Solitude - Supercorp

Invitados

En cuanto entra por la puerta, comienza el aluvión de preguntas y Ruby tarda un rato en calmarse lo suficiente como para que Lena pueda entender un poco lo que sale de la boca de la adolescente. Por mucho que la hija de su Directora Financiera traiga risas inocentes a su vida, Lena no tiene la paciencia maternal necesaria para lidiar con una adolescente enérgica, llevada a la excitación por la nueva genial amiga que la amiga su madre tiene en la ciudad.

Sam tiene suerte de que nadie busque quién es quién en la jerarquía de LuthorCorp. Una simple búsqueda en Google y tendría que mudarse a la Torre no sea que todos esos demócratas bienintencionados de su barrio intenten lincharla por trabajar para la hija del hombre que los humilló en las urnas. Eso y algo de seguridad privada discretamente contratada por Lena las mantienen seguras y felices en su pequeña burbuja suburbana de felicidad idiotica.

Pero, muy a su pesar, tiene su encanto. Al menos el suficiente para que Lena les haga una visita aquí y allá. Se acuerda de Ruby desde que la niña tenía 9 años -sabe la edad porque fue en la fiesta de cumpleaños cuando la pequeña Arias la llamó "tía Lena" por primera vez, ganándose un lugar en lo que fuera que pasara por el corazón metafórico de la Luthor-. Digan lo que digan sobre que el estilo de vida suburbano es la muerte de la inteligencia, la niña tiene potencial y la tía Lena la ayudará a explotarlo.

Sam le contó a Ruby que conoció a los extraterrestres que Lena trajo a la ciudad la noche en que todo pasó (obviamente se guardó la parte en la que pensaba que Kara era una Sugar Baby a la que propuso un rato de juego) y acto seguido el teléfono de Lena estalló con preguntas en una secuencia tan divertida que Lena abre su chat sólo para leerlo y releerlo una y otra vez.

Después de dos semanas fuera por negocios, empezó a echar de menos a la chamaca. Lo crean o no, los tríos con pelirrojas rusas no son un sustituto perfecto del ambiente hogareño que Lena ha llegado a... apreciar.

Lena necesita algunos ejercicios de respiración para recordar que ésta es la familia de Sam, no la de Lena. Lena es bienvenida en ella para compartir una broma, hacer que Sam quede bien y a cambio Lena consigue cogerse a su Directora Financiera aquí y allá. No son su familia, por mucho que ella desee que lo sean. Ella no tiene voz ni voto en la casa de Sam, no más de lo que Sam tiene en LuthorCorp.

Resulta que Sam todavía está demasiado sorprendida por la idea de hablar con un kryptoniano, así que todo lo que Ruby sabe es que hay un Coronel alojado en la Torre. Ha visto a esta Coronel en las noticias -cómo no iba a hacerlo después de la pequeña rueda de prensa que dio Kara- pero no sabe realmente mucho sobre ella; razón por la que una vez que se calma, Ruby le hace la que quizás sea la pregunta más difícil de responder.

"¿Cómo es ella?"

Lena tomó un sorbo de vino mientras se recllinaba en el sofá del salón y contemplaba su respuesta, llegando a una respuesta igualmente emocionada que necesitaba desentrañar hasta que tuviera sentido para ella. Tras unos instantes de meditación salpicados por la insistencia de Ruby en obtener una respuesta, Lena dijo lo único que se le ocurrió que podía acercarse a describir cómo es Kara. O eso cree Lena.

"La compararía con un día de verano, pero es más encantadora y más templada. La bella forma a veces decae, pero su eterno verano no se desvanece, ni pierde la posesión de esa equidad que posee". La rápida adaptación del soneto de Shakespeare era probablemente horrenda, pero la mirada de Ruby valía la pena, así que Lena continuó. "Mientras pueda respirar, o mis ojos puedan ver, mientras pensaré esto, y esto creo que tú también lo verás".

"¿Shakespeare, eh? Alguien parece estar enamorado", dijo Sam con una sonrisa juguetona mientras se sentaba frente a Lena y colocaba un cuenco lleno de galletas entre ellas, acurrucándose junto a su hija en el sofá de su amplio salón. "¿Qué significa eso exactamente?"