El viscoso material de Venom evitó las balas de los defensores del edificio. Aprovechando que uno de ellos estaba desprevenido, se lanzó sobre él y se metió dentro de su cuerpo. Los demás no dudaron en disparar a su propio compañero. Por suerte para ambos, la simbiosis salió bastante bien y todos los balazos recibidos por parte de los demás defensores fueron curados gracias a Venom. El simbionte corrió a través del chico hacia los pasillos del edificio. No tenía muy claro por dónde empezar a buscar, pero lo haría hasta dar con su amigo, su humano: Eddie.
—¡Eddie! —gritaba una y otra vez a medida que avanzaba y abría cada puerta del edificio.
Mientras tanto, Claudia y Rebecca se esforzaron en que el chico del golpe pudiera recomponerse. Tardó varios minutos en los que apenas era capaz de abrir los ojos. No tenía una herida grave; no obstante, el golpe había sido tremendo. Una vez lograron que volviese a recuperar la consciencia, le sirvieron agua y le explicaron todo de forma calmada, pues el chico, para sorpresa de ambas y al contrario de lo que creían, confió rápido en lo que decían.
—No te hubiera empujado si hubiese sabido que me creerías —se explicó Claudia.
—Tampoco te pases. No te voy a perdonar —contestó el joven.
—Es importante que tengamos un plan antes de que Venom llegue hasta nosotros, ¿ok? —sugirió Rebecca.
—No te falta razón —dijo él.
—En marcha —comentó Claudia.
El chico que tenía a Venom como intruso en su cuerpo se encerró en una de las habitaciones donde había una mujer de pelo blanquecino y largo, sentada sobre la cama y muy tranquila. Observó al joven desde abajo hasta que llegó a sus ojos.
—Sabía que te presentarías —dijo la mujer.
—No puedo creer que estés aquí, señora esquizofrénica.
—No digas eso... —se quejó ella. De seguido, se levantó y se acercó a él—. Prefiero que me llames "señorona esquizofrénica" —aclaró antes de reírse.
—¿Dónde está Eddie? —preguntó el simbionte mientras salía del cuerpo del chico para adentrarse en el de la mujer.
—Está con ella —indicó—. Te está esperando —terminó de decir justo en el momento en el que Venom había acabado de sumergirse en su cuerpo.
La mujer corrió por los pasillos mientras el joven cayó inconsciente al suelo. La señora jamás había corrido tanto, ni siquiera cuando era una niña que jugaba a juegos que requerían de velocidad. De vez en cuando aparecía algún que otro guardia, pero estos se escondían porque temían realmente al simbionte. Venom empezó a pasar de investigar cada habitación una por una y decidió ir a donde estaban los refugiados del edificio. No obstante, Claudia se dio cuenta de que una paciente pasó corriendo por el pasillo a través de la ventanilla de la puerta mientras esta gritaba el nombre de Eddie.
El médico salió de la habitación a todo correr para avisarle al simbionte de que el hombre que buscaba estaba en ese cuarto. Eddie sentía la presencia del simbionte e intentó pronunciar su nombre un montón de veces seguidas, aunque rara era la vez en la que sus fuerzas no fallaban y completaba de pronunciar toda la palabra. Rebecca estaba nerviosa, pero también decidida a succionar del alma de la señora esquizofrénica el parásito que tenía en su interior antes de que pudiera invadir el de Eddie. Preparó la aspiradora que había ido a por ella el chico hacía unos minutos y nada más ver entrar a la mujer por la puerta, lo encendió.
—¡No! —gritó el simbionte mientras intentaba escapar de la fuerza del succionador. Todos los demás presentes, exceptuando a la propia anfitriona de Venom y a Eddie, animaron a Rebecca para que no se rindiera en el momento más difícil del plan.
¡GRACIAS!
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