35. Verdadero perro de caza

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Yeosang disparó su arma reglamentaria sin pensarlo dos veces, estaría loco si permitiera dejar huir a su presa. Kang se acercó al cuerpo inerte del criminal que pretendía huir, incluso se permirtió patearlo solo por diversion.

Su compañero recien llegaba y se suponia que debia cuidarle las espaldas.

—¿Lo mataste?— El de unfirme luce conmocionado.

—No iba a permitir que huyera, ademas si no actuaba, el muerto seria yo— Se defiende Kang.

—Aqui, oficial Shin, necesitamos paramédicos, hay un hombre caido...— Su compañero se comunica por el transmisor.

Yeosang rueda los ojos por lo moralista de su compañero. A él solo le interesaba cumplir la mision y ya estaba hecho, habian logrado intevenir un bar que escondía una pequeña factoria que se dedicaba a adulterar licor y uno de los cabecillas habia huido, Yeosang no se sentia culpable por haber actuado rapido y darle alcance.

Aunque salir en ese tipo de misiones, ya lo estaba aburriendo, no le veia caso estar detras de unos criminales de poca monta. Él no estaba hecho para usar un uniforme y 'hacer cumplir la ley', creia que era hora de cambiar de rumbo y metas.

Él ya no necesitaba seguir fingiendo o pretendiendo ser algo que no era.

Se quitó la placa y la tiró al suelo, y tan solo se fue, dejandolo todo y sin ver atras.

Yeosang revisó su móvil, notando el mensaje de texto que esperaba, asi que prefirió llamar personalmente.

—"Oficial Kang, tengo listo el encargo que me ordenaron conseguir"— Responden enseguida desde el otro lado de la linea.

—Bien hecho Francis, llévalo al lugar que quedamos, estaré pronto allá— Responde de buen humor.

[...]

En los años que estuvo usando una placa y uniforme, solo tenia la mision de estudiar a detalle el funcionamiento del lugar y Yeosang se aprendió exitosamente cómo funcionaban las cosas ahi dentro.

El lugar se regía por rangos, desde el policía novato hasta el jefe directo. Pero Kang ya habia averiguado quién realmente mandaba entre ellos y no era precisamente quien deberia, no, Zheng tenia bien metidas sus manos en la institucion del orden, con los años, sus ordenes eran acatadas sin rechistar y eran pocos quienes sabian la verdad.

Su pereza, como sus superiores le denominaban, era solo una actitud que aunque otros lo vieran gracioso o molesto, este tenia el fin de pasar desapercibido y hacer bajar la guardia de los demas. Su meta, era algo simple, borrar en cada ocasion que se podia, el historial criminal de Júpiter. Sin que nadie lo notara, esos cargos desaparecian hasta solo quedar registros con delitos menores.

Ademas, su trabajo iba mas allá de solo alterar una base de datos, tambiem se encargó de hacerse imprescindible para Zheng y algunos oficiales del ejercito, a la vez que descubría sus jugadas sucias y corruptas. Ahora mismo, él era un artefacto mucho mas peligroso que un explosivo potente, tenia en sus manos a la mayoria de sujetos poderosos que tenian sus manos manchadas, ciertamemte a nadie le convenia que hablara y por eso, viendolo como aliado, lo llenaban de consideraciones para tenerlo callado como una caja de secretos que nadie debe abrir jamas.

Todo se hizo siempre como él quiso, cada accion fue planeada por él y nadie lo habia notado.

Él solo era como un niño que jugaba con unas piezas de lego, las armaba y desarmaba cuanto quisiera, solo para divertirse.

Y ciertamente, con quien mas se divirtió fue con Zheng, siempre le resultaba gracioso verlo rabiar y enloquecer solo por culpa de un sujeto al que conocía como Marte. Su curiosidad le hizo entrometerse y por eso, no dudó en seguirles el juego.

EL SECRETO DE MARTE | SeongJoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora