Capitulo 13.

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Albert, no dejaba de besar el rostro de su hermana que solo no podía parar de llorar de la alegría de ver de nuevo a su hermano.

-Estas vivo. decía en medio de lágrimas.

-Lo estoy. Y tú también lo estas, creí que habías muerto. Dijeron que en la aldea no habían quedado sobrevivientes, perdón si no fui, yo solo logré mi libertad hace poco y al no tener nada a que volver decidí quedarme con el lanista que es como mi padre.

-No importa ya lo importante es que estas vivo. Mi abuela y yo nos cuidamos mutuamente en el bosque hasta que fuimos capturadas. Candy acariciaba su rubio cabello.

-Mi abuela Pony, ¿es verdad que está en los sirvientes de la hermana del Cesar? La sorpresa y alegría en el rostro de Albert no la podía ocultar.

-Si pero fue por orden del Cesar que me la obsequio. Candy le sonrió.

- ¡sabes! Es la mujer mas fuerte que he conocido, ella enterró a nuestros padres después de que termino todo. Ella misma cabo las tumbas, y antes de sepultar a su hija le quito el crucifijo que cargaba como muestra de su fe en el Dios cristiano y me lo obsequio, para que nunca olvidara el legado de nuestra medre. Candy saco un cordón de cuero que tenía oculto mostrándole el crucifijo, ya que no podía mostrarlo públicamente, bebía llevar lo que le ordenaran ponerse incluso las joyas.

Albert se quedo contemplando el crucifijo por largo rato, recordando a su madre y su amor por lo niños de aquella aldea, incluso con su abuela tenían un lugar para tener niños huérfanos, víctimas de la maldad de Roma. Sabia que su madre y padre dieron la vida por esos pequeños que los amaban como sui fueran propios.

-Ellos se quedaron para proteger aquellos pequeños y me enviaron a mí al bosque contigo y mi abuela, para salvarnos. Hasta que me encontraron. Mientras las cubría con aquellas ramas. - Albert miraba el crucifijo con sus ojos inundados por las lagrimas recordando a su padre y madre y el sacrificio que hicieron no solo por ellos también por los pequeños de la aldea.

-Pero no murieron en vano, lograron esconder los pequeños en las cuevas, y sobrevivieron. Candy sonrió con tristeza.

-Sabes quedamos solo pequeños en ese lugar con mi abuela pony y el señor Steve. Que murió antes de ser traídas a este lugar. Algunos murieron peleando junto al señor Steve, otros se esconden en las montañas haciendo parte de la resistencia.

Los hermanos se abrazaron recordando a su amada madre Marian y su padre Williams, pero algo llamo la atención de los jóvenes.

La discusión era fuerte, lo cual llamó la atención de Albert y Candy que aún estaban en aquel lugar.

-Albert. ¿Porque discuten? Candy miró a Albert.

-No lo se, pequeña. Pero quédate aquí, no te muevas no estas en el palacio, y puede ser peligroso.

Albert, salió y escucho que las voces venían de la arena y se dirigió hacia allá.

-Me inventare algo. Decía Georges perdiendo la paciencia.

-No, yo debo ir y no me vas a detener. Respondió Terry.

-Terry, esta vez estoy con Georges, pueden descubrirte. Intervenía Boudica.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué discuten? Pregunto Albert.

-Albert, El futuro Cesar y su hermana nos han invitado a un banquete en nuestro honor y... Georges guardó silencio. Pero, Albert mas que nadie debía saberlo.

-El inicio de los juegos. Georges lo observó, ya que lo que supo un momento atrás lo tenía impactado.

Albert se quedó en silencio en esos momentos. Hacía cinco años no visitaba ese lugar y tenía recuerdos agridulces de él.

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