Capítulo 21 | Venom

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La viscosa materia oscura que componía a Venom, aparentemente muerta en el tarro, explotó como consecuencia de una reacción con la que los científicos no habían contado. La combinación del frío retenido en el aula de paredes térmicas y el calor que el tarro estaba absorbiendo del simbionte provocó que el cristal inundara la habitación tras la explosión. Venom se reunió consigo mismo atrayendo todas sus partes entre sí. Se desplazó por el suelo y salió del aula por medio de la fuerza y sin ningún impedimento mayor. No obstante, sentía dolor. Las altas temperaturas a las que se había expuesto en el volcán aún tenían su influencia conservada en zonas endurecidas de su cuerpo que emanaban calor. Recorrió los pasillos de la instalación con sutilidad. Se escondía en cualquier sitio cada vez que aparecía alguien trajeado. Consiguió salir. Aquel lugar estaba rodeado de bosque. Buscó a alguien cercano para poder realizar la simbiosis y escapar de allí lo antes posible. Así hizo con el chófer del taxi más próximo que encontró. Obligó al joven moreno de pelo corto a arrancar el coche y a largarse de allí lo antes posible. Justo en ese momento saltaron las alarmas del edificio. Mario, que así se llamaba el conductor, suplicó y gritó todo lo que pudo antes de que Venom le obligase a cerrar la ventanilla.

—¡Déjalo ya! —exigió el simbionte desde lo más profundo de su interior—. No puedes resistirte a mí. ¡No lo pongas más difícil, humano!

El hombre condujo hasta llegar a la costa. Allí, Venom le hizo parar sobre la arena, en mitad de la playa. Después, el chico salió del coche y se acercó al mar.

—Necesito oler —dijo con la voz del simbionte. Absorbió un montón de aire por la nariz y luego lo echó de golpe por la boca—. Creo que ya sé dónde está.

Entonces ambos se metieron en el coche y circularon hasta llegar a la bahía más próxima.

—¡¿Qué demonios haces?! —preguntó el joven.

—¡Calla!

—¡Que me digas ahora mismo a dónde te llevas mi cuerpo! —replicó.

Venom no esperaba ese temperamento. Eddie jamás hubiera reaccionado así, no tan pronto.

—Está bien —dijo el simbionte.

Sorprendido, el chico paró de gritar y de intentar evitar que le controlase, por un momento.

—¿Quién demonios es Eddie? —preguntó—. ¿Estás enamorado de él? —continuó confuso.

—¡No estoy enamorado! —gritó Venom, enfadado.

—Pues es lo que estoy sintiendo ahora mismo —replicó.

—¡Que no! —insistió—. Maldito humano... —continuó—. Como vuelvas a decirlo, ¡te como!

El simbionte giró con violencia el volante, saltándose así el semáforo en rojo. Mario quiso agarrarse donde podía, pero el simbionte tenía todo el control de sus brazos. Para llegar antes, quiso atravesar un campo de cultivo con el coche. No obstante, este estaba inundado, por lo que el coche no pudo avanzar. Venom no toleró bien la frustración, así que rompió la puerta y salió. De un salto, ambos pasaron por encima de todo el barro hasta llegar al asfalto que rodeaba la bahía. Corrieron hasta dar con el barco más cercano, donde había una mujer recogiendo la cuerda, pues estaba embarcando.

—¡Ayuda! —dijo la mujer justo antes de que el simbionte pasase del cuerpo de Mario al suyo. Arrancó el transporte tan pronto como pudo mientras que el cuerpo del joven caía desmayado sobre la madera del malecón.

—¡Ya voy, Eddie! —gritó el simbionte por la ventana a través de la voz de la mujer. Disfrutó del viento chocando contra su rostro y resbalando por sus mejillas a la vez que pensaba en un futuro próximo y utópico con él, su amigo, su hombre.


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Supercut | Fanfic Symbrock/VeddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora