stray kids one shot's ✧︎ִֶָ ̽

25 ~ bang chan ~

- Explícame cómo esto no te convierte en un sasaeng nuevamente, por favor -pedí en lo que doblabamos en la esquina del café que se había vuelto parte de nuestra rutina diaria; un segundo después recibí un golpe en la nuca de parte de mi acompañante- ¡Oye! -fruncí el ceño llevando mi mano a la zona afectada.

- No juegues con eso boba -el rubio me devolvió el gesto; hice una mueca ante su rostro serio pero me disculpé bajito- Y no estamos acosando a nadie, simplemente vamos a tomarnos un café -aclaró, asintiendo como si se estuviera convenciendo él sólo.

- Todos los días luego de clases hasta las cuatro de la tarde, ¿No te parece algo extraño? -me burlé mientras frenabamos frente a la puerta de cristal. Entré seguida del rubio, quien sólo me dedico una mirada en señal de que mantuviera silencio; la cual acaté porque el aroma a café invadió mis pulmones antes de que me viera capaz de replicar- Aunque no me molesta para nada, a decir verdad.

- Tienes que tratar esa adicción al café -rió junto a mí. Nos acercamos a nuestro banco usual junto a la ventana y dejamos nuestras mochilas sobre los almohadones que apenas soliamos usar- Tu ordena, yo voy al baño -un momento después se alejó con cortos y rápidos pasos, ¿Hace cuánto se estaba aguantando para llegar al café?

Bufé con incredulidad pero una vez más, acaté su orden. Con mi billetera en mano, porque hoy me tocaba pagar a mí, me acerqué al chico detrás de la caja registradora quien me sonrió al verme.

- ¿Lo usual? -preguntó con una sonrisa y una ceja enarcada. Recibiendo un asentimiento entre avergonzado y divertido de mi parte, introdujo el pedido en la máquina- ¿Cómo les fue hoy? ¿Y Lixie? -preguntó dedicándome una mirada antes de tomar un par de envases y un marcador para anotar nuestros nombres.

Así de recurrentes éramos a este pequeño café; Hyunjin, el chico que se encargaba de tomar nuestros pedidos, era quien estaba de turno en el horario en el que nosotros veníamos. Por supuesto que con la mariposa social que mi mejor amigo siempre fue, entablamos cortas conversaciones al principio con el más alto hasta que inevitablemente nos convertimos en algo así como amigos.

Tenía sentido si tenemos en cuenta que hace poco más de dos meses comenzamos nuestra rutina; uno pensaría que a esta altura ya nos habríamos quedado sin dinero pero por suerte no era para nada caro y a veces Jinnie nos dejaba quedarnos sin tener que comprar nada (no hacía más que alimentar la obsesión de Lixie pero sé que también lo hacía porque solía aburrirse cuando había poca gente) así que podíamos permitirnos nuestras visitas.

...además de que Felix no me dejaba gastar dinero en nada que no fuera estrictamente necesario; ese era el pequeño detalle en vivir juntos.

Me apoyé en la barra de espera en lo que conversaba con el rubio; no había entrado ningún cliente nuevo en los últimos minutos lo que nos daba un tiempo para ponernos al día mientras Jinnie preparaba nuestras bebidas. Lo que en realidad era una charla más bien corta, considerando que lo habíamos visto hace apenas veinticuatro horas.

- Oh, esperame un momento -se disculpó cuando la campanilla de la puerta sonó. Asentí con una sonrisa en lo que tomaba mi bebida, que ya estaba lista, junto a la de Lixie a medio preparar.

Como en este horario no solía venir mucha gente, el rubio solía estar solo ya que podía atender a los clientes sin mayor problema. A veces, si necesitaba ayuda, yo me encargaba de cubrir la caja en lo que el preparaba los pedidos para agilizar las cosas.

Claro que no me pagaban ni nada, solo lo hacía para ayudar al rubio. ¿Lo ven? ¿No soy la mejor amiga del mundo? Si hubiera un premio, ya lo habría recibido.

Frené de repente mis pensamientos divagantes cuando quien hablaba con Jinnie sonó demasiado conocido, aunque no podía reconocer exactamente de donde. Por eso levanté mi mirada y, si no estuviera apoyada sobre el mostrador, probablemente me hubiera caído.