Capítulo 11 | El beso que me pertenecía.

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Valerian insistió en cambiarse de ropa. Llevó consigo mucho más de lo que había visto; todo encogido y algunas cosas en frascos. Cuando abrió la puerta yo estaba esperándolo con Kala.

-¡Agus! ¿Estás listo? - salió a mi encuentro intentando ponerse un collar de perlas tan delicado como sus manos.

-Luces radiante- aseguré. Valerian estaba usando unos pantalones negros que parecían de cuero, una blusa de un color claro con un profundo escote en el pecho y mangas amplias que resaltaba el color de sus ojos y la forma de su cintura.

-¿No crees que es demasiado? - movía sus brazos de forma tierna mientras se miraba a sí mismo.

-No. A Silas le encantará verte así, en realidad creo que el hada no será el único que te mirará. Te ves encantador.

No reconocía al Agustín que podía hablar de forma fluida con Valerian ni mucho menos al que le hacía cumplidos de forma tan natural, pero todo valía la pena cuando veía su reacción.

-No seas exagerado- tapó su sonrisa con la palma de su mano.

-No exagero. Ojalá pudieras verte con los ojos que yo te veo.

-Quizás ahora me entiendas y puedas tú también verte como lo hago yo.

-No puedo acompañarte vestido así- cambié de tema; no quería recordar el reciente pasado donde estaba ciego de egoísmo y no había visto lo que Valerian me ofrecía. En el fondo aún era un cobarde.

Él esperó pacientemente mientras me cambiaba. No tenía ropa tan elegante y fina como la de Valerian, pero si algo más acorde a la situación. Dejamos la casa después de cerrar y asegurar puertas y ventanas.

-¡Cuñado! Sí que has domado a Tini- La mocosa había estado por quién sabe cuánto tiempo escondida en un matorral cercano.

-Llevamos prisa, no estorbes- respondí antes de que Valerian contestara algo, tomé su mano y nos alejamos.

-¡Estaré aquí por un rato! ¡Y solo para que sepan están yendo en la dirección equivocada! - Valerian se detuvo y en consecuencia también yo.

-¿Por dónde? Y no te burles.

Aster guardó silencio, entonces Valerian intercedió por mí.

-Aster, mi amigo, nos invitó a una ceremonia especial para ellos.

-Lo sé, llevo aquí el suficiente tiempo como para saberlo. Muy guapo ese amigo tuyo.

-¿Quieres acompañarnos?

-¡No! Solo causará problemas- Me negué.

-Gracias cuñado, pero desentonaría allí. Pero puedo guiarlos.

Aster puso las manos en la tierra húmeda. Valerian la imitó.

-Concéntrate. Respira profundo y siente la tierra en tus manos- ver la forma en la que Aster validaba la presencia de Valerian en nuestras vidas me hacían sentir dichoso. Tenía a las personas más importantes en mi vida frente a mis ojos, creando un vínculo además de mí.

Serendipia | ConociéndonosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora