Capítulo 42 "Complemento"

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-Estoy un poco confiado, es mucho trabajo el que tengo que apenas si puedo atender la dulceria.- Habla mi jefe, el señor Oscar, quien acomoda unas cuantas bolsas de dulces en los estantes, mientras yo, le paso algunas bolsas de mercancía.

-No dudo que pueda ganar, yo lo apoyo.- Le digo, el sonríe. Ha decidido postularse como candidato para presidente de la ciudad, su vida política parece apenas iniciar, pero tiene ya un largo historial.

-Espero que tu padre también lo haga.- Bromea, sonrío. Miro mi reloj, faltan algunos minutos para mi hora de salida, jamás había estado tan emocionada por salir del trabajo, pues sé que al salir me estarán esperando unos ojitos color miel. Con aquellos nervios en el estómago, me apuro a realizar varias tareas, sonriente de que mi día laboral concluya. Acomodo la mercancía nueva, busco incluso algo que llevarme a casa, chocolates, gomitas, bombones...

-Me has ayudado mucho esta semana cubriendo días extra, hoy puedes irte  ya a descansar.- Mis pensamientos se ven interrumpidos, el señor Oscar me entrega un sobre con mi paga, y una dotación de dulces. Sonrío satisfecha por observar el dinero ganado en esta semana.

-¡Gracias! Lo veo mañana.- Le digo con una sonrisa.

-Oh no, mañana tengo unos pendientes y no podré abrir, nisiquiera mi nieta podría ayudarte en la tienda. Pero en la semana estaré llamándote para que puedas venir, si puedes.- Me dice. Sonrío mientras muevo mi cabeza en señal de "Si" no puedo creer lo feliz que me pone no venir a trabajar.

Me voy a buscar mi mochila, mi teléfono vibra en señal de mensaje y no tardo mucho en atender:

-"Ya estoy cerca de la dulceria, te extraño mucho, te amoooo" 7:15 p.m.

Sonrío mientras leo los mensajes de Jos, me despido de prisa, sin buscar ayudar en otras actividades, el señor Oscar se ofrece a llevarme a casa, pero me niego, pues sé que Jos ya me está esperando. Tomo mi mochila con prisa, saliendo como si fuera la primera vez que voy a ver a Jos después de un largo tiempo.

Sin embargo, no lo veo por ningún lado.
Miro mi teléfono en busca de alguna señal, pero no encuentro pista de él.  Me alejo un poco de la dulceria dando unos leves pasos, no quiero que el señor Oscar me vea.

Pasan los minutos de la manera más lenta posible, mis nervios aumentan aun más, me imagino millones de escenarios, donde él simplemente regresa a casa, o se pierde en el camino.

-Ya te dijo que venia, deja de ser tan exagerada-

Me regaño, mientras trato de convencerme que el vendrá. Me concentro en mi teléfono en espera de algún otro mensaje.

-¿Que hace una niña como usted en la calle a estas horas?- Unas manos rodeando mi cintura y una calida voz en mi oido me hacen dar un salto repentino.

-¡No hagas eso!- Le aquejo cuando me doy la vuelta, soltandole un leve golpecito en el brazo, el ríe por mi acción. Con algo de pena, me acerco y lo abrazo, cuando me separo, él me mira y deposita un beso en mis labios.

-Por un momento olvidé donde estaba la dulceria donde trabajas, pero ya estoy aquí.- Me dice, mientras toma mi mano, como algún reflejo, mi mano lo toma con fuerza.

-Por un momento pensé que no llegarías.- le digo, hemos comenzado a caminar rumbo a mi domicilio.

-¿Crees que podría faltar a pasar contigo la noche?- Me dice, suelto una risa nerviosa, a causa de su comentario.- ¿Tu padre se ha ido?-

-Si, desde la mañana.- Le digo con mínima importancia, me sorprendo de mis futuras acciones, una vez más, Jos estará conmigo, sin que mi padre lo sepa o tenga una mínima sospecha.

"Querido Diario" |Jos Canela|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora