La única forma de ganar

41 5 25
                                    

Hyoga intentaba pensar, repasaba una y otra vez el procedimiento en su cabeza, casi podía escuchar la voz de Saga; no había olvidado nada, ¿qué sucedía entonces? Apretó los ojos para concentrarse mejor, pero los gritos desesperados de Haruka, Fuu y Seiya no le dejaban pensar claro.

Comenzó a angustiarse más, luego sintió un par de ojos sobre él: Shun. El peliverde lo miraba con atención desde su lugar, no decía nada, tampoco se le notaba ninguna expresión, parecía como si intentara leer su mente. Aquella mirada únicamente lo hizo presionarse más. No quería fallarle a Shun. Había venido para ayudarle, y ahora se tendría que ir sin haber hecho nada útil en absoluto.

A menos que no lo dejaran ir...

Serenity no parecía ser mala persona, ninguno de ellos en realidad. Pero tal vez no dejarían que se fuera tan fácilmente. La mente del ruso comenzó a derivar en ideas inauditas, y quizás poco probables. Podía pasar de ser un invitado a un rehén en un abrir y cerrar de ojos.

¿Qué pasaría con Shun entonces?

Andrómeda, es decir.

Tal pensamiento no hizo más que aumentar su angustia.

-Shun...- murmuró el rubio, aunque nadie podría haberlo oído con todo el barullo.

Su cabeza se llenó de vívidas imágenes de su marido: el día en que se conocieron, la primera vez que besó sus labios, la noche en que le propuso matrimonio, su sonrisa cada mañana al despertar a su lado, su melodiosa risa, su tacto exquisito, su suave piel...

Hyoga comenzó a relajarse. Sentía su mente despejarse y las ideas aclararse poco a poco. Juraba que Shun estaba con él en ese preciso momento, hasta podía percibir su mano sobre la suya. Abrió los ojos con lentitud, Virgo estaba ahí, a su lado, su mano suavemente posada sobre la de él.

Cygnus lo miró, aún con temor en sus ojos. Shun le sonrió adorablemente.

-Debe ser una falla mínima, nada más.- declaró con delicadeza el peliverde. -Quizás se trabó o algo por el estilo.

-Sólo hay que reiniciarlo...- agregó Hyoga, más tranquilo.

-O detonarlo manualmente.- completó Virgo.

Los ojos azules de Hyoga se explayaron, creía entender el plan de acción, la única salida. Y esa perspectiva le aterraba.

-¿Ya saben qué es?- preguntó Hikaru, haciendo que Hyoga brincara.

-Es probable que sólo una falla técnica,- explicó Shun, la atención de todos se posó sobre el peliverde, -reiniciarlo puede resolver el problema.

-¿Y cómo hacemos eso?- preguntó Michiru, aún sosteniendo el Espejo de las Aguas Profundas.

-Tenemos que ir y activarlo manualmente.- espetó Hyoga, su voz estaba a punto de quebrarse.

Un silencio sepulcral inundó la habitación. Incluso los que antes estaban invadidos por la desesperación y la ira, ahora se mostraban estupefactos.

Después de unos segundos que parecieron horas, Lantis se dirigió al ruso:

-Eres el único que sabe como funciona. Me temo que no podemos ayudarte.- todos los presentes lo pensaban, pero ninguno se había atrevido a decirlo en voz alta.

Hyoga no dijo nada. No tenía derecho. Las palabras del Guardián de Hikaru eran verdad. Sólo él podía hacerlo.

Venus produjo un sonido ahogado, había incitado a Shun a tener una relación con el rubio, y ahora su compañero tendría que verlo morir de nuevo. Sabía que se tendrían que despedir, pero atestiguar el fin de su vida otra vez no era parte del plan.

EternityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora