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Sentía que el tiempo pasaba tan lento...

¡Lunes!, jamás creí que amarías tanto los lunes, ya escuchaba a mi primo gritar alrededor de mi...

En este pequeño tiempo, mis padres me prestaron más atención por así decirlo, anoche me vinieron a leer un cuento y a darme las buenas noches, algo muy extraño, pero está bien.

Cuando llegamos, la tía Salió a recibirnos, instintivamente la abracé, pero, un ruido hizo que me separe, Take venía corriendo hacía mí, yo hice lo mismo, me hablaba de muchas cosas, pero trataba de comprender la mayoría de lo que decía.

— ¡Mamá!, ¿podemos ir al parque? – miré a mamá que se veía tranquila conversando con la tía, papá me hizo un además y me acerqué, puso un poco de dinero en mi mano.

— Vayan con cuidado, y cómprense un helado – sonreí en grande, me despedí de ellos y junto con Takemichi salimos.

— Vamos, no seas aburrida, ¡vamos! – la verdad era que quería ir al otro parque, estaba un poco lejos, pero, llegaríamos sanos y salvos.

— Takemichi, no.

— Por favor.

— Está bien, pero, sólo un momento.

— ¡Sí!

¿Por qué no puedo decirle que no?, es agradable verlo alegre, creo, que es mi única luz de todo lo que ha pasado...

— Aiko-nessan.

— Dime.

— ¿Cuánto tiempo te quedarás?

— No losé, mamá y papá dicen que no debo encariñarme con los niños que conozco.

— ¿Vas a volver?

— Sí, siempre volveré aquí.

— ¿Lo prometes?

— ¡Lo prometo!, volveré contigo y los tíos.

— ¿Y la abuela?

— Sabes que no le agrado.

— Si..., pero, envíame una carta siempre que puedas.

— Trataré de hacerlo...

La luz verde nos dio paso para poder cruzar la calle, esta vez vine con mi primo para acompañarlo, decía que nadie quiere jugar con él, y yo sólo me preguntaba el por qué.

Cuando estábamos unos minutos en el parque, donde realmente es muy diferente a lo que estoy acostumbrada, hay muchos niños, sólo había visto a los de mi escuela, pero, ellos eran muy calmados, y con el tiempo deje de ir para estudiar en casa.

Takemichi a mi lado simulaba ser un super héroe, de pronto, escuchamos un grito, un niño estaba molestando a una niña, una niña muy bonita, mi primo salió corriendo directo hacía ellos, y yo me quede ahí.

Aquel niño recibió un fuerte golpe, era increíble lo que había hecho mi primo, todos nos quedamos mirando, la niña se veía bastante admirada, pero, eso hizo que una molestia en mi creciera, no lo entendía.

Cuando me iba acercando vi a otro niño escondido viendo todo.

— Me convertiré en el criminal número uno de Tokio...

Y con eso, mi primo se fue golpeado, miré de nuevo al niño y seguía ahí, asiqué me acerqué.

— Hola.

— ¿Uh?, ¿me hablas a mí?

— Sí, eres el único aquí.

— Oh, bueno, yo...

Reina de Tokio - Manjiro Sano (Mikey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora