Luego del festival, los ánimos habían vuelto a la normalidad. Esa pequeña paz entre todas las especies había llegado a su fin junto con el festival. Al final de todo, habían vuelto a ser enemigos, e incluso pareciera que había empeorado, ya que hace unos par de días hubo un altercado entre un licántropo y un vampiro, que termino en unas serias quemaduras en la criatura nocturna y una transfusión de sangre para el lobo. Todo en el pueblo estaba tenso, más nadie se aventuró a decir nada, pues cada vez faltaba menos para firmar los tratados de paz entre especies.
Pero por obvias razones, los niños ignoraban todo lo sucedido y seguían en su propio y feliz mundo.
Ese día, los pequeños estaban jugando en las afueras de colegio, esperando a que llegasen a buscarlos. Era un día lluvioso, así que Jungkook podía estar al aire libre sin tener que preocuparse de quemarse, ya que las nubes grises ocultaban el sol detrás de ellas. Ambos tenían un impermeable encima del uniforme escolar y unas botas de lluvia en vez del típico calazado, los de Tae siendo rojos y los de Jungkook azules.
Al haber estado lloviendo, el piso y el pasto estaban húmedos, además de formarse charcos de agua y lodo, en los cuales los pequeños saltaban por diversión, manchando sus botas y ropa.
-Oye, Jungkookie, ¿No quieres tener una pijamada en mi casa? -Lo miró saltando a un charco, ensuciandose con el barro que saltaba.
-¿Qué es una pijamada? -preguntó dando otro salto.
-Es cuando te quedas a dormir en la casa de un amigo -explicó simplemente el lobito-. Comemos dulces y jugamos y comemos y vemos tele y postres y dormimos. -Sonrió emocionado.
Taehyung amaba las pijamadas, pero no estuvo en michas en su corta vida y las pocas que ha tenido fue con sus primitos, ya que nunca se hizo amigo de otros niños hasta que entró a la escuela.
-Uhm, tengo que pedirle permiso a mi mamá -dijo saltando a otro charco de agua.
El pequeño lobito abultó sus labios en un adorable pucherito, pero lo entendió, él también tenía que pedirle a su mamá para hacer algunas cosas.
Frente a la escuela paró un elegante carruaje, que parecía ser del siglo anterior. De ella descendieron cuatro vampirezas y la madre del azabache, todas demostrando una elegancia que solo ellas poseían.
-Tu mamá llegó temprano -dijo el lobito por lo bajo, como teniendo miedo de ser escuchado. Jungkook solo asintió dándole la razón.
-¡Jeon Jungkook, sal del barro ya mismo! -regañó su madre con el ceño fruncido y los puños posados en su cintura desde el límite de las baldosas que dividían el camino del pasto.
Obediente, el azabache corrió donde su madre y de inmediato comenzó a ser regañado por la misma. La mujer tomó su manito y juntos caminaron hacia el carruaje, sin detener el regaño y siendo seguidos por las doncellas. Taehyung por su parte reía al ver a su amigo ser regañado, era divertido cuando él no era el regañado. Cuando la carroza partió, él siguió saltando entre los charcos de agua a la espera de su hermano mayor, por mientras iba a cazar a alguna rana que hubiese por ahí.
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-Mami, ¿Puedo quedarme a dormir en la casa de Taehyung? -preguntó el vampirito jugando con sus deditos encima de la mesa ratona, mirando a su madre con ojitos de cachorro.
-Amm...
La mujer lo miró indecisa. Ella jamás había sido capaz de decirle que no a su pequeño Kookie, ¡Era demasiado tierno para su corazón! Por eso siempre le pedía a su esposo que lo hiciera por ella, él no tenía problemas con decirle que no a su hijo. Él era el adulto en la relación, no ella.
-Uhm... Pregúntale a tu padre, cariño -dijo ella antes de volver a su costura.
Formando un pucherito, volteó para ver a su padre, que estaba leyendo tranquilamente un libro muy antiguo, como todos los que había en su biblioteca. Tomando todo el valor que un niño debía tener para preguntarle algo a sus padres sin hacerse pipi encima, respiró profundo y habló.
-Padre -llamó el menor, consiguiendo que el Jeon mayor lo mirara-, Taehyung me invitó a una pijamada en su casa... ¿Puedo ir? -Lo miró aún con ojitos de cachorro, siempre funcionaba con su madre, pero con él era más difícil.
El mayor se quedó mirando unos segundos a Jungkook, para luego mirar a su esposa, quien con señas estaba diciendo que no, moviendo sus brazos de manera exagerada. Le daba gracia. Miró nuevamente al vampirito, quien se notaba nervioso a la espera de su respuesta.
-Claro, ve -dijo alzandose de hombros, volviendo a su lectura. Agradecía ser inexpresivo, porque juraría que ahí mismo estaría riendo a carcajadas por la expresión de sorpresa de Somin. Aveces amaba molestarla.
Jungkook feliz, se levantó de su lugar y corrió donde su padre, se subió encima del sofá y lo abrazó por el cuello, éste ni se inmutó, continuando con su lectura.
-¡Gracias, papi! -Dejó pequeño beso en su mejilla. Realmente le emocionaba aquello.
-Sí, sí, de nada. Solo no rompas nada, y si lo haces que no sea algo costoso -dijo desinteresado, estaba más concentrado en su lectura.
-¡Sí, señor!
Sin más, el pequeño bajó del mueble y corrió a buscar a una de las doncellas, le pediría ayuda para enviarle un mensaje a su amigo diciendo que le habían dado permiso.
Solo cuando el pequeño desapareció del campo de su visión y el sonido de sus pisadas dejaron de escucharse, siendo cada vez más lejanos, fue que la mujer vio con enfado a su esposo. Él simplemente la ignoró, a pensar de no verla, sabía que hasta lo estaba regañando con la mirada.
-¡Se suponía que le dijeras que no! -recriminó ella casi en un grito.
-¿Qué no fuiste tú la que dijo que quería que Jungkook tuviese amigos? -respondió con sencillez, pasando la página de aquél libro.
-¡Sí! ¡Pero no fuera de casa!
-No grites, no estoy sordo. -Hizo una mueca de desagrado, que solo hizo enojar más a su esposa. Cosa que era su intención.
-¡Yo grito todo lo que quiera! -exclamó ella aún más enojada, casi haciendo berrinche.
El mayor de los Jeon simplemente suspiró y se quitó los lentes que usaba para leer. Claramente no los necesitaba, pues su visión era perfecta, pero con ellos puesto se veía más intelectual. Cerró el libro que estaba leyendo, dejando un marcador para no perderse, y miró a su esposa con aquella expresión aburrida, que parecía no inmutarse por nada. Él no era muy expresivo.
-¿Por qué te molesta tanto? Jungkook se junta con ese mocoso desde hace meses. -Elevó una ceja.
-Sí, y es adorable, pero mi problema no es él. Su hermano mayor es igual que todos los demás en el pueblo y tengo miedo de que le haga algo a mi Jungkookie. -Se quejó formando un adorable puchero en sus finos labios.
-Tranquila, cariño, si le hace algo lo decapito -respondió con simpleza, haciendo el amague de retomar su lectura.
Somi frunció el ceño y tomando un cojin del sofá, se lo aventó, y este lo atrapó sin problema, sin quiera tener que mirarla.
-¡No le harás nada a ese niño!
-¿Por qué no? Se estaría metiendo con alguien menor, puedo hacer lo mismo. -Se alzó de hombros restándole importancia. Para él era muy simple lo que debía hacer.
-Amor, no todo se resuelve con violencia.
-Hasta el momento me ha funcionado bastante bien. -La miró con diversión sonriendole, mostrando sus afilados colmillos.
La mujer suspiró pesadamente, negando con la cabeza. Su esposo no tenía remedio.
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No puedo creer que esto lleve más de 10k de lecturas ;-;
Que sepan que los amo <3 prometo actualizar más seguido ;-;
¡Nos vemos en el próximo capítulo! ><
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Garritas y colmillitos •ᴷᵒᵒᵏᵛ•
FanfictionLos vampiros y lobos jamás se han llevado bien desde que ambas especies nacieron y eran enemigos por naturaleza. Siglos de guerra para determinar quién era la especie dominante, una pelea estupida a decir verdad pero necesaria para ellos. Todo este...