Para mi suerte, Raiden encuentra tuercas similares dentro de la caja de herramientas. Se dedica a colocarlas en la cañería para sellarla, mientras que yo continuo mirando su espalda mientras trabaja.Lo sé, me siento terriblemente una perdedora, pero a la vez dentro de una realidad paralela a la mía. Un hombre al que apenas conozco, que ha derramado su café sobre mí camisa, me ha salvado de un robo y me ha pedido salir a cenar, y al cual casualmente observo por mi ventana cada noche, está ahora reparando la cañería de mi cocina.
Esto es algo que jamás creí que ocurría.
Vuelvo a la realidad cuando él me mira como si ocurriera algo. Reacciono y suelto un balbuceo.
—El timbre. –indica y señala con su barbilla hacia la puerta. —Suena.
«¡Riiiing! «
—¿Será el servicio de plomería? –comento con gracia, y me acerco a la puerta.
La abro, esperando encontrarme con cualquier persona, menos con mi hermana. Me quedo helada, sin saber cómo reaccionar. Su cabello ya no es castaño, sino negro por completo. El extraño piercing que solía llevar en su nariz ha desaparecido y su ropa también es distinta, elegante se podría decir.
—Mamá me dio tu dirección. Solo quería saludarte.
Oigo a Raiden aclararse la garganta detrás de mí y yo vuelvo a parpadear. Puedo notar como el rumbo de la mirada de mi hermana va hacia mis espaldas.
Observa sorprendida al adonis de pie tras de mí, y luego su mirada vuelve a caer sobre mí.
—Puedo irme, no quiero molestaros.
—Está bien. –digo finalmente. —Él solo está ayudándome con la cañería averiada. Yo... Pasa.
Cierro la puerta una vez que ella se anima a entrar. No sé qué decir, ni siquiera puedo ofrecerle algo.
Miro a Raiden y él parece entenderlo todo cuando toma la pinza y se larga por el pasillo hacia mi habitación, dejándome sola con Bettany. Ella vuelve a girarse hacia mí y logra sonreírme, aunque de una forma incómoda.
—Es un lugar muy bonito. En serio va contigo.
—¿Qué quieres, Bettany? –digo, cortando el rollo de la amabilidad forzada.
—Verte. –susurra. —Han pasado dos años, ¿no crees que es tiempo de olvidarlo todo?
—¿A qué te refieres con olvidarlo todo? ¿Olvidar como te reías a mis espaldas? ¿Olvidar aquel video tuyo follándote a Henrik? Olvidarlo todo, uhm...
—Era una idiota. No sé qué pasó por mi mente al involucrarme en eso. Sé que lo arruiné todo, y por eso estoy de pie aquí, pidiéndote disculpas.
—Yo... No puedo, Bettany.
Sus ojos se llenan de lágrimas y rompe en un silencioso llanto. Algo oprime mi corazón, estudiándolo, convirtiéndolo en recuerdos y dolor que logré apagar con el paso del tiempo.
—Sé que puedo tener esperanzas, Oli. Estaré en la casa de papá y mamá, si quieres hablar. Este fin de semana podemos almorzar todos juntos, si te apetece. –sugiere e intenta sonreír. —No quiero quitarte tu tiempo con ese arreglo. Me voy.
Camina hacia la puerta y desaparece tan rápido como había parecido, dejándome de pie en el medio de la sala, extrañada por la situación tan repentina.
Doy unos pasos y me siento en el suelo, usando el sofá como un respaldo para mi espalda, levanto las rodillas y las abrazo mientras comienzo a llorar. Oigo la puerta de mi habitación abrirse, y en menos de un segundo, Raiden se sienta a mi lado en el mismo suelo.
—¿Era tu hermana? –pregunta, dejando aquella herramienta sobre la mesa de café.
Yo asiento con la cabeza y miro hacia la ventana.
—Hacían dos años desde que no la veía. Se había marchado a Barbados cuando descubrí que me engañaba con mi ex novio. Y ahora regresa y quiere que yo olvide todo tan fácil. –susurro. —Me siento como una idiota al sentir pena por toda esta situación.
Su mano sujeta mi barbilla y tira para hacer que gire mi cabeza hacia su dirección. Sus ojos azules profundizan con los míos. Él niega con la cabeza y luego chasquea su lengua.
—No eres una idiota, Olivia. He conocido muchos idiotas, y tú estás muy lejos de serlo.
Vuelvo a respirar cuando en realidad lo necesito con todas mis fuerzas, en el momento en que su mano acaricia mi mejilla con suavidad, secando el camino húmedo que las lágrimas han generado.
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Desconocido
RomanceOlivia se muda a su primer departamento en Manhattan. Todo marcha perfectamente bien, hasta ese segundo en el que mira hacia por la ventana. Frente a su edificio puede tener la vista exclusiva de todo lo que realiza su increíblemente apuesto vecino...