𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔11

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Casarse con un viejo verde


Después de que la familia Hernandez se quedara en quiebra, Wendy López,
que consideraba el trabajo como su vida, no fue a trabajar en un par de días.Ella,
junto con Ramón, ayudó en el funeral de la abuela de Lola y otros asuntos.
Ese día Wendy simplemente se fue a su casa para cambiarse. Pero cuando
regresó, Lola ya se había mudado, y perdió el contacto con Lola en los días
siguientes.Ramón les pidió a sus amigos que la buscaran, pero no tuvieron
éxitos. Wendy había estado preocupada de que se suicidara desde
entonces.Cuando Wendy vio a Lola en el café, sana y salva, la abrazó con fuerza.
—Wendy, lo siento por hacerte preocupar—.Lola dijo con lágrimas en los
ojos, ya que sabía cómo se sentía Wendy en ese momento.Ella estába tan
afortunada que aún tenía dos amigos de confianza. Qué bien...
—¿Dónde has estado? Tenía tanto miedo ...miedo de que ...—Wendy estaba
tan contenta de verla, que se atascó hablando
—Tonta, tengo todavía a mi padre, a vosotros, no haré eso—De hecho, ella
quería suicidarse el día que su padre se fuera. Pero ella se desmayó más tarde.
—Dime dónde has estado. ¿Cómo estabas? Vi tu publicación de Twitter
cuando estaba en camino. ¿Estás casado?—Wendy se secó las lágrimas, se calmó
y se sentó frente a Lola.
Wendy realmente sintió pena por Lola. Ya que todo el mundo sabía que antes
de que ocurriera las desgracias a Lola, tenía una vida increíblemente feliz y
glamorosa
Lola y Laura Muñoz, eran dos diosas reconocidas en la clase alta de la
península. Lola eraa de mente abierta y activa, mientras que Laura Muñez era
fría y elegante.
Tenían innumerables perseguidores. Como todos saben, Lola era como una
luna rodeada por una miríada de estrellas.Solo Dios sabía por qué ella se
enamoró de Miguel, quien era un bastardo de verdad.
—Estoy muy bien en estos días. Y realmente me casé—Lola forzó una
sonrisa, ya que quería parecer feliz.
Entonces Lola le contó a Wendy lo sucedido en los últimos días brevemente.
Cuando hablaba de Jorge, ella mencionó: —Él es realmente bueno conmigo.
Pero no puedo entender por qué—.
Wendy frunció el ceño mientras escuchaba. Todo lo que le ocurrió a Lola enestos días a ella le pareció demasiado coincidente.—Lola, tomaste una decisión
descuidada. Aunque estuvísteis la primera noche juntos, sois desconocidos el
uno para el otro, ¿verdad?
Esto también le había ocurrido a Lola. Pero ella no tenía más remedio.
Charlaron durante mucho tiempo. Estaba oscureciendo afuera, se marcharon
de la cafetería y decidieron cenar juntas.Lola estaba muy feliz.. Antes de
despedirse, Lola dijo: —¿Dónde trabajas ahora? Quiero trabajar contigo—.
—Ahora estoy vendiendo ropa en un centro comercial...¡Tú ... olvídalo!—
Wendy miró a Lola, que todavía estaba bien vestida, pensando que sería mejor
que no trabajara allí. El salario no era bajo en verdad. Pero el trabajo es muy
duro
—¿Por qué? Iré a buscarte allí mañana o más tarde. Recuerda pedirle a tu
supervisor primero que verifique si está contratando a alguien—.Lola llevo a
Wendy a su casa en el coche y no se fue hasta que vio a Wendy subir las
escaleras de su piso
Lola sacó su teléfono para ver la hora. Eran las nueve en punto. Ella hizo una
llamada a Ramón.
—Nos vemos en el mismo lugar, discoteca SOHO—Lola colgó el teléfono,
antes de que Ramón hablara.
En la discoteca SOHO.
La vida nocturna acababa de comenzar. Así que el bar no estaba lleno de
invitados todavía.Bajo la tenue y parpadeante luz, varias personas bailaban
apasionadamente al ritmo de la música con fuertes golpes de tambor y golpes de
metal pesado.
Lola pidió una taza de cóctel. El cantinero se balanceó suavemente, y con
gracia y flexibilidad giró el mezclador en su mano. En solo un minuto, el
cantinero le sirvió el cóctel con un limón.
Lola sostuvo la taza, bebió el cóctel y encontró un rincón oscuro en el que
decidiño sentarse.
Diez minutos más tarde.
Después de estacionar su motocicleta, Ramón caminó rápidamente hacia el
bar
—¡Camarero!—Ramón se sentó y pidió una taza de cóctel como la de Lola.
Ramón miró cuidadosamente a Lola, que estaba sonriendo levemente, el
diamente no paraba de brillar bajo la luz de la discoteca. Estaba contento de ver
que ella seguía siendo la misma de antes.
—Oye, ¿no vas a explicarme que pasó?—Ramón arregló su desordenado
cabello rojo, por lo que Lola pudo saber que había venido con su motocicleta a
toda velocidad. Llevaba un nuevo pendiente de calavera en su oreja derecha, quebrillaba de una manera peculiar.
¿Explicar qué? Me casé, tal y como lo ves—.Lola tenía una sonrisa burlona.
Podría considerarse poco deshonesta de alguna manera, ya que se casó no mucho
después de que falleciera su abuela.
Ramón dijo frunciendo el ceño: —¡Lola, no creo en lo que dices!Si te has
quedao sin dinero, puedes trabajar y ganar dinero. Si no sabes cómo, mi novia y
yo te podemos ayudarte, pero ¿Por qué tienes que casarte con un hombre
desconocido?—.Lo que Ramón dijo deleitó un poco a Lola. ¡Ay!¡Sabía que
Wendy y tu sois mi mejor amigos!
—¿De qué te ries? ¿No estarás tonta no?—Ramón no podía entender por qué
le hace tanta gracia a Lola
—Vete por ahí, tú si que estas tontoSimplemente me siento feliz—.Se sentía
feliz, porque todavía poseía algo valioso.
—¡Definitivamente eres tonta! ¿Incluso te sientes feliz ahora?—Ramón
murmuró mientras miraba a Lola sin expresión.
—¡Camarero, una botella de Royal Salute, por favor!¡Ramón, vamos a
emborracharnos esta noche!—Lola se sintió tan alegre que todavía tenía un
amigo que podía acompañarla para beber.
—Oye, oye, oye, ¿una botella de Royal Salute? Eso me cuesta un salario de
tres meses o cuatro. ¡Me harás pobre!—Ramón gritó. Ciertamente tenía algunos
depósitos, pero el dinero lo había guardado para casarse con una mujer en lugar
de utilizarlo en alcohol.
—No llores hombre, te invito yo!—Ramón solía venir a este bar y se hizo
muy amigo del gerente del bar. Lola muchas veces disfrutaba de bebidas gratis
cuando estaba con Ramón y lo que pedían no era tan caro.A menos que pidan
unas bebidas caras como esta vez, que el gerente del bar no podía invitarlos.
Pero podía hacer un descuento de todos modos.
—¡Lola!¿De dónde sacaste el dinero?—Ramón estiró su cuello para observar
a Lola con cuidado, para no pasar por alto ninguna de sus expresiones faciales.
—De mi esposo, por supuesto—.Wow wow wow. ¡su marido! Lola se
admiró de sí misma, ya que tenía la cara de decir eso de forma natural y fácil.
Un camarero les sirvió el licor pronto. Ramón lo sostuvo en sus brazos.
Seguiría molestando a Lola hasta que ella le dijera la verdad.
—Dime la verdad. ¿Te casas con un viejo verde? De lo contrario, ¿cómo
puedes ser tan rico?—Es normal que Ramón tenga esta sospecha.
Lola se rió a carcajadas. ¿Qué tipo de expresión mostraría en la cara de Jorge
si supiera que alguien lo llamara viejo verde? Lola esperaba ver eso.

ENAMORADA DEL CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora