VI

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Yeji siente una fuerte jaqueca antes de abrir completamente sus ojos, como también su cuerpo cortado. Una luz incómoda impactó contra su visión, obligándola a despertar.

—¿Qué..— balbucea sobando su cabeza.

Al abrir finalmente sus ojos, se percató de que no estaba en su habitación. Aquella era más espaciosa, digna de una persona adinerada; mientras que la suya era humildemente pequeña.

Observando a su lado, pudo encontrar un vaso con una pastilla, en la mesa de noche.

Soltó un suspiro rendido al no recordar mucho de la noche anterior, cuando lo intentaba, sentía una punzada en la cabeza.

Todos sus pensamientos se fueron al abismo cuando sintió cómo giraban el picaporte de la puerta, haciendo que se sobresaltara. Fijó su mirada en el responsable, encontrándose con..

—¿Jungkook?

—Buenos días— sonríe levemente y se adentra en el lugar, mientras la pelinegra sigue atentamente sus movimientos.

Se encontraba vestido informalmente, trayendo puesto una camisa holgada oscura, con unos pantalones cómodos. La chica observó detenidamente el gran tatuaje que cubría uno de sus brazos; adorno que lo hacía ver aún más atractivo.

—¿Te gusta el tatuaje?— cuestiona repentinamente, sacándola de sus pensamientos.

—Parece un enigma, como si ocultaras secretos detrás de cada dibujo— opina.

—Has salido muy observadora, Seo.

Hace una pequeña mueca, afirmando su comentario.

—¿Qué estoy haciendo aquí?

—¿Eh?— finge confusión.

—¿Cómo llegué hasta aquí?— aclara.

—Ah.. veniste demasiado ayer, y fue más fácil traerte acá, que dejarte con tu amiga.

—¿Por qué no recuerdo casi nada? Sólo que estábamos hablando y trajiste bebidas. Sólo eso.

Jungkook se encoge de hombros, mientras desvía la mirada hacia el suelo.

—Bueno, ahora que estoy aquí..— vuelve a ganarse la mirada del varón— ¿qué harás conmigo?

Su comentario logró hacer reír levemente al mayor. Se acercó con pasos lentos y firmes hacia la chica curiosa, una corriente invadió su cuerpo al tenerlo tan cerca.

—¿Qué quieres que haga contigo?

Traga en seco, sin saber qué decir.

—Habla, Yeji— ordena, con un tono suave.

—No lo sé.

Sonríe pícaramente.

—¿Esos nervios acaso te los provoco yo?

—¿Qué.. nervios?— titubea.

—Es oficial, Jeon Jungkook, no sólo provoca nervios, también sonsera ¿no?— bromea.

—¡No soy una tonta, Jeon!— exclama.

—Acabas de comportarte como una. Asume una actitud madura y dime qué quieres que haga contigo.

Endurece sus facciones, conteniendo la rabia interna que se apoderó de ella desde que le llamó tonta. Sabe que si guarda silencio, él la molestaría, por lo que no quiso quedar mal, prefirió curiosear descaradamente –aunque los nervios la aniquilaran internamente–.

—¿Qué quieres hacer tú, Jungkook?

El pelinegro observa detenidamente el rostro y lo poco visible de su cuerpo cubierto por la tela de la manta.

—Empezaría por retirar esta tela— comenta, haciendo que la chica cubra más su cuerpo.

—¿No lanzas unos piropos antes?— cuestiona ofendida, por su comentario tan directo.

Ríe sarcásticamente.

—Mira, yo no pierdo el tiempo con esas boberías. Creo que esto te lo he dicho antes, no me hagas repetirlo— niega autoritariamente, provocando que la chica se sintiese intimidada.

—Cierto— baja su mirada.

—Pero..— vuelve a conectar sus ojos con los del pelinegro— ¿qué quieres hacer tú? A ver..— se acerca para sentarse junto a ella sobre la cama— si te besara ¿correspondieras?

—Quizás..— responde tímidamente.

—Suficiente— tomó su rostro sin un toque de delicadeza y juntó sus labios en un beso hambriento, que demostraba lo bien que tomaba el control, el chico.

Yeji, rendida a sus labios, correspondió rápidamente, aunque aún con timidez.

Y es que anhelaba rozar sus labios con los suyos, le parecía demasiado atractivo y le causaba gran curiosidad.

Mientras que para Jungkook, era un simple beso, algo normal que puede pasar con cualquier otra chica. Tendría que comenzar a atraerla sexualmente, y así lo haría.

Con su mano derecha comenzó a ofrecerle leves caricias sobre su cuello, hasta los hombros, ganándose suspiros leves por parte la contraria.

La chica había tenido encuentros íntimos en su pasado, la experiencia no fue tan mala, pero tampoco le gusta hablar sobre su vida sexual. Disfrutaba de cada caricia, de aquellos finos labios que buscaban debilitarla sentimentalmente de manera indirecta. Jungkook sabía cómo atrapar entre sus manos a una chica, y sin duda, Yeji no sería la excepción.

Mordió su labio inferior, haciéndola jadear en un tono bajo; no era escandalosa.

Siendo honesto con él mismo, sólo le parecía lindo el rostro de la chica, porque no le llamaba para nada la atención su cuerpo; le parecía demasiado delgada, cuando él había tenido encuentros con mucha más carne anteriormente.

Intentando alejar aquellos pensamientos, tomó la cintura de la pelinegra, acercándose cada vez más a ella. La recostó suavemente sobre la cama, y comenzó a repartir besos sobre su cuello y clavícula. La fémina no razonaba. Cuando el varón se dió cuenta de que estaba dejándose llevar sin problema alguno, se detuvo.

—¿Por qué te detienes?— cuestiona confundida, al sentir sus caricias detenerse en seco.

Jungkook sólo sonrió con malicia y se levantó de la cama, dirigiéndose hacia la puerta; quedando parado ahí.

—Te estoy hablando, Jungkook.

—Nada. Sólo que.. no quiero incomodarte, está claro que una niña cómo tú no está acostumbrada a este tipo de cosas, y más con tanta rapidez— se burla indirectamente, lo cual ofende a la fémina.

—¿¡Qué estás queriendo decirme!?

—Descansa, iré a ducharme— indica mientras esboza una sonrisa burlona, para luego retirarse de la habitación, dejando frustrada a la fémina sobre la cama.

Stay Alive |전정국| ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora