☆CAPÍTULO 21☆

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Nuestro día

Katerina

El calor que mi cuerpo siente hace que el sueño deje mi ser, pero me mantengo con los ojos cerrados, pero necesito aire fresco. Al intentar moverme para quitarme la mata de encima algo pesado me lo impide, algo que está encima de mí, abro los ojos atónita por lo que veo al hacerlo.

Los brazos de Arman enrollan mi cintura y su cabeza se sitúa en el centro de mi pecho durmiendo plácidamente, no tiene esa imagen suya característica del egocéntrico empresario Arman Velkov, estaba más tranquilo.

Por impulso mis manos van a su cabeza y empiezan a acariciarle, su pelo es frondoso y muy fino. No sé cómo mi mente y mi cuerpo simplemente se centran en él, el movimiento de su pelo, de su cuerpo al respirar y en su rostro. Mi cuerpo se rehúsa a hacer cualquier movimiento y aunque tenga calor, moverme es lo que menos quiero hacerlo.

Estiro mi mano hasta la mesilla donde está su teléfono y no dudo en tomarlo y sacarle una foto. Al fijarme también en la hora, el móvil me indica que ya hemos llegado tarde a la empresa, pero eso es lo que menos me importa en este momento.

Sigo acariciando su pelo hasta que sus brazos aprietan un poco más mi cintura, suelta aire y empieza a moverse un poco —no sé si va a levantarse o seguirá durmiendo— cuando pienso que el siguiente paso que va a hacer es levantar la cabeza y mirarme, me agarra más fuerte por la cintura y al girarse me lleva con él. Ahora en vez de estar tumbada boca arriba, estoy de lado y el detrás de mí, pone su cara en mi cuello y puedo sentir su respiración y sus labios sobre mi piel.

Los latidos de mi corazón aceleran —está despierto— la forma tan lenta en la que acaricia mi tripa me lo confirma. Las mariposas que siento no están simplemente volando, están saltando y hace que toda mi piel se erice por cada toque que da.

—Buenos días prometida —habla tomándome por sorpresa, su voz gruesa y de recién levantando apenas se puede escuchar al estar con la cabeza puesta en el puente de mi cuello.

—Buenos días prometido —el pecho se me contrae al decir la palabra «prometido», pero el en cambio sonríe, siento su sonrisa sobre mi piel.

El cuarto se queda en silencio, uno de esos que parece ser uno incomodo, pero el algo totalmente opuesto, se necesita. Ahora es como si estuviéramos en otro mundo su cuerpo dan una corriente eléctrica por mi cuerpo que no puedo describir, no puedo ni pensar en cualquier otra cosa que no sea este momento.

—¿Quieres seguir durmiendo? —pregunto al ver que se posiciona mejor y sigue sin hablar.

Cuando creo que no va a decir nada, aprieta el agarre en mi cintura y levantandose de la cama, me alza a mí también con él.

—Estaba pensando en si debería denunciarte por hacerme una foto mientras dormía. ¿Debería hacerlo prometida? —menciona eso y lo único que puedo hacer es apretar los labios aguantando mi sonrisa negando a la vez con la cabeza, me deja los pies en el suelo y se acerca a la cama donde está su móvil—. Espero que tú también salgas en ella porque si no toca hacer otra. —enciende el móvil y a los segundos una sonrisa de lado se pone en su cara—. Te permito de que la tengas como foto de pantalla, pero yo quiero una tuya también —toquetea un poco el móvil me hace una seña de dedos para que acerque a él.

Junto mis manos detrás de mi cuerpo, actuando como la inocente de este cuento. Me toma de la mano y volteando la cama se acerca al armario, toma unos pantalones y se los pone, me suelta la mano y poniéndose en la cama frente al espejo me mira, diciéndome con los ojos que me acerque, no dudo en hacerlo.

ARMAN © [#2 Serie Velkov]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora