Capitulo 22

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Al otro día, Gina estaba esperando a Esteban en la puerta del departamento, lo ve saliendo del auto y se acercan.

–Me sorprendió tu llamado. –La mira.

–Lo se pero hay algo que anda por mi cabeza, necesito algo de ayuda.

–Gracias por pensar en mí. –Sonríe.

Entran al departamento, Gina siente escalofríos al dar el primer paso, mira a Esteban, quien la sujeto.

– ¿Qué paso? ¿Estas bien? –Asustado.

–Cuando entre ese día, no había luz, no andaba el ascensor y en este pasillo, alguien salía del departamento, no me acuerdo de su cara y últimamente esto me esta atormentando, no puedo acordarme de su cara.

–Salgamos. –Preocupado. –No quiero verte así.

–Me voy a quedar. –Seria.

Entran al ascensor y paran en el piso cuatro, salen y caminan hasta la puerta de su casa.

– ¿Estas segura de que quieres entrar?

–Completamente. –Lo mira.

Ella agarra el picaporte y abre la puerta.

Gina camino en el comedor, su mirada estaba en el suelo, donde tendría que estar Ramiro, como estuvo esa vez.

–Yo se que estoy cerca, no me puede ganar.

–No te va a ganar.

Esteban se acerca a ella y toma sus manos.

–El que le hizo a mi hermano, lo va a pagar.

Muriel estaba por entrar al departamento cuando recibió una llamada, no conocía el número pero igual atiende.

– ¿Hola?

–Detective Elías, soy yo, María Creel, necesito hablar con usted.

–Ahora no puedo, si quiere nos encontramos a la noche.

–Que sea en su casa, no quiero que no escuche nadie.

–Esta bien, a las 8 en mi casa.

Le dicta la dirección y María lo anota.

–Muchas gracias, detective, más tarde nos vemos.

Muriel corta la llamada y toca la puerta.

Un joven abrió la puerta y la hizo pasar. Los dos caminaron hasta la cocina y el le sirvió el te.

–Se que fui un cobarde pero no podía hablar, era muy chico, tenia 13 años, estaba asustado.

–Pero va a hablar ahora, estas a tiempo.

–Lo se, por eso quise saber su número, cuando vi a todos los policías, repitiendo la investigación, por eso tenia que hablar si o si.

– ¿Qué es lo que vio ese día?

Gina estaba parada en la cocina y Esteban la miraba, ella negaba con la cabeza y puso sus manos en su rostro.

–No me puedo acordar, pensaba que iba a aparecer el rostro en mi cabeza pero nada. –Alterada. –No se que hacer ya, esto me esta matando.

–No te pongas así. –La toma en brazos. –No me gusta verte así. –Acaricia su rostro. –Ya te vas a acordar, tranquila.

–No puedo estar tranquila, el asesino esta libre.

–Pero por poco tiempo, va a pagar por todo, no pienses así. –La mira. –Yo estoy con vos, voy a estar contigo siempre.

Ella lo miro y vio un brillo en sus ojos, Esteban se acerca a sus labios y la besa, abren sus bocas y sus lenguas se unen. La abraza desde la cintura, acercándola.

Después de unos minutos, separan sus labios y se abrazan.

–Te amo. –Sonríe.

–Yo también te amo. –Sonríe Gina.

Esteban, feliz, la vuelve a besar.

Muriel miraba al chico, estaba nervioso y lo tranquilizo.

– ¿Recuerdas su rostro?

El chico asintió.

–Paso mucho tiempo pero creo que puedo reconocerlo.

Muriel estaba aliviada, despidió al muchacho.

Cuando salio de su casa, Gina estaba saliendo con Esteban.

– ¿Qué haces aquí, Muriel? –La mira extrañada.

–Salgamos, les voy a decir.

Salieron del departamento y miraron a la detective.

–Hay un testigo que vio todo, se acuerda de la cara del asesino y va a hablar el lunes, nadie tiene que saberlo, no va a estar en el estrado.

– ¿Por qué aparece ahora? –Alterada.

–Cuando vio todo era menor de edad, tenia 13.

Ella asintió.

–Entonces el lunes vamos a saber quien fue.

–Así va a ser, lo vamos a atrapar.

Gina sonríe y abraza a Esteban.

–No puedo creerlo, al fin. –Contenta.

Muriel los mira y sonríe, los deja solos.

Ahora solo le faltaba hablar con María, estaba preocupada por lo que quería decirle. Sabía que algo estaba escondiendo.

Por Amarte AsiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora