Valerian comenzaba a tener un poder sobre mí al cual me rendí por completo. Quería abandonarme a la confusión que me provocaba sentir tantas cosas por primera vez. Él no había respondido a mi negación de romper el lazo, por el contrario, evitó el tema argumentando que estaba cansado y el brujo abandonó la habitación.
Durmió dándome la espalda toda la noche y cuando desperté él ya no estaba en la cama.
Cuando lo busqué Silas me advirtió que había despertado de mal humor y que acompañó al soldado a un recorrido por los alrededores.
Fui en busca del brujo.
—Yo que tú le daría espacio— dijo en cuanto estuve cerca.
—¿Cómo supiste que era yo?
El brujo estaba sentado en el suelo, supuse que meditando, puesto que tenía los ojos cerrados.
—Por esto— respondió señalando la piedra en su frente— es mi tercer ojo y funciona muy bien.
—Quiero explicarle lo que pasó y hablar con él.
—Tú no puedes explicarle nada por qué no eras tú... Eso sería mentir. Déjalo estar solo por un momento, no lo presiones. Tu tiempo no son como los suyos. Respeta su espacio y no trates de imponerte ante él. Respétalo.
—Dijiste que había cosas que debemos aprender por separado. Enséñame.
Él sonrió y abrió los ojos. Se levantó de un salto y todo su cuerpo parecía dichoso de haber escuchado mis palabras. Se encargó de comunicarle a Silas que saldríamos y que yo había aceptado abrir mi mente y fortalecer mis dones.
—Cuento con ustedes— dijo Silas.
—Volveremos pronto— anunció el brujo.
—¿Cuánto demoraremos? — quise saber.
—Lo que ella considere— respondió y conjuró un hechizo en algún otro idioma que no conocía. Una nube de algo parecido a la tinta nos envolvió. Tardé en notar que no era tinta sino sangre y la piel se me erizó. Y lo último que escuché antes de perder de vista por el completo el palacio de Nesgigthai; fue un "¡Mierda!" por parte de Silas que sonaba asombrado.
Un tétrico bosque se alzó desde la sangre que llegaba a la altura de mis tobillos. Lánguidos árboles parecían observarme a través de sus ramas y la luz de la luna roja teñía nuestra piel de colorado.
—¿Quién me busca? — una voz atravesó el silencio.
—Flech, un brujo y alguien que busca su don— respondió tranquilo.
Un aliento helado se posó en mi nuca y lo sentí correr por mi espina dorsal.
—Déjanos verte por favor— Flech no estaba asustado en lo absoluto.
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Serendipia | Conociéndonos
FantasyConocerse llevará a Val y Agus a retroceder. El destino es en ocasiones doloroso. Conocerse a uno mismo puede ser tedioso, conocer a tu destino... Fascinante y Amar es desgarradoramente hermoso. El lazo se fortalece y un traidor mueve las piezas del...