CAPÍTULO 10

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El tiempo no se alargó mucho, de hecho estuvieron alrededor de 5 minutos en pleno vuelo hasta llegar.

-Aquí es Zamas, ven sígueme- el saiyan comenzó a descender.

El mencionado demoró unos segundos en reaccionar, cuando sus ojos visualizaron el lugar quedó estupefacto, quería verlo más de cerca aquel paisaje tan deslumbrante. Al descender y estar a la par de Vegetto, comenzó a apresurar su paso para llegar.

Vegetto iba a decirle que no se apresure, que no había alguien que los podía retener, pero se quedó callado, juraría que por medio segundo pudo ver una sonrisa, una inesperada sonrisa en el rostro del kaio... Al instante, el corazón de la fusión rebosó de alegría y satisfacción, un buen avance.

Al llegar a la zona, se pudo ver un gran risco, y frente a eso, las deslumbrantes luces del sol que caían sobre el gran valle, a pesar de la altura en donde se encontraban, se podía apreciar lo vistoso del paisaje y la notoria vida de magníficas criaturas que habitaban o que estaban de paso, el río que atravesaba el valle y las montañas que estaban a lo lejos servían como preciosos adornos, con tan sólo verlo tranquilizaba el ser de ambos, era tan hermoso, simplemente parecía un paraíso.

Vegetto se sentó apoyándose de un gran árbol, aún estando un poco detrás, no se perdía de la vista, pero sobre todo, no se perdía de las expresiones de su acompañante, a lo largo de los días era la primera vez que lo veía de esa manera -Sabía que te gustaría este lugar, por eso lo elegí-.

El kaio estaba sentado al borde del precipicio disfrutando de la vista, cuando oyó la voz del contrario dirigiéndose a él, se volteó un poco para verlo de reojo, había una pequeña sonrisa en el saiyan, por tal cosa el kaio se percató de la expresión que llevaba, rápidamente la borró y se incorporó para no hacer notar sus emociones -A decir verdad, no está nada mal, eso no significa que dejé de estar molesto contigo por la osadía que has cometido-.

-Fue para traerte aquí, de alguna u otra forma tenía que hacerlo ya que tú no quieres salir-.

-Nada justifica lo que has hecho, eres tan salvaje, por eso y más detesto estar contigo-.

Poco o nada le importó al saiyan.

-Aunque reconozco que...este tipo de lugar no se encontraba en el futuro, es una pena- a casi susurro dijo lo último, pero lo suficiente para que el contrario lo escuchase.

-“Tú sabes el por qué” - Vegetto sabía que no lo podía decir si quería que las cosas no se complicaran.

-Me dijiste que este lugar es muy tranquilo, no sería de mi asombro que los humanos arruinaran esta belleza-.

-Créeme que es poco probable que eso pase, muchos de ellos prefieren estar viviendo cerca de las ciudades o en ellas como Bulma, son pocos los que viven en este tipo de lugares y al parecer se está reduciendo el número de habitantes por estas zonas-.

-Difícil de creer, por no decir imposible-.

-No le des tantas vueltas a eso- no quería tocar ese tema, no era el momento.

Zamas escuchó que su acompañante se había puesto de pie y que había comenzado a caminar, no le dio interés, con tal de que no lo moleste.

-Oye Zamas-.

El mencionado se volteó un poco y observó que Vegetto le estaba ofreciendo un fruto -¿Qué es eso?-.

-Una manzana ¡Es muy deliciosa! ¿Quieres?-.

El kaio dudó un poco pero ¿que más da? -Como sea... Y mantén tu distancia ¿Quieres?- agarró la manzana rápidamente, como un arrebato.

-¡Está bien, esta bien!- tal y como le “pidió" se alejó y se dirigió donde estaba sentado anteriormente.

Ambas fusiones comenzaron a comer la fruta, tal como lo había dicho Vegetto, a Zamas le pareció muy deliciosa.

Eran alrededor de las 3 de la tarde, esta era la primera vez que ambos no discutían y que el saiyan no era agredido verbalmente, esto significaba mucho para él.

-Me parece extraño que Son Goku tenga más de un hijo y aun así él nunca a besado como tú dices-.

-No me lo recuerdes, ahora me parece raro y un poco...turbio-.

Estar ahí sin hacer nada aparte de platicar a causado que Vegetto esté un poco somnoliento , la tranquilidad de la situación y el ambiente lo estimulaba suavemente, sentía que se iba a dormir ahí mismo.

-No me digas que tienes sueño a esta hora- dijo Zamas refiriéndose al contrario.

-Digamos que un poco- a cada palabra que realizaba se notaba aún más sus ganas de dormir -Oye Zamas-.

-¿Qué quieres?-.

-Me alegra que- en medio de sus palabras se le escapó un bostezo -Me alegra que...te haya gustado....el lugar y que.... - trataba de controlar sus bostezos -Y que por fin hallamos podido hablar como siempre había querido....-.

Zamasu iba a responder pero al voltear y verlo dormido recostado al lado del árbol se ahorró sus palabras.

Este solo esbozó una pequeña sonrisa, se puso de pie y se fue al valle que se la pasó observando. Sentía esa necesidad de un poco de soledad.

Pasó el tiempo y faltaban alrededor de 15 minutos para que sea la hora de cenar. Zamasu estaba más que satisfecho, quería seguir quedándose pero comenzaba a tener hambre. Empezó a volar hasta llegar donde Vegetto.

-Que patético, sigue durmiendo-.

Se sentó al lado del cuerpo y lo empezó a llamar por su nombre varias veces para despertarlo, estuvo así durante un pequeño rato pero no dio resultado.

Al levantar la vista pudo ver que el sol ya se estaba ocultando un poco más.

-Imbécil, no permitiré que por tu culpa me quede sin comida-.

El kaio ya estaba un poco irritado, alzó uno de sus brazos, no era de su agrado esta situación tan infantil a su parecer, con una fuerza considerable le regaló con mucho cariño y aprecio tremenda bofetada a tal fusión.

-¡Aaaaah! ¡¿Por qué tenías que hacer eso?!- se levantó rápidamente, instintivamente llevó sus manos a la mejilla bien enrojecida a causa del golpe -¡Duele mucho!-.

-No me dejaste opción, no te despertaste por las buenas- desvió su mirada cruzándose de brazos -Deja de llorar por algo tan insignificante-.

-¡Es que me tomaste desprevenido!-.

-Te despertaste con facilidad cuando esa Bulma gritó para despertarnos-.

-Ella aveces asusta y tengo su voz histérica grabada en mi cabeza- aún con el dolor se puso de pie lentamente -Si que me dolió... ¿Mmm?- después de hablar alzó su vista -La cena debe de estar lista, seguro Milk está esperándonos, es hora de irnos- el dolor desvanecía de a poco pero la comida se enfría rápido. Extendió su mano con la intención de que Zamas la tomara para levantarse, quería ser amable.

Este al ver tal acción no hizo otra cosa que ignorarlo -No es necesario que hagas eso- dijo para después levantarse por su cuenta -Y vámonos de una vez que tengo hambre-.

-¡Yo también!- Vegetto a pesar del rechazo, tomó la mano del contrario para que este lo siguiera.

El kaio iba a protestar por tal cosa pero que más daba ahora, eso retrasaría el camino para llegar al hogar. A su perspectiva seguía odiando a Vegetto con la misma intensidad enfermiza como al principio, como cuando lo vió por primera vez, aún así, a pesar de que él no lo admita, en algún lugar de su ser, bien pero bien escondido, en el fondo pero muy en el fondo de su ser sabía que hoy no la había pasado tan mal a pesar de la presencia del susodicho.

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Tiempo al tiempo me dijo mi tío.

Bye :D

¡CONFÍA EN MÍ! [Vegetto X Zamasu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora