Drama Suburbano

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Nota del Autor: ¡Hola a todos! Espero que estén bien y que lo hayan pasado muy bien durante el aniversario del final de la serie.

Como siempre, me esfuerzo por actualizar con frecuencia pero la vida se interpone. La buena noticia es que debería tener un capítulo de más de 10 mil palabras la semana que viene con Kara y Lena. Es mi intento de construir el mundo y sus particularidades, además de traerlas de vuelta a la historia con toda su fuerza.

Por favor, ayúdenme a mejorar como escritor respondiendo a las preguntas al final del capítulo.

Sam estaba y no estaba sorprendida de que las furgonetas de noticias siguieran fuera. Había pasado un mes desde su llegada y, a decir verdad, había sido un mes que había pasado demasiado rápido por todas las razones equivocadas.

Cuando Ruby le dijo que se estaba monetizando en Youtube, Sam se alegró por ella. Quería que Ruby fuera a la universidad y obtuviera un título, pero también comprendía que tal vez eso no era lo que Ruby quería hacer -o al menos lo que ella quería hacer en ese momento-, así que lo importante era que Ruby se sintiera apoyada en sus esfuerzos. Nunca se le ocurrió que monetizar en Youtube significaba que Ruby tenía una audiencia consistente que invertía miles de horas en sus vídeos.

Para ella, Youtube, Instagram, Facebook y todas las demás aplicaciones eran, bueno... eso. Apps, lugares donde los niños perdían su tiempo hoy en día y compartían sus recuerdos. Cosas que los jóvenes de hoy en día hacían con la tecnología por la que Sam habría matado cuando crecía. Como cuando tomabas una Polaroid de ti y tus amigos y la colgabas en tu pared junto a un recorte de periódico de tu actor favorito o cómo su abuela pasaba horas revisando los álbumes de fotos de todas sus vacaciones como una forma de revivir todos los momentos divertidos con el abuelo y sus amigos.

Sam nunca se dio cuenta de que hoy en día, mucha gente está en esas cosas casi todo el tiempo. Suficiente gente como para que se pueda ganar dinero con ello si se tiene encanto, disciplina y se está dispuesto a exponerse para que el mundo te vea y critique.

Cuando era una niña, a Sam le ponía nerviosa que la gente mirara en su dirección. El momento en que alguien se reía cerca de ella, su corazón se aceleraba y la preocupación se apoderaba de ella al preguntarse si se estaban riendo de ella. Se ponía paranoica cada vez que ocurría algo así, y sólo era verdaderamente feliz con sus libros; sus libros teniendo la ventaja añadida de que, mientras estaba con ellos, su abuela la dejaba en paz.

La idea de que Ruby saque su teléfono y hable con él, y a través de él, con millones de personas de todo el mundo, le pone los nervios de punta a la Directora Financiera; incluso más que la visita que la Embajadora Fler acabó haciéndole cuando todo esto estaba todavía tan reciente que la propia Sam no podía creer que nada de esto estuviera pasando.

Pero Ruby sigue haciéndolo, igual que aquella noche de hace un mes.

Lena, como siempre era su costumbre, prosperó en el caos. Ella y Kara habían estado ocupadas, pero la alienígena al menos había tenido la cortesía de acercarse para intentar apaciguar a Sam; tanto la Coronel como la Embajadora Fler le aseguraron hasta la saciedad que al final todo saldría bien. Sam quería creerlo de verdad, pero acabó teniendo pesadillas en las que un millón de cosas salían mal.

A Lena se le escapó que los kryptonianos habían sido arrestados por aquel percance, pero que se había solucionado; las cosas desapareciendo con demasiada rapidez como para que Sam no sospechara que la empresaria podía o no haber hecho uso de sus influencias para dejar a todo el mundo impune de esa manera que la Directora General siempre había sabido hacer desde que tenía la edad de Ruby.

Ella... estaba resentida con Lena por ser capaz de hacer eso. Sam creía en la responsabilidad propia, una creencia que quería inculcar a Ruby, especialmente desde que Lena se interesó en su hija como alumna. A ella no le importaba, pero el hecho de que los principales ejemplos de adultez de Ruby tuvieran que ver con la gratificación inmediata y la ausencia de responsabilidad personal a causa de su inmensa riqueza generacional y conexiones personales se sentía como una alerta roja que debía ser atendida, como un bulto sospechoso que se siente durante un autoexamen de pecho.

Solitude - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora