropa puesta.

—No me la pienso quitar.

Abre los ojos, sorprendido por su respuesta.

—¿Entonces tengo que hacerlo yo?

Sonríe.

—Eso es tú decisión, Jeon— informa.

—No conocía ese lado tuyo, Seo— habla sorprendido, pero con un tono tranquilo, mientras con su mano derecha recorre su piel cubierta por su ropa.

—No me conoces de nada, Jeon— contesta de igual forma, sin apartar esa sonrisa malévola de su rostro.

El varón no podía quedarse detrás. Aproximándose a sus labios responde.

—Permíteme conocerte ahora— pide y no la deja contraatacar, pues otro beso apasionado deja a Yeji escasa de palabras.

Sin importar cómo quedaba, correspondió rápidamente, comenzando a sentir ese placer inexplicable que el chico le ofrecía, aunque ya había tenido otros encuentros sexuales, tenía el presentimiento que sería mejor que lo vivido anteriormente.

Sus manos traviesas vuelven a dirigirse hacia el cuerpo del chico, pero este vuelve a detenerla, por lo que sonríe pícaramente la chica.

—Te dije que no lo hicieras— gruñe sobre sus labios, dirigiendo nuevamente sus besos hacia su cuello.

—Yo hago lo que me nazca hacer, Jungkook— afirma, mientras suspira plácidamente.

Una mordida rompe el casi silencio de la habitación, cuando la pelinegra no puede evitar dar un gemido de dolor fusionado con placer.

—¿Te dolió?— cuestiona inocentemente.

—No, continúa— contesta con una sonrisa cínica, dando a entender que sí le había dolido.

—Aw, pequeña— expresa falsamente— lo siento, pero no debiste haberme retado.

—¿Es porque te duele que te contradigan, Jeon?

La sonrisa burlona que adornaba el rostro del mencionado, desapareció al escuchar la verdad en voz de la chica. De todas formas, no lo aceptaría nunca.

Dió un fuerte apretón en una de sus piernas, haciéndola jadear nuevamente.

—Hablas demasiado, Seo— desaprueba y continúa con sus caricias, mientras que la excitación por parte de ambos va en aumento.

Ella se encuentra desesperada por no poder sentir su cuerpo, lo cual lo excita a él. Mientras que lo enoja la idea de que se niegue a complacerlo, lo cual resulta estimulante para ella.

Estaban tan sumidos en aquellos besos, que ni siquiera notaron cuando sus prendas desaparecieron.

Jungkook da una mirada para fijarse en cada detalle del cuerpo completamente desnudo de su acompañante, pero no se dejaría intimidar por sus oscuros luceros, por lo que nunca bajó la mirada, más bien la enfrentó. Siendo honesto con sí mismo, no le atraía su anatomía, aunque tuviera algunos de sus atributos definidos. Pero tampoco le desagradaba totalmente lo que veía, aparte tenía que hacerlo, para así estar un paso más cerca del enemigo.

—¿Jungkook?— llama su atención al verlo pensativo.

—Sí, sí— se apura en decir, mientras se coloca el preservativo.

Crean contacto visual por unos segundos, donde ambos pueden percibir a través de sus ojos el mismo sentimiento.

Inseguridad.

Él por su actitud tan desafiante, y ella porque era parte de su interior.

El pelinegro intenta no darle importancia a sus pensamientos y baja la mirada, mientras se adentraba lentamente en ella.

Yeji frunce en ceño sintiendo aquello molestarle, por lo que Jungkook decide detenerse un momento para que se acostumbrara al tamaño.

Luego de un asentimiento leve, continúa con su trabajo, brindándole el mejor encuentro íntimo que nunca nadie en la vida le ofrecería.

Ninguno se imagina por el peligro que corren.

Stay Alive |전정국| ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora