¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Eran pasadas las 2 de la tarde cuando Chris visitó el despacho de Athena en el centro. Su hora de salida normalmente era después de las 4 por lo que la abogada no se molestó en disimular su sorpresa al verlo allí.
—Hola — lo saludó sonriente, al tiempo que le daba un beso en los labios.
Chelsea intentó no gritar, ella se encontraba al fondo de la oficina inundada hasta el cuello de papeles y expedientes pero aún así podía verlos con claridad. Athena era su mejor amiga, casi su hermana de otra madre y la amaba, le encantaba verla tan feliz a pesar de todos los problemas que tenía actualmente. Ellos le encantaban. Era fan de su relación.
—Hola, Chels.
—¿Qué hay?
Chris alzó la bolsa de papel que llevaba en las manos y que desprendía un maravilloso aroma.
—Os traje comida.
Chelsea entrecerró los ojos en su dirección.
—¿Japonesa?
—Sushi tal como te gusta.
Aquello fue suficiente para que la pelirroja se levantara del suelo de un salto y corriera a él para quitarle la bolsa. Una olida y ya se sentía en el quinto cielo.
Athena río al ver sus ojos brillantes por la comida.
—Eres un amor — le mandó un beso y volvió a su sitio a tratar de despejar un poco para colocar las cosas.
