CHAPTER TEN

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Los latidos de Coraline cada vez se hacían más lentos, estaba recordando todos sus buenos momentos pero no funcionaba solo oía la voz de Vecna reírse

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Los latidos de Coraline cada vez se hacían más lentos, estaba recordando todos sus buenos momentos pero no funcionaba solo oía la voz de Vecna reírse.

— Vamos Coraline, ya no tienes salvación, nunca la has tenido.

— Los dos sabemos que has deseado la muerte y ahora la sigues deseando Coraline.

— Quiero morirme, pero no aquí, no por ti.

— Tus recuerdos me dan tanta lastima, los dos somos iguales, pensamos lo mismo del mundo. Tú eres una buena aliada, únete a mi y acabaremos con esta asquerosa sociedad, con esta cotidianidad.

— Tienes toda la razón, claro que me querría unir a tú causa pero esta no es la manera. Si quieres acabar con la enfermedad eliminas al síntoma, la sociedad es la enfermedad y tú la causa de ello.

Vecna se estaba apoderando de los recuerdos de Coraline en un limbo de muerte.

— Coraline no seas patética, no existe el bien o el mal solo poder.

— Hablas como la basura nazi, eso es lo que quieres. Tú ser la raza superior, la que comanda todo.— la risa sarcástica salió de los labios de Coraline. — Eres igual que Hitler solo...

Las palabras de Coraline fueron interrumpidos por la pequeña marca que se podía ver en el brazo de Vecna 001 tal y como el tatuaje de Once.

Las piezas comenzaron a encajar en la mente de Coraline.

— Tú eres el jefe del desollamentes, demogorgos y de los demodogos. Tú gobiernas el otro lado no es así.

— Eres una amenaza para mi y para el otro lado, no puedo dejar que regreses.

Vecna entro a la mente de Coraline viendo pequeños recuerdos de sus traumas.

— BILLYYYYYYYY.

Hargrove fue atravesado por el desollamentes dejándolo en el suelo del centro comercial, lo último que el chico escucho fue el grito de sus chicas. Max y Coraline.

Los últimos segundos del chico solo pensó en ellas dos y una sonrisa en forma de mueca fue como murió su alma gemela.

Coraline corrió fuera del centro comercial y solo pudo dar un grito que solo lo presenció Robin.

— NOOOO, ¿POR QUÉ EL?, LLEVAME A MI TE LO SUPLICO.

Coraline sentía como la garganta se le desgarraba y se le cerraba poco a poco.

El recuerdo se había terminado pero estaba por comenzar otro.

— Pero ve que obesa estas Coraline.

Caroline estaba sentada en el sofá favorito de su madre Margaret.

— Levántate o llenaras mi sofá con tú asquerosa grasa.

Ese día Coraline se miró al espejo y solo veía su gordura cuando en realidad todod era obra de su mente pues ella estaba bien de peso.

𝕮𝖔𝖗𝖆𝖑𝖎𝖓𝖊|ᴇᴅᴅɪᴇ ᴍᴜɴꜱᴏɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora