Fiel A Ti [BORRADOR TERMINADO]

Capítulo 12

Luego de haberle dicho a Margaret que cuidaría a su hija, nos fuimos a la fiesta. Llegamos luego de veinticinco minutos de trayecto, Louis había estado bromeando con Olive sobre las chicas que no lo iban a ver—por lo guapo que estaba—Olive por supuesto lo molestaba diciéndole que él sería quien se las perdería. Touché.
 
Bajé de la camioneta y la rodeé rápidamente para abrirle la puerta a Olive y ayudarla a bajar con cuidado, pues era un poco alto y ella levaba tacones, no quería que se tropezara al pisar mal. 
Una vez fuera del auto, le ofrecí mi brazo y ella lo agarró, listos para encaminarnos al salón. Mientras nos acercábamos la miré de reojo, ella estaba observando todo con sumo detalle.
 
Me aclaré la garganta y me incliné un poco hacia a ella.

—Estás preciosa—le susurré.
Precipitadamente ella volteó su rostro hacia mí y por coincidencia nuestras caras quedaron muy cercas de la otra. Me aproveché de la situación y le di un beso en la frente.

Ella me sonrió. —Gracias.
Cuando pasamos por la entrada, encontré a mi familia esperándonos tal como lo habíamos acordado horas antes.

—Ella es Olive Davies, mi acompañante—la presenté.

—Hola Olive, un placer conocerte—saludaron los gemelos al mismo tiempo que estiraban la mano para estrecharla con la de Olive.

Olive se rió por la sincronización casual y los saludó, posteriormente también a sus acompañantes, de las que estaba segurísimo de que eran sus secretarias.

—Hola, soy Ralph, el papá de Pierre, gracias por acompañar a mi hijo esta bonita noche—saludó papá.

El sistema, sin embargo, la saludó con una sonrisa forzada bastante obvia. Se notaba que la presencia de Olive la molestaba de sobremanera. Pues bueno. Qué me importa.
 
El comienzo de la noche transcurrió con mi familia saludando a todos sus conocidos, Olive estaba bastante bien, se estaba desenvolviendo muy bien, ella era magnífica conversando con las personas. Era una mediadora.
 
—La enfermedad hoy en día es un gran negocio—opinó Olive.

Ella estaba hablando con Charles Lochlain, un famoso empresario que tenía más de mil adquisiciones farmacéuticas. Uno de los poderosos.

—Algunos consideran que la ciencia es solo ciencia, su aplicación está en manos de unas ratas, disculpa la palabra, pero no está equivocada.
—¿Qué solución pondría usted? —le preguntó Olive.

Charles sonrió. —¿Qué solución pondrías tú?

—Organizarnos y luchar contra esos bichos, contra la burguesía, y construir un mundo realmente socialista. Y no como lo venden los socialdemócratas. Debemos aplicar la teoría de la revolución, que hace siglos nos lleva a cuestas sin tomar el mundo como clase obrera. No refiere a la revolución Bolivariana, sino a la revolución Rusa. Como organizar contra la propiedad de los medios de producción.

—¿Un ejemplo? —le pidió él.

—Los dueños de las farmacéuticas.

Entonces Charles se quedó callado, como si apenas analizara todo lo que Olive le estaba diciendo. Ella le había dado al blanco.

—Es que la diferencia entre las religiones y la ciencia, es el saber o el creer—continuó ella—y en el socialismo no se cree, tal y como ha mostrado Venezuela, se sabe.