Capítulo 2 | Receso.

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Elex apareció desde unos árboles cercanos.

—Supongo que tus sentidos son más agudos de lo que pensé —dijo.

La mirada y la postura de Agus habían cambiado otra vez.

—Bienvenido —manifestó mientras dirigía su mirada hacia mí.

—¿A qué se debe la amabilidad? —quiso saber Elex.

—Valerian me acusó de ser hostil contigo.

—¡Oye! —interrumpí. —Yo solo dije que podías ser amable.

—¿Interviniste por mí? —preguntó alegre.

—¿Por ti? —Agus rio burlón. —Creo que Valerian solamente trata de mantener la paz entre nosotros. Sabe que desconfió de ti y que me tomará tiempo relacionarme contigo.

—Considero que Val puede responder la pregunta por sí mismo. Val, ¿podrías? —refutó Elex. Y antes de que yo pudiese articular una palabra, Agus respondió una vez más.

—Valerian no tiene que probarte nada soldado.

Me sentí atrapado una vez más entre los dos. Tomé una gran bocanada de aire.

—Oigan ponen tenso el ambiente otra vez, si quieren saber lo hice por ambas razones, así que los dos están en lo cierto. Hubo un silencio incómodo.

—¿Quieres nueces? —Agus rompió la tensión y Elex se sentó a su lado.

—Tengo novedades. —Anunció quebrando una nuez con la fuerza de su puño.

—Si las quiebras con una piedra, el fruto se mantiene intacto. Dejando tu alarde de fuerza a un lado, las novedades ¿incluyen peligro?

—Tengo la orden de persuadirlos para que vuelvan, pero no se me ocurrió una forma de hacerlo —anunció Elex.

La perspicacia de Agus se hacía presente una vez más.

—Entonces quien está detrás de esto es el hada.

—No voy a mentir, en realidad no quiero. Podrías estar en peligro Val.

—¿Tanto qué no puedo llegar a Equus? —cuestioné.

—Deja que el soldado hable sin decir demasiado, podría tener problemas con el hada —ordenó Agus.

Elex se mostró sorprendido.

—Gracias, aprecio esto. —Elex aclaró su garganta y continuó hablando —El general ordenó que volviera contigo, no parecía estar preocupado por Agustín, pero hizo énfasis en que tú debías volver.

—Genial. Entonces volveremos. —anunció Agus con voz decidida.

—Pero estamos más cerca de Equus que de Nesgigthai —contesté enseguida.

Serendipia | ConociéndonosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora