☆CAPÍTULO 34☆

2K 153 148
                                    

Ataque

Katerina

La sala queda en un profundo silencio tras las palabras de Arman, nadie se atreve a hablar, ni al menos mirarle a él. Están cabizbajo dándose miradas entre ellos, cosa que molesta más a Arman de lo que yo pensaba.

—Tuvisteis los huevos de mandar a mi mujer a una misión y también de poner a mi madre en peligro, pero no tenéis los huevos de reconocer quién es el puto traidor —todos siguen manteniendo ese silencio.

—Fracasó la misión —susurra uno de ellos que casi no se le puede escuchar.

—¿Quién lo ha dicho? —Pregunto acercándome a la parte de la mesa, proveniente del ruido.

Todos giran su cabeza hacía la persona, haciendo que este tense su cuerpo, porque no es más ni menos que el hijo de puta denigrante del otro día. Parece ser que eso de callarse la boca no sabe, además de saber que le soy superior.

Una risa de poco volumen sale de mi garganta, sin embargo, la sangre hierve en mi cuerpo.

—¿Puedes repetir lo que has dicho? —Cuestiono, acercándome a él con el mentón en alto.

Se da la vuelta dejándome ver su rostro de desprecio al mirarme, no obstante su mirada de furia no desaparece.

—He dicho...—deja de mirarme para mirar a Arman, volviendo después de minutos sus ojos hacía mí— qué has fracasado en la misión y que no mereces ser tratada como la Dama de la Mafia, no llegas ni a eso.

Le muestro una sonrisa con dientes. Mis ojos van a Arman, que este con solo una señal de asentimiento de cabeza me permite hacer lo que quiera.

—Perdimos a uno de los mejores soldados, además de que el barrio de las personas quedaron en absoluto destrozo y ahora hay que pagar para recuperarlo. Todo porque tú no supiste hacer bien esto, no...—deja de hablar al momento de ver mi mano levantada.

—¿Mi culpa? —doy un paso pequeño en su dirección, acortando el espacio—. La bomba ya había sido activada minutos antes, dándome a entender que ellos ya sabían que nosotros íbamos en camino, además de que...—me acerco más a él, esta vez haciendo que él de pasos hacía atrás al sentir el pequeño espacio— por pura coincidencia —utilizo un tono irónico —la persona que disparó a nuestro soldado era el hombre al mando de la mafia Italiana de la dinastía Santorno, que, justamente tiene prohibido pisar tierra Rusa, aunque este parece que se desplace con gran facilidad por nuestro territorio —su cadera choca con la mesa y sus expresiones cambian al nerviosismo—. Y no sé si también es coincidencia, pero justamente fue usted quién quiso que yo vaya a esa misión, porque si no fuera por Klaus, la que hubiera muerto sería yo. Por el simple hecho de que Basilio Santorno quería ver sufrir a Arman. No se conforma con el territorio y la fortuna que le dio la señora Ruxandra, ¿quiere más? —me quedo a centímetros de su cara sin quitar el contacto visual, manteniendo una mirada amenazante.

—Se está haciendo ideas locas...señorita Katerina —dice entre dientes.

—¿Usted cree? Yo más bien diría que no.

—Me está acusando de algo del que no tiene pruebas. Yo la mandé a esa misión sabiendo que no era capaz de nada.

—¿Y usted sí? ¿Usted es capaz de hacerlo? ¿Usted es capaz de manipular al hombre de la mafia Italiana, haciéndole caer en una trampa que estaba planeada conforme la marcha? Le puedo recordar que yo acabo de salvar la vida de la mujer que ha sido tu superior por unos buenos años y que seguramente no le alegrará, ya que sigue queriendo que solo el hombre esté delante de un mandato de hombres, porque si lo hace una mujer os sentís inferiores —miro a mi alrededor, conforme me fijo mi mirada en cada uno de los hombres de la sala, estos bajan la cabeza.

ARMAN © [#2 Serie Velkov]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora