Capítulo 5: Estear

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Candy en la mañana era dirigida a los aposentos de Eliza, por órdenes de Neil. Al llegar Candy, la pelirroja que apenas se despertaba de una noche bastante movida, la observó y le pidió agua, a lo que Candy obedeció de inmediato.

Eliza bebió la copa de agua mientras la observaba fijamente. A lo que Candy bajó su mirada, algo incomoda.

- ¿Oye muchachita de dónde eres?

Candy con su cabeza gacha y voz apenas audible dijo.

-De los pictos, las montañas del norte. Dijo ella con pena.

Eliza entre cerro los ojos con intriga.

Lo que Candy no sabia era que Karen al regresar de nuevo a la celebración, y al saber las intenciones de Eliza con la hermana de Albert, de maltratarla y humillarla y hacer que su hermano y primos la desecharan pronto jugo sus cartas.

Karen sabia que Eliza estaba enamorada de Albert. O eso creía, ya que no tuvo la oportunidad de verla con Terry, pero con su amado gladiador sí.

Y estaba segura de que por el hombre que justo ella también amaba, Eliza haría lo que fuera incluso cuidar de su hermana.

Elisa fue aséptica frente a lo contado por Karen, fingió no creerle ni darle importancia. Ya que entre los sirvientes se murmuraba de encuentros clandestinos entre Karen y el salvaje. Pero era real Karen paso largos días educando a Candy y la joven le debe haber contado de su procedencia.

Pero ella no le agradecería a Karen por esa valiosa información, si era verdad lo averiguaría por ella misma. Con la propia Candy.

- ¿Y tú familia? Dijo ella sin dejar de mirarla.

-Viaje con mi abuela ya que... A Candy se le quebró la voz.

-Mis padres fueron asesinados. Dijo en un hilo de voz y con lágrimas corriendo por sus mejillas.

- ¡Hay! No es tan grave. Eliza rodó los ojos.

-Pero... Solo tienes a tu abuela ni hermanas o... Eliza la miró.

- ¿Hermanos? Dijo Elíza con picardía.

-Bueno uno murió apenas al nacer y otro...

Candy Suspiró, con tristeza.

-Fue llevado de la aldea cuando yo era una niña de seis años y él tenía diecisiete. Candy levantó su rostro y miró a Elíza.

-Disculpé Señora pero... ¿Por qué tantas preguntas de mi hogar y mi familia?

Eliza la miró con molestia.

-Curiosidad, ¿que... Acaso no puedo saber la procedencia de las personas que nos traen a nuestro servicio? Dijo ella poniéndose en frente de Candy a lo que Candy bajo su cabeza de inmediato.

-Si señora perdón. Dijo Candy inclinando su cabeza.

-Pará ti, soy ¡Ama! como todos los que me sirven. Eliza se paseaba por el resintió con supremacía.

- ¿Dime como se llamaba tu hermano? pregunto ella pidiéndole más agua.

Candy tomó la Jara y se acercó de inmediato y mientras le servía dijo.

-Albert, ama.

Elisa dejó caer de inmediato la copa al piso a lo cual Candy se asustó.

-Perdón ama, ya le traigo otra copa y lo limpiare. Candy procedió a dar la vuelta y Elisa la tomó del brazo.

-Deja eso que otro lo haga. ¿Cómo dijiste que se llamaba tú hermano? Eliza la miró con sus ojos penetrantes.

-Al... Albert. Ama. Candy la observo con temor sin saber que esperar.

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