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Comencé mi camino para ver a Manjiro, cuando llegué Baji, Seishu y Draken estaban ahí, miré a Emma, estaba preocupada, y sólo me dejé caer junto a Manjiro abrazándolo, odiaba esto, de verdad lo hacía.

— Asiqué a ti también – asentí – cada vez se está complicando esto.

— Enfrenté a la líder de Brahman, los amigos de Shinichiro estaban con ella, supongo que vendrán otras pandillas.

— Lo mismo, ella vino hacia mi de igual manera – miré a Baji que solo masajeo su cabeza – trató de golpearme, pero descubrí que era chica, asiqué me detuve.

— ¿Y a ti Draken?

— El líder de Rokuhara Tandai, vino por nosotros, y no descansará hasta que me una, el es quien me preocupa más.

— Entiendo, es frustrante esto.

— ¿Hacemos otra pandilla? No podemos protegernos así por así – miré a Manjiro y negué.

— Hay alguien que puede ayudarnos, pero, no lo he visto en mucho tiempo.

— ¿Quién? – suspiré un poco sacándolo algunas tarjetas – tienes muchas tarjetas, ¿por qué este es de un cura? – golpeé a Baji por eso – tienes hasta de uno de vestido de novia.

— Aiko y yo lo hablamos, incluso vimos todo lo que se hace para una boda, como la adelantaron unos años, nos casaremos pronto, cuando consiga su título – asentí feliz, sorprendiéndolos.

— Si que sorprenden – reí por Draken – espero ser el padrino.

— Hemos pensado mucho en eso, aun no nos decidimos, pero, dejé de lado a los Haitani, hablando de eso, ellos pueden ayudarme – asentí y empezaba a llamarlo, pero Draken me detuvo.

— Vi a los Haitani con South Terano, no se veían bien, al parecer los golpeó.

— Ya veo... - bajé mi ilusión – no quiero unirme a Brahman, si lo hago, deberé pelear de nuevo, y South trabaja sucio, tiene la mente podrida de Kisaki, si se entera de esto matara a los que Kisaki no pudo hacer.

— Entrar y no entrar, todos corren peligro – asentí, pensé un momento, hasta que algo se me vino a la cabeza – están solo Rokuhara Tandai y Brahman, ¿verdad?

— Si.

— ¿Qué hay de Sanzu? ¿qué paso con él? – miré a Manjiro y lo pensó por un momento – Muto saldrá pronto de prisión, lo más probable es que lo mate, si no lo ha hecho ya, por haberte traicionado.

— Pero ahora no está conmigo – asentí y me levanté – Aiko, ¿dónde vas?

— Iré a caminar, tengo un presentimiento.

Salí de ahí, caminé hasta el templo, ahí vi una cabellera blanca, iba a ignorarlo, pero de todas maneras me acerqué, pateé un lata, y me agaché a recogerla.

— Mi reina – miré a Sanzu frente a mí.

— Sanzu, no te había visto en mucho tiempo, ¿cómo has estado?

— Bien.

— Ya veo, recordé que Muto pronto saldrá de prisión, ¿qué harás? Te cuido un tiempo, de verdad te apreciaba.

— El traicionó a mi rey, no merece estar a mi lado.

— Comprendo.

— ¿Y mi rey? – no quería, pero debía.

Reina de Tokio - Manjiro Sano (Mikey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora