Capítulo 13 | El nuestro será mucho mejor II

74 15 6
                                    



¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.





—¿Dormiremos juntos?

—Solo será así si tú quieres.

Seguí recorriendo su cuerpo sobre las sábanas, las curvas de Valerian conformaban mi deseo y se grababan en mis manos. Lo anhelaba, pero no con el cuerpo, sino con el alma.

La parte más oscura de mí quería poseerlo hasta que supiera que me pertenecía y la parte más delicada quería ser uno con él y decirle que le pertenecía, que era todo suyo.

En cuerpo y alma yo le pertenecía a Valerian. Todo mi ser estaba danzando en un fino límite llamado respeto.

Me abrazaba a la poca cordura que me quedaba y palmo a palmo dibuje la silueta de Valerian en mi mente con mis ojos cerrados.

—Agus... No estás dormido ¿Verdad?

—No— abrí los ojos— ¿Te sientes mejor?

—Tengo algo de sed— se sentó para beber del agua que estaba en el velador y después volvió acostarse sobre su estómago, su conciencia había vuelto, descubrió sus pies y jugó con ellos en el aire— gracias por ayudarme.

—¿Recuerdas todo? — inquirí.

—No, para ser sincero, ¿Me contarías?

—Estabas hablando del tipo que te besó.

—Yo no sé qué decir.

—Entonces no digas nada—

Nos quedamos largas horas en silencio, mirándonos el uno al otro, sintiendo la respiración de ambos; descubriendo por mi parte el cuerpo de Valerian. No cruzaría ningún límite que lo quisiera, no se mostraba incómodo, pero tampoco hizo algo por avanzar. Valerian seguía siendo para mí aquel libro, aquel libro abierto un tanto ilegible.

"Todo es posible con mi cariño" había dicho Silas y tenía razón Valerian era sensual, tímido, adictivo, atrevido, noble, encantador, en síntesis, era la mezcla perfecta para poner a prueba mi decencia.

Su atractivo no residía únicamente en su físico, sino también en sus modos, su lenguaje, sus maneras de expresar sus sentimientos, la forma con la que miraba a los que quería. Todo en él, hasta el más mínimo defecto en consideración suya a mis ojos, era perfecto.



 Todo en él, hasta el más mínimo defecto en consideración suya a mis ojos, era perfecto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Serendipia | ConociéndonosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora