Capitulo 2

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Un policía estaba en la calle arrestando a un hombre, su compañero lo acompañaba para ponerlo en el asiento trasero del coche.

—Costo bastante atraparlo, quiso escapar. —Hablo su compañero, el policía estaba agitado de tanto correr.

—Si pero lo agarramos. —Entran al auto para llevarlo a la comisaría.

Más tarde, llegan a la comisaría para ponerlo tras las rejas, el comisario se acerca al policía.

—Esteban, hay noticias de la cárcel de mujeres. —El policía miro al comisario.

— ¿Cuáles? —Serio.

—La mujer que mato a tu hermano salio hoy. —Estaban estallo de furia.

— ¿Libre? No cumplió la condena todavía, le quedaban muchos años más para que se pudra ahí. —Enojado.

—Lo se pero la liberaron por buen comportamiento.

—Tengo que hacer algo, no se va a ser justicia si la asesina de mi hermano esta libre.

—No vas a poder hacer nada.

—Si voy a poder, no me importa si tuvo buen comportamiento, yo voy a exigir que la metan presa de vuelta, si es necesario hacer otra investigación, lo voy a hacer. —Furioso. —Mato a un inocente, lo mato porque ella no quería ser la amante de el, mi cuñada sufrió mucho cuando murió.

—Tranquilo, voy a ver si te puedo ayudar para que cumpla su condena pero ahora esta libre.

—Por ahora, cuando sepa quien es, no la voy a dejar tranquila nunca.

Gina entro en donde era su casa y vio que su madre la estaba esperando.

—Hola hija. —La abraza. —Al fin estas en casa. —Lloran.

—Hola mamá, te extrañe.

—Pero si siempre te visite. —Se ríen. —Hay que festejar de que estas aquí conmigo. —Feliz. —Llama a Lucas.

—Me acompaño hasta acá, no podía quedarse así que tendremos que festejar las dos.

Más tarde, Esteban entraba a su casa y se encontró con su mamá.

— ¿Y esa cara? —Le pregunto, el suspiro.

—Mamá, con lo que te diga, tienes que saber que hare todo para que no la pase bien.

— ¿Qué pasa?

—Liberaron a la mujer que mato a Ramiro.

— ¿Su amante? Pero como puede ser que este libre. —Estalla en furia.

—No era su amante, era su amiga y merece estar libre. —El hombre se acerco a ellos. —Ustedes nunca la conocieron, yo fui el único que la conocía, como también Ramiro. —Los miro.

—Era su amante, si era solo una amiga no lo hubiera matado, mira Manuel, se que tu la conocías pero no la puedes defender.

—Tu no sabes nada, no estuviste cuando lo mataron ni en el juicio, no sabes la clase de persona que era ella, es incapaz de matar a alguien. —Alterado. —Déjala en paz, ustedes dos déjenla tranquila.

—Cállate la boca, yo se que no estuve pero la vieron con el arma en la mano, yo hare todo para que la vuelvan a encerrar, mato a mi hermano.

—También es mi hermano pero ella no fue, estoy seguro y lo del arma puede ser verdad que la agarro pero después de eso no investigaron nada, ¿Por qué no investigaron la escena y solo la agarraron así nada más?

Mientras Gina estaba tomando una copa de vino con su madre, no podía dejar de pensar en todos los años que había perdido, miro a su madre.

— ¿En que pensabas?

—En que tengo que conseguir un trabajo y muchas cosas más pasaron por mi cabeza.

— ¿Cuáles? —Quiso saber. —Tienes que sacar las cosas malas.

— ¿Hay una posibilidad que vean que soy inocente? —Su madre suspiro. — ¿Tu crees que no lo mate? —Seria.

— ¿Qué sirve pensar en eso? Y en cuanto del trabajo, lo vas a conseguir rápido, hable con un amigo y mañana lo vas a ver.

— ¿Cómo de que sirve? Sirve mucho mamá, perdí años en esa prisión de mierda, yo no lo mate, esas cosas que decían de mi no eran ciertas, nunca fui su amante. —Llorando. —Yo soy inocente y pienso demostrarlo.

—Te creo hija pero va a ser que lo demuestres, vas a perder tiempo en algo que ya paso, ahora estas libre. —Limpia sus lágrimas.

—Me voy a dormir, estoy muy cansada. —Se va a su habitación y deja a su madre sola.

Esteban miro a su cuñada y la veía temblar, caminaba a ambos lados de la sala.

—Tienes que hacer hasta lo imposible para que la encierren. —Llorando.

—Lo se Cordelia pero no va a ser nada fácil, va a pasar un tiempo para que me dejen investigar lo que paso y así le den más años pero hare lo imposible para que le aumenten la pena. —Ella asiente.

—Tiene que estar presa, no puede ser que este libre la asesina de mi marido. —Aterrada.

Por Amarte AsiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora