Solitude - Supercorp

Veteranos de la Larga Guerra

Al entrar en el bar, Aloy se estremeció cuando la temperatura pasó del frío de otro día de lluvia en Londres al calor del pub. Odiaba el clima de aquí. Los americanos tenían razón al burlarse de la lluvia aparentemente constante de este país en sus múltiples variedades.

Miró a su alrededor en un rápido vistazo y encontró a los demás junto a la ventana de la calle, ya compartiendo bebidas y comiendo esos famosos fish and chips de los que tanto había oído hablar cuando estaba aprendiendo de esta unidad política.

Aloy sonrió cuando se acercó a donde estaban sentados, y sólo notó la ausencia de la Capitán Rhy-Croft hasta que se colocó al lado de la sargento Bel-Ova, su cabello rubio atado en una trenza de guerra que colgaba desde la parte posterior de su cabeza hasta la parte inferior de su espalda como una cadena de oro desenterrado.

Habían hecho su trabajo y se notaba: Se mimetizaban tan bien que nadie les prestaba la menor atención, el rasgo revelador de sus ojos ocultado tras unas gafas que, o bien imitaban las que llevaban los humanos para potenciar su escasa vista, o eran gafas de sol que hacían juego con el estilo que algunos de ellos habían elegido para recorrer el planeta sin anunciarse.

Incluso sin el entrenamiento que habían recibido en relación con las costumbres de los humanos, Aloy pensaba que podrían pasar desapercibidos mientras tuvieran un aspecto razonablemente humano. Con todos los humanos pegados a la pantalla de su teléfono en sus momentos de descanso y entretenimiento, haría falta un acontecimiento o percance realmente masivo para que prestaran atención a la aparentemente amistosa reunión que estaba teniendo lugar en un establecimiento donde este tipo de encuentros eran cotidianos.

"¿Llega tarde?" Preguntó Aloy con sorpresa desconcertante, su intento de sonar como un lugareño fracasó hasta el punto de que la Suboficial Synthia-Dun hizo una mueca de dolor por lo mal que lo había hecho.

"Está ocupada", habló el Sargento Primero Nephan-Drek, su acento haciendole sonar lo que en este planeta se conocía coloquialmente como internacional, mientras señalaba la silla vacía reservada para ella. "Comunicaciones, Teniente".

Aloy hizo lo que se le indicó, asimilando la reunión mientras miraba a ambos lados antes de poner los ojos en blanco, activando su dispositivo de comunicaciones: Drek, Bel-Ova, Synthia-Dun, Val, Trik y Vol. La teniente recordó que la Capitán Rhy-Croft había hecho mención, como parte de la enorme pila de datos que Aloy tuvo que tragar en un tiempo enloquecedoramente corto, que Ler-Croi, Ker-Gan y Ter-Va estaban en camino, pero en su opinión, los aquí reunidos eran equipo suficiente, especialmente contra los humanos.

"Teniente Sob-Ek, bienvenida. ¿Qué le parece la Tierra?" La voz de su oficial superior la saludó con un acento más claramente local, el auricular implantado en los tímpanos de Aloy daba tal fidelidad a la voz de la capitana que era como si la mujer estuviera sentada a su lado.

"Bueno, ahora que la Marina sabe que están aquí, es más fácil de detectar". bromeó Aloy, sus compañeros fantasmas rieron por lo bajo ante lo que se estaba convirtiendo en una broma recurrente entre las tropas tras la enorme omisión cometida por Exploración Naval. "Un honor volver a trabajar con usted, Hermana Capitán."

"Lo mismo digo, Hermana Teniente", respondió la capitán Rhy-Croft antes de dirigirse a los demás. "¿Bel-Ova ya empezó a hablar de su esposa?"

"Todavía no está tan borracha, señora". Respondió la Suboficial Kara Synthia-Dun con una sonrisa divertida en el rostro. "Espere dos tarros más."

"Ay, por favor", replicó Bel-Ova, algo molesta por ser el blanco de una broma que hacía referencia a su desvarío amoroso y borracho del que hasta Aloy había oído hablar, a pesar de que llevaba de misión en misión desde que consiguió superar el entrenamiento, hacía poco más de dos años. "Sólo fue aquella vez".