Sorta

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Luego que Neafi le explicara que se trataba de un retoño que habían encontrado en el bosque, Sorta salió de su casa y se dirigió al Recinto. Pasado un momento, un par de gorilas armados llegaron a la casa. Les dijeron a los animales que no los iban a dañar, pero que tenían órdenes del Shofaf Nad de no dejarlos salir. Él vendría a hablar con ellos en cuanto terminara la lectura diaria.

La reunión en la plaza central tardó menos de lo habitual. Luego que se despidió a los primates que lo escuchaban, el Shofaf se dirigió hacia donde estaba el retoño, acompañado de su hijo y de Modenco, el líder de los chimpancés vigilantes. Los guardias salieron de la casa una vez que llegaron.

El líder espiritual les preguntó qué era aquello y Neafi le respondió que se trataba de un retoño que había aparecido en el bosque Sarot. Les explicó que eran animales sin razón y que gracias a la luz que emanaba del retoño habían logrado tener conciencia de su existencia. Sorta estaba muy emocionado, quería que su padre le permitiera enseñarles el retoño a todos los primates de la ciudad.

—¡No sabes lo que pides, Sorta! —exclamó el Shofaf Nad, enojado.

El joven gorila entendió que su euforia le causaba malestar a su padre, así que, con voz tranquila comentó:

—No lo entiendo, padre. Cuando vi el retoño, todo cobró sentido, como si la Luz se hubiera revelado completamente en mí.

—La Luz no se encuentra así —respondió el Shofaf—. Durante mucho tiempo hemos seguido las recomendaciones del vidente Somen. Ellas nos han mantenido como un pueblo diferente. Estando apartados de los hombres, tenemos la forma correcta de acercarnos a la Luz y lo que ellos traen sólo es una fantasía, una falacia.

Todos quedaron en silencio, querían saber a qué se refería.

—Si me deja mostrarle el retoño... —Maca teniendo la vasija de barro en sus manos tomó la tela para retirarla.

—¡No lo hagas, niña! —gritó el viejo gorila, enojado. Maca se retrajo—. Deja el velo puesto. Nosotros no necesitamos de esas cosas.

El Shofaf se quedó un momento en silencio y luego de atemperarse, dijo:

—Lo que ustedes traen en esa vasija es el Gahos.

—¿Qué es el Gahos? —preguntó Ivé— ¿Es algo bueno?

—Sí, es algo bueno... pero no en este lugar —el líder volteó a ver a todos los animales y les dijo—. Ahora entiendo por qué van a Veter, están perdiendo su tiempo aquí y nos ponen en peligro.

—¿A qué se refiere? —preguntó Sefar.

—Se refiere a las profecías de Saiz ¿verdad? —preguntó Neafi.

—Así es —respondió el Shofaf—. Lo que traen consigo es quizás el instrumento que puede acabar con Krol-Hanán. Durante algún tiempo, las profecías de Saiz se consideraron como alucinaciones. Pero tal y como lo dictan los dichos de los hombres "un profeta verdadero, es aquél cuyas profecías se cumplen", así las profecías de Saiz se consideraron como fantasías hasta el día en que vimos nacer el reino Rojo.

El viejo gorila recitó la profecía:

—"El reino rojo desde el Norte se levanta. Sangre, yugo y cautividad para la verdad. La luz parecerá no resplandecer, la esperanza como el viento huye y el cielo calla. El ser designado por la Luz, aquél que sería el menos esperado, el despreciado, trae desde Veter la restauración, el remanente que emana vida, la raíz que no se secó, y la glorificación de la Luz en todo el universo"

—Entonces, ¿el retoño es la raíz que habla la profecía? —preguntó Sorta.

—No lo sé, hijo mío. Pero ya una profecía de Saiz se cumplió, es necesario que el resto también lo haga —el gorila viejo se dio la vuelta y refiriéndose a Modenco le dijo:

El reino Rojo. Los tres reinos de AmnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora