Capítulo 17

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Era temprano en la mañana cuando las familias amigas salieron de la manada rumbo al pueblo de los humanos en el carruaje que pertenecía al clan. El camino era largo, de varias horas, pues había un gran territorio que no le pertenecía a nadie entre el pueblo y la manada, que por cierto era un camino medianamente peligroso entre los ladrones, animales salvajes y caminos de barro poco estables. Pero ahí estaban ellos, yendo con tranquilidad hasta el pueblo, siendo escoltados por los súbditos de los Jeon.

Durante el camino, los pequeños jugaban a cualquier cosa que se les viniera a la mente, Jungkook había llevado un par de juguetes para entretenerse en el camino, pues se aburría muy rápido, pero lo malo era que no tenían mucho espacio en aquel reducido lugar. Aún así se las habían ingeniado para jugar, mandando a su madres en un asiento y ellos en el otro, mientras ellas iban hablando en el camino, viendo de vez en cuando a los pequeños que tan entretenidos estaban.

Pasaron al rededor de tres horas de viaje hasta que finalmente llegaron a su destino. En las puertas de la aldea, los frenaron para identificar a los visitantes y comprobar que tenían permiso para entrar. Para visitar el pueblo de los humanos, se debía pedir permiso previamente, pues al ser el pueblo más "débil" era uno que más seguridad tenía, siendo aseguradas por grandes murallas que resguardaban todo su territorio. Uno de los guardias se acercó a una de las ventanas que eran de un cristal negro par que la luz del sol no entrara, Somi abrió la pequeña de la puerta y habló con el joven soldado, no parecía mayor de veinte años.

-Buenos días, señora. Por favor, deme los documentos con el permiso -habló educadamente el joven.

-Claro, aquí tiene. -Sonriente, le alcanzó los papeles. Ella se sentía muy emocionada, era la primera vez que salía sin la compañía de su esposo, era su primer trabajo como la esposa del líder del clan.- Niños, guarden sus cosas que ya vamos a bajar -les dijo a los pequeños cuando el soldado se fue a revisar que los papeles fueran legítimos.

Los niños hicieron lo que la mujer dijo, guardando todos los juguetes en la mochila con forma de murciélago de Jungkook.

-Todo está en órden, señora. El carruaje puede entrar, pero los guardias no. -Somin frunció el ceño ante la negativa.- Deberá entender, que por razones de seguridad, nuestro alcalde no quiere la presencia de personas que no sean totalmente necesarias o no tengan permiso. Nosotros nos comprometemos a mantenerlos seguros durante su estadía, no debe de preocuparse por ello.

Somin meditó un momento la situación. Su esposo le había dicho que no se separa ni un momento de los guardias que había llevado, pero tampoco deseaba causar un problema entre el pueblo y ellos.

-Está bien, no hay problema -dijo finalmente.

Somin se bajó del carruaje con una sombilla en mano y les pidió a los guardias que rodeaban el transporte que esperaran ahí a que ella regresara. Ellos solo asintienron, acatando sus órdenes. La mujer volvió a la carroza y las puertas se abrieron dejándolos pasar. Los pequeños veían por la ventana la aldea de los humanos, que también miraban con curiosidad a los forasteros que montaban tan lujoso transporte. Al llegar a la alcaldía, ambas familias bajaron del carruaje y Somin se acercó al joven que conducía el carruaje, quien era el único que no era vampiro, sino un beta que el lider de la manada les había proporcionado. Así era más fácil de conducir que tener estar cuidando la sombrilla que debía cubrir al conductor.

-Bueno, niños, tengo que hablar con el alcalde y luego daremos un paseo por ahí -avisó Somin acomodando su elegante vestido, planchando la más mínima arruga que podría existir.

-Pero eso es aburridooo -se quejó Jungkook en un lloriqueo. Su madre rió, ella pensaba lo mismo pero estaba obligada a hacerlo. Es la única razón por la que fue a ese lugar.

Garritas y colmillitos •ᴷᵒᵒᵏᵛ•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora