Sangre de mi sangre

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-¡¿Qué diablos está sucediendo?!

-Cygnus, cálmate, gritando no resuelves nada.

-¿¡Quién es ella!?

Aquella interrupción le había costado a Inna su libertad, pues al ver la reacción de Mercury y posteriormente la de Hyoga, Saga pensó que lo más prudente era meter a la niña de nuevo en la Sala de Interrogación antes de que fuera a arruinar el matrimonio de Andrómeda.

Fuera del cuarto, la comitiva de agentes involucrados crecía descomunalmente, todos gritando y hablando al mismo tiempo:

Hyoga estaba al borde de un colapso, tratando de dejar muy claro —a gritos— que él no era el padre de aquella niña; Ami estaba en trance, no sabía cómo reaccionar ante la presencia de una niña que decía ser su hija, suya y del Caballero de Cygnus; Usagi solo estaba ahí para ver y reír, haciendo chistes sobre una posible relación extramarital entre el Cisne y su amiga; Seiya acompañaba a Sailor Moon en su divertida misión; Shiryu estaba ahí parado, no tenía motivos para estar presente, pero no se perdería el desenlace de aquella situación, mucho menos si existía la posibilidad de que Shun abofeteara a Hyoga en cualquier momento; hablando de Andrómeda, el castaño no estaba molesto por el comentario de la niña, ya sabía que ella provenía de otra dimensión, entonces Hyoga, su esposo Hyoga, no era realmente el padre de la criatura, pero la idea de que en otro lugar ambos no estuvieran juntos le revolvía el estómago, y la explosiva reacción del rubio sólo le molestaba más; Saga y Setsuna intentaban poner orden, aquello se estaba saliendo de control.

-¡Shun! Te juro que no tengo idea de lo que está diciendo, jamás la había visto en mi vida.- espetó Hyoga, tomando a su esposo por los hombros y sacudiéndolo, lo que visiblemente molestó a Shun, quien intentó zafarse del agarre de su marido.

-Hyoga, contrólate.- declaró Shun, con severidad. El ruso lo miró estupefacto, no entendía el malhumor de su esposo, él no había hecho nada malo.

-¡TODOS CÁLLENSEEEEE!- vociferó Géminis, harto del barullo. Inmediatamente, todos los presentes quedaron mudos e inmóviles. -Vamos a entrar a hablar con ella, de nuevo,- continuó Saga, un poco más calmado, - apenas estamos averiguando que diablos sucede en su mundo. La prioridad es saber qué rayos ocurrió y qué necesita de nosotros, todo lo demás son detalles insignificantes que pueden o no resolverse en el proceso, ¿quedó claro?

Los agentes asintieron, aún conmocionados por el grito de Saga.

-Ahora, ¡tú y tú!- gritó una vez más, apuntando a Usagi y a Shiryu. -¡Largo de aquí!- la primera se retiró casi enseguida, mientras Dragón suspiraba molesto y se iba arrastrando los pies.

-Bien,- siguió Géminis, una vez que Sailor Moon y el Caballero de Dragón se hubieran desvanecido, - el resto entraremos a preguntar de una vez por todas qué pasó, sin distracciones ni interrupciones, ¿entendido?

Saga aguardó la respuesta de los agentes y continuó. -Setsuna y yo haremos las preguntas, Shun y Seiya estarán de apoyo; en cuanto a ustedes dos, mamá, papá, estarán callados y en silencio total, les permito quedarse sólo porque a Inna le gustaría tenerlos cerca.

Hyoga bufó ante el comentario de Saga, a la vez que Ami se sonrojaba.

-¿Inna?- preguntó Sailor Mercury cuando hubo recobrado el color natural en sus mejillas.

-Es el nombre de tu hija.- dijo Saga abruptamente.

-Basta ya con eso.- interrumpió Setsuna, dando una palmada al brazo de Saga.

Inna permanecía sentada en la horrenda silla de la salita, mientras se divertía moviendo sus piernas que colgaban del asiento. De alguna manera, la presencia de sus "padres" le había sentado bien, dándole más confianza y seguridad.

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