Abnegación

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-¿Galaxia?

-¡No! ¡Sal de mi cabeza!

La guerrera apretaba los ojos con fuerza, sujetando su cabeza con ambas manos.

Se sentía mareada, su visión era borrosa. La tensión del conflicto se había desvanecido, al igual que los aullidos de Pallas. Estaba sofocada. Su mente no era suya nada más.

Era un sentimiento familiar. Ya había pasado por eso anteriormente. Pero de algún modo era distinto. La intrusa en su cabeza no era hostil ni violenta; esta presencia era dulce y amable.

-Galaxia, escúchame.- continuó la Reina con tono suave.

-¡No! ¡Déjame en paz!

-Escúchame... nadie te culpa por lo sucedido.- en el refugio, Seiya se rió burlonamente; Minako le dio un codazo para que guardara silencio. -Entendemos perfectamente tus accciones.

-¡Es mentira!- vociferó la guerrera. -¿Cómo podrían? Soy una traidora. Sé como se castiga ese crimen en tu Reino.

-Galaxia...- suspiró Serenity, siempre conservando la calma y dulzura en su voz. -Tú no eres una traidora. Esta no eres tú.

-¿De qué habla? Está delirando.

A la distancia, Shun alcanzaba a ver las reacciones de Galaxia. No tenía idea si lo que le sucedía a la guerrera era bueno o malo para él. Por lo pronto, debía encontrar una manera de evadir los ataques de Pallas para activar el Reactor. Atacarla y pelear con ella no era una opción, jamás lograría vencerla. Necesitaba una distracción.

Sus reflexiones no dejaban que se concentrara completamente, y otro ataque de la Conquistadora de Mundos impactó en él, hiriéndolo en el pecho.

Minako y Hyoga se sobresaltaron, Serenity tendría que apresurar las cosas.

-Galaxia, estuviste a mi servicio por años, tus reportes fueron uno de los pilares más importantes para desarrollar el Protocolo de Invasión, ¿realmente quieres que crea que te volviste contra mí de un día para otro?

La guerrera escuchaba atentamente, su cabeza estaba por reventar; mientras Serenity le hablaba, otra fuerza intentaba ganar terreno dentro de su mente. Dos seres ajenos a ella luchando por el control de su voluntad.

¿Dónde quedaba ella?

Ni siquiera Galaxia lo sabía.

La verdadera Sailor Galaxia había estado prisionera en su propio cuerpo, incapaz de hacer algo en contra del control mental de Pallas. Ahora una nueva presencia aparecía. ¿Debía elegir una u otra? ¿Acaso no podría ser la dueña de su psique nuevamente?

Claro que sí.

Esta nueva presencia era diferente, no demandaba el control absoluto como Pallas. A decir verdad, no deseaba el control de nada; sólo quería ayudarla. Ayudarla a recuperarse.

-La traición no fue tuya. Pallas intervino para poder destruirnos. Te aprisionó en tu propio cuerpo. Pero sigues aquí. Estás hablando conmigo, ¿no es así? Aún existes y puedes retomar el control.

El silencio inundó la pequeña habitación del refugio; al no obtener una respuesta, Serenity volvió a hablar.

-Galaxia, libérate. Recupera el control de tu cuerpo.

-No puedo...- gimió la rubia, aún sosteniendo su cabeza.

-Sola no. Pero ahora estoy aquí.

-¿Por qué? ¿Por qué hace esto por mí? ¿Me quiere de regreso en sus filas a pesar de lo que hice?

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