No pude evitar suspirar cuando la llamada volvió a cortarse sola; me había vuelto a mandar al buzón de voz. Era la tercera vez que lo llamaba la última hora y seguramente parecía obsesiva pero siendo las cuatro de la mañana, era normal que estuviera preocupada porque Chan aún no haya vuelto al dormitorio.
Usualmente volvía antes de medianoche y se quedaba despierto hasta la salida del sol si estaba ocupado en un proyecto, o hasta las tres/cuatro de la mañana si estaba trabajando; pero todo esto dentro de nuestra habitación, no en el estudio.
Me paré de la cama que compartía con el mayor y salí de la habitación decidida. Tomé mis llaves de la mesa de la cocina cuando pasé junto a esta y estaba colocandome mi abrigo cuando la puerta principal sonó. Me asomé con urgencia, dejando salir una respiración que contenía hace horas cuando su cabellera oscura se plantó delante de la puerta blanca.
— ¡Chan! Cielos, estaba a punto... —me había acercado con una sonrisa aliviada para recibir a mi mayor, cuando me dejó plantada donde estaba y pasó junto a mí como si no me hubiera visto— ¿Chan? —repetí su nombre de forma cautelosa mientras lo seguía unos pasos detrás suya, en lo que se dirigía a nuestra habitación.
— ¿Qué quieres, Leah? —pronunció mi nombre de forma dura, como si le molestara tener que decirlo. Se giró cuando estuvo junto a su cama, luego de dejar su laptop en el escritorio y me miró casi enfadado en lo que se sentaba sobre el colchón— ¿Qué era lo que tanto necesitabas que no dejabas de molestar llamandome, huh? —continuó, cruzando sus brazos sobre su pecho y levantando una ceja.
Y yo me encontraba parada debajo del marco de la puerta, incapaz de mover mis pies de la pequeña alfombra que manteniamos frente a esta cuando el tono duro de Chan resonó en mis oidos. No solía hablarnos así, nunca, ni siquiera cuando estaba cansado. Tendía a encerrarse en el estudio hasta sentirse más calmado y luego salía a disculparse con todo mundo, pero nunca nos levantaba la voz.
— Estaba preocupada, nunca te quedas tan tarde en la compañía —me acerqué de forma cautelosa cuando encontré mi voz. Me paré a unos centímetros de sus piernas, que colgaban frente a la cama; iba a sentarme junto a él pero no parecía lo más sensato en este momento— De hecho estaba a punto de salir a buscarte antes de que llegaras —agregué sonriendo levemente, haciendo mi mejor esfuerzo por transmitir calma cuando su mirada dura no se ablandó sobre mí.
¿Qué carajo le pasaba?
— ¿No puedo tener un minuto de paz, ni uno? —comenzó, con rabia en su voz— Tú más que nadie sabes lo mucho que trabajo Leah, lo cansado que vuelvo a casa todas las noches. ¿Y aún así ibas a presentarte en el estudio, para ver por qué no llegaba? —rió sarcásticamente al final, parandose de la cama y frente a mí, mirandome desde arriba gracias a nuestros centímetros de diferencia en altura— Estaba trabajando Leah, trabajando —deletreó la última palabra como si me fuera a costar entenderla.
— Lo sé y lo entiendo, pero no es saludable que trabajes tanto Chan —fruncí el ceño, ahora era mi turno de cruzar mis brazos— Ya te lo he dicho, tu salud mental va primero. Tienes que descansar correctamente para poder seguir esforzándote —repetí, pues no era la primera vez que se lo decía.
Detestaba verlo llegar cansado a casa, esbozando una sonrisa de igual forma, y yendo directamente a la habitación para continuar trabajando. No se daba un minuto de descanso, incluso en vacaciones, y eso lo destrozaba. Parecía que no, pero cada día se desgastaba un poco más, y estaba asustada de lo que pudiera acabar pasando si no cambiaba sus habitos.
— Oh vamos, ¿Ahora me vas a dar un sermón? ¿Tú? —nuevamente, su risa sarcástica a la cual no estaba acostumbrada hizo presencia— No necesito que una niña me de lecciones acerca de como llevar las riendas de mi vida, gracias —finalizó con una mueca burlona. Se dió la vuelta y se sentó en el escritorio, abriendo su laptop.
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stray kids one shot's ✧︎ִֶָ ̽
Fanfictionhistorias cortas de nuestros chicos favoritos !