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— ¡Aiko-san! – yo sólo reí ante aquello.

Giré a ver a la dueña de aquella voz, y sonreí en grande, adoraba esto, me sentía realizada, pero no todo es color rosa...

— ¡Aiko! – odiaba ser reprimida, sólo quería ser libre un momento...

Me detuve de golpe, esa voz...

— Papá...- muy pocas veces lo he visto ser cariñoso conmigo, espero que no me regañe.

— ¿Qué te he dicho sobre correr? – reglas y más reglas.

— Que no lo haga.

— Eres una Hitsu, compórtate como tal – dijo, yo sólo asentí

— Si papá.

— Ve adentro, tus maestras ya llegaron – una vez dijo eso me retiré del lugar.

Entre a la habitación en ella se veían un par de señoras, la una era alta y regordeta, y la otra era demasiado delgada, ambas eran hermanas, cada una enseñaba cosas distintas...

— Buenas tardes, lamento el retraso – dije dando una reverencia en forma de saludo y disculpa.

— Oh cariño, no te preocupes, acabamos de llegar, ve a traer tus cosas con calma – dijo la señora mayor.

— Y ponte algo cómodo – esta vez comentó la otra señora.

Eran muy amables conmigo, no tenían hijos asique por el momento mantenían toda su fortuna entre ellas, lo cual me sorprende, son mujeres bonitas y amables.

Al llegar a mi habitación fui con calma, mamá debe estar cerca y detesta que corra.

— Aiko – de nuevo, miré a quien me llamaba con una voz imponente.

Miré a un lado de mí, ahí estaba mamá, vestía igual de elegante que siempre, hice una pequeña reverencia.

— Mamá – dije algo tímida.

— ¿No deberías estar en tus clases? – siempre ha utilizado ese tono de voz, aunque a veces no lo hace.

— Estoy en eso, iré por mis cosas – quería irme de ahí rápido.

— De acuerdo – Luz verde, y comencé de nuevo con lo mío.

Di otra reverencia y caminé lo más rápido posible, mamá suele ser más estricta que papá.

Con el tiempo comprendí que debo hacerles caso, hace mucho que deje de ir a la escuela, extrañaba hacerlo, quería volver a ver a mis amigos.

Miré mi habitación con detenimiento, pero de forma rápida, esta había sido remodelada varias veces, ahora tengo una estantería llena de libros de muchos niveles académicos, tengo ropa formal, no tengo juguetes, apenas un par de peluches que los cuido mucho, cortesía de mi tía. También algunos dibujos cortesía de mi primo.

Tome las cosas rápidamente para ir a estudiar, a veces sentía que este tipo de cosas, suelen ser demasiado fáciles para mí.

— Ya estoy aquí, disculpen la demora – dije, ellas sólo me sonrieron, de verdad son muy amables.

— Oh querida no te preocupes, muy bien empecemos – dijo la maestra más cercana.

— Bien, esta vez veremos algo de álgebra de segundo grado – esta vez fue la que se encontraba algo alejada.

Tome mi cuaderno para tomar apunte...

La tarde se había ido en casi sólo números y ejercicios, adoraba a estas señoras, eran muy amables conmigo, pero, se portaban de forma sería cuando alguien se acercaba.

Reina de Tokio - Manjiro Sano (Mikey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora