39. El secreto de Marte (pt.2)

87 27 14
                                    

Luego del horrible incidente, me tomó tiempo asimilarlo y empezar a vivir con ello.

Me encargué del sepelio, ya que yo fuí el causante y su madre el testigo silencioso que no planeaba delatarme. En cada ocasion, ella me convencía de jamas decir una sola palabra, pues mi hijo de tres años era la prioridad y por quien no podia derrumbarme.

En mis momentos de crisis, me encerré en mi propia soledad, luchando con esos demonios que llenaban en mi de culpa y odio.

Alli fue, que producto de mi mente estresada y colapsada, lo oí por primera vez...

Fue tan claro y real, que me tomó por sorpresa.

Una tarde cualquiera, en que estaba encerrado en mi habitacion y con las luces apagadas, en uno de mis episodios de ansiedad por la culpa, él me habló, fuerte y claro en mi mente.

"Deja el drama y compórtate como hombre... superalo yá". Fue lo que me dijo de la manera mas gruñona y arisca.

Era mi misma voz, pero mas agresiva.

Alterado por estar sufriendo alucinaciones, como colmo a mis problemas, salté de mi cama y encendí todas las luces, espantado, revisé por toda la habitacion, solo para saber que estaba solo.

Desde ese día extraño, no hubo un solo día en que no oyera esa voz en mi cabeza, aquello me obligó a salir de mi encierro. Debido al sitio donde vivía y sabiendo lo costoso que era ir a un médico, opté por ir a una biblioteca publica que me brindara informacion de lo que me pasaba.

Casi a diario, por una hora al menos, estaba metido en la biblioteca, buscando respuestas y claro, de vez en cuando haciendo el ridiculo cuando le gritaba a la nada, exigiendo silencio.

Lo único que pude hallar, fue que quizá mi padecimiento era un desorden de personalidad bipolar, me negaba a creer que estaba enloqueciendo o algo peor. Queria creer que todo lo ocurrido hace meses, fue el causante de mi actual estado y hasta lo creí probable, despues de todo, habia asesinado a la madre de mi hijo, nadie podría vivir tranquilo habiendo cometido tal crimen.

Busqué e investigué mas libros, encontré pocas maneras de mantenerlo controlado o al menos que mi condicion no empeorara.

.

Y lo primero que cambié, fue continuar mi vida, sin lamentaciones exageradas.

Conseguí un empleo como camarero del unico restaurante costoso que habia en esa pequeña ciudad, la paga era buena, asi que me esforcé por hacerme indispensable para el dueño que me contrató.

Aun oía las voces y de vez en cuando, mis compañeros de trabajo me veían raro cuando hablaba hacia la nada.

Con mi primera paga, volví al departamento donde Jonggie vivía con la abuela, les llevé una despensa completa, sobre todo alimentos que necesitaria un niño pequeño y porsupuesto algunos juguetes.

La mujer mas demacrada y canosa de lo que recuerdo, se alegró de verme despues de esos meses lejos y ciertamente me agradeció por los bíberes.

"¡Appá!". Oh, mi pequeño Jonggie, fuí feliz al verle un poquito mas grande y sonriente.

No dudé en cargarlo y abrazarlo. Por fortuna, él habia heredado pocos rasgos fisicos de la madre y eso era bueno para mi paz mental.

Me alegraba mucho que aun me recordara con cariño, me rompería el corazon si me tuviera miedo.

Le dí los juguetes que traje para él y a pesar de no ser la gran cosa, chilló de emocion y las estrenó en seguida, correteando y sujetando todos los juguetes a la vez.

EL SECRETO DE MARTE | SeongJoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora