Capitulo 15

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– ¿Ustedes también les llego la carta del testigo?

–Si, no entiendo porque la invito a ella. –Dijo Esteban.

–Porque yo soy la acusada y el me mando la carta. –Lo mira.

–No entiendo porque nos cito a todos. –Dijo Muriel. –Algo esta pasando.

–Bueno, si es una trampa, estamos todos juntos. –Dijo Manuel.

–Pero si fuera una trampa, invitaría a uno solo, no a todos. –Seria.

– ¿Todos recibieron la misma carta? –Pregunto Muriel.

–La carta que recibimos contaba que era un testigo y nos cito aquí a hablar.

–No me sorprendería que todo esto lo haya planeado ella. –Acoto Cordelia, quien estaba enojada.

–Yo recibí una carta, como todos. –Saca la carta de su bolso y la muestra.

Una mujer entro y miro a todos los invitados.

– ¿Quién eres? –Pregunta María.

–Me citaron aquí, para limpiar la casa y cocinar.

Todos se miraron y volvieron la vista a la mujer.

–No me pienso quedar aquí un segundo más.

Esteban atravesó la sala y llego hasta la puerta, esta estaba cerrada.

–Esta cerrada. –Vuelve a donde estaba.

–Entonces tendremos que sentarnos alrededor de la mesa.

Asintieron y se sentaron.

–Falta el anfitrión. –Se burla Manuel.

–Yo les mande la carta. –Confeso Muriel.

La miraron sin entender nada.

– ¿Por qué? –Pregunto Gina. – ¿No hay un testigo?

–No. –La mira. –Esta era mi idea, los cite aquí porque entre uno de ustedes, esta el culpable.

–Me parece todo una estupidez. –Acoto María.

–Todos ustedes creyeron que la asesina de Ramiro, era Gina pero no lo es.

– ¿Tiene pruebas?

–Claro, ustedes tenían razón, Ramiro tenía una amante pero no es Gina, es la señorita que esta con nosotros.

Todos voltearon a ver a la mujer que estaba sentada.

–Me llamo Carla, fui la amante de Ramiro, cuando fue el día en que murió, tuvimos una discusión.

Gina no lo podía creer, miro a Muriel quien estaba mirando a Carla.

– ¿Cómo te enteraste de ella? –Le pregunta.

–Yo me presente, creo que tenía que hablar y lo hice.

Esteban miro a Gina quien no podía hablar, ella se retiro de la sala y el la siguió.

Ella se detuvo en la escalera y tomo aire, se había dado cuenta que no termino de conocer a su amigo, quien sabe los secretos que debió haber tenido. Se dio cuenta que alguien estaba atrás de ella y se dio vuelta.

– ¿Qué haces aquí? No tengo humor para que me molestes, no quiero hablar con nadie.

–Estoy muy confundido con lo que esta pasando, ya no se que creer.

–Igual yo, era mi amigo pero me di cuenta que no lo conocía en nada, tan misterioso.

–El esta estaba enamorado de ti, todos lo estamos.

–No quiero hablar de eso, yo solo quiero saber quien lo mato, podrías haber sido tú.

Quiso volver a la sala y el la detuvo.

–Yo no fui y se que tu tampoco lo mataste. –Agacha la cabeza. –Me siento un estupido.

–Eso lo vamos a ver cuando se encuentren las primeras pruebas del asesino, yo no confío en nadie, como tú también lo hiciste.

–Yo no tengo la culpa, estuve odiando a una mujer que creía que era la asesina de mi hermano y ahora me estoy muriendo de amor por esa mujer. –Triste.

–Y yo estuve presa diez años por algo que no hice, no te quejes de nada. –Seria.

Ella vuelve a la mesa, dejándolo solo.

Carla fue a la cocina y se puso a cocinar.

Después de una hora, la cena estaba lista y todos empezaron a comer, el silencio penetraba el salón, mirándose entre todos, esperando a que Muriel dijera algo pero ella estaba concentrada en la comida.

Terminaron de comer y miraron a la detective.

–Eso que dijo Carla, lo iba a decir, es verdad que ella estuvo allí, como esa sector del edificio no se toco desde el día que falleció, encontré un pelo rubio, no hay evidencia de ADN de Gina en el cuerpo de Ramiro, aunque los análisis no van a estar hasta la otra semana. –Toma aire. –Pero con todo esto, ya sabrán que Gina no es la asesina, alguien que esta en esta mesa, es el asesino.

–Oh entiendo que quiere hacer, quiere jugar con el asesino, esto es una especie de 10 negritos, nos manda cartas, nos cita a un lugar desconocido y el anfitrión no esta, falta la segunda victima. –Acoto Cordelia.

–Ojala que no haya segunda victima pero esta en lo cierto, aunque la familia me dijo que usted no leía.

Por Amarte AsiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora