Capítulo 23 | Supervivencia

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Rebecca yacía aburrida y frustrada sobre la cama de aquella habitación blanca en su totalidad. Ya no sabía hacia dónde mirar y no paraba de pensar sobre lo sucedido una y otra vez. Fue entonces cuando bajó la mirada y encontró a los ojos de la mujer que le había acusado hacía unas horas. Ella observaba desde el otro lado de la puerta a través de la pequeña cristalera rectangular que se situaba a la altura de los ojos. Un momento después, Claudia abrió la puerta, que solo podía abrirse desde fuera, y entró. Rebecca se sentó erguida sobre la cama, atenta en todo momento, esperando además a lo que la otra mujer estaba por hacer o decir.

—Lo siento —se disculpó la joven de pelo tremendamente rizado desde la esquina.

—Debería apoyarle, ¿ok? —replicó Rebecca.

—Lo hago —dijo—. Siempre lo he hecho. Le protejo de todo, pero todos pintan de malos a los psicólogos.

—Quizá usted no haya tomado buenas decisiones con él —reprochó la interna desde la cama.

—Ese... asqueroso bicho es un parásito. Es que no me tengo que explicar —continuó—. ¡Nos están atacando esos alienígenas! Está muriendo gente...

—Entiendo... —dijo Rebecca.

—¡No! No lo entiendes. Eddie no deja de lamentarse y de pronunciar su nombre.

—Puede que ese hombre no tenga remedio, pero déjeme decirle que puede sernos muy útil.

—¿A qué se refiere? —dijo extrañada la joven, que se cruzó de brazos.

—Si es verdad que han logrado una perfecta simbiosis, es posible que ese sujeto pueda ayudarnos a nosotros, ¿lo entiende?

—¿Quieres decir que puede ser nuestra herramienta de supervivencia?

—Exacto —asintió Rebecca junto a un chasquido de dedos.

—De acuerdo —dijo la otra joven, pensativa—. Se me ha ocurrido una idea. Tú quédate aquí y ahora vuelvo —continuó justo antes de abrir salir de la habitación y dejando a Rebecca con la palabra en la boca.

—¡Maldita capulla, déjeme salir! —gritó la mujer tras levantarse de forma repentina y aporrear la puerta. Después se dejó caer lentamente al suelo y comenzó a llorar. Allí se quedó por varios minutos hasta que de repente saltó la alarma de incendios. Algo estaba sucediendo, pero ella no podía enterarse desde allí. Observó a través de la ventanilla por si conseguía información; sin embargo, nadie pasaba por el pasillo.

Claudia también se asustó con la alarma. Estaba a unos metros de Eddie, a quien había dejado en el jardín junto a otros profesionales e internos. Cundió el pánico y la gente corría hacia el edificio mientras la joven recuperaba a su amigo. Miró alrededor por si encontraba la razón por la cual habían saltado las alarmas, pero por suerte aún no habían alienígenas demasiado cerca. Claudia corrió con la silla hasta la habitación donde se encontraba Rebecca, quien no había dejado de observar a través de la ventanilla desde que comenzó el aviso.

—¿Cree que puede ser Venom? —preguntó la interna.

—¡¿Qué estás haciendo?! —le preguntó indignado otro médico a Claudia justo antes de que esta cerrase la puerta tras entrar en la habitación con Eddie—. Hay que evacuar ahora mismo —continuó.

—¡Apártate! —gritó la joven antes de empujarle. El chico calló al suelo y se golpeó contra el rodapié en la cabeza, quedando inconsciente en consecuencia. Claudia le observó desconcertada y decidió tirar de sus piernas hacia la habitación para mantener a su compañero a salvo con ellas—. Después de lo que has dicho sobre Venom y Eddie, es posible que le haya estado buscando y que haya llegado hasta aquí.

Rebecca asintió con la cabeza mientras recolocaba al joven en la cama.

—Me he dado cuenta de que no había ninguno ahí afuera, por lo que lo más probable es que se trate solo de uno —dijo la misma—. Este es un lugar aislado. No es muy viable que hayan encontrado este lugar a no ser que haya una razón.

—Entonces usted cree que se trata de Venom —aclaró Rebecca—. Que ha venido en busca de Eddie.

—Eso es.


¡GRACIAS!

¡GRACIAS!

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Supercut | Fanfic Symbrock/VeddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora