Capítulo 27 | En la cama

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—Por fin en casa —dijo el humano justo antes de estirar los brazos para lanzarse a la cama. No obstante, la masa viscosa del simbionte arrastró su cuerpo hasta la cocina y comenzó a preparar la cena—. Venom... —refunfuñó desde el suelo—. Te odio.

—¿No quieres tortilla francesa? —preguntó con alegría, pero los huevos y la leche se cayeron encima de la cara de Eddie—. Ahora estás más guapo.

—No lo crees de verdad.

Había sido un día muy duro para ambos. Después del encontronazo con Remedy y Jonás, acudieron en busca de los refugiados para avisarles que ya no había peligro en aquella zona. Ellos les dijeron que según la emisora de la radio los simbiontes estaban abandonando el planeta por causas desconocidas, y que por consecuencia se había decretado el fin de la guerra.

Claudia era la que peor estaba, pues se había quedado en estado de shock. Pasaría así al menos por el resto del año acudiendo casi a diario a su psiquiatra. Rebecca se reconcilió con Jonás, quien a pesar de sentir una enorme alegría por recibir un beso de ella, aún sentía ganas de vengarse del hombre que todo lo cambió: Eddie Brock.

—Tú siempre estás guapo.

—Decir eso no te pega nada —replicó el humano—. Iuuj...

—¿Qué hago de postre?

—Ya sabes qué quieres de postre.

—Chocolate...

Eddie refunfuñó y frunció el ceño. Se cruzó de brazos, pero le pareció demasiado infantil, así que volvió a posicionarlos como estaban.

—Has sido adorable —dijo el simbionte, que le estaba observando desde el primer momento—. Pero prefiero chocolate.

Entonces Brock alargó el brazo y comenzó a tocar de forma suave la fuerte y ancha pierna del alienígena mientras que este intentaba concentrarse en hacer la cena. Después, pasó la mano por los enormes glúteos del poderoso simbionte. El humano buscó con suavidad conseguir la erección de su pareja, aunque esta se resistía un poco. Acercó su mano hasta el pene, que empezaba a endurecerse y a hacerse muy grande. Observó que el simbionte se mordía los labios, como si estuviera esforzándose por contenerse. No obstante, Eddie no paró hasta conseguir liberar la ansia de su amigo. Venom se alejó con la excusa de cambiar un ingrediente en la nevera, pero regresó al instante.

—¿Me pasas el trapo? —preguntó el humano pronunciando cada palabra más lentamente que la anterior—. Es que tengo huevos y leche en mi cara.

Venom resopló. Cogió una bayeta y se la entregó sin mirarle a los ojos. Segundos después, continuó con su elaboración.

—Mírame.

El simbionte negó con la cabeza.

—Sé que lo estás deseando —insistió—. No voy a limpiarme con este trapo, sino que lo vas a hacer tú.

El pene de Venom se había vuelto muy duro y grande, pero con esas últimas palabras de Eddie, dimensionó su tamaño. Hasta el glande empezó a humedecerse.

—Sería una pena que te corrieras sin haberme tocado.

Eddie alargó el brazo y agarró la enorme erección. Procedió a hacer movimientos hacia delante y atrás. Venom no pudo resistirse al placer que le estaba generando. Entonces empezó a retorcerse en sí mismo mientras Brock continuaba frotándosela con cada vez más fuerza. De repente, el simbionte le detuvo agarrando su muñeca. Cogió su cuerpo y se lo llevó a la habitación más cercana. Aún no habían podido regresar a su casa de la ciudad, puesto que todavía la urbanización continuaba cerrada, así que se alojaron en un hotel. Allí colocó a su humano boca abajo, le bajó los pantalones y se preparó para penetrarle hasta el fondo. El humano gimió la primera vez, y la segunda, y la tercera. El dolor era inmenso, pero no tan fuerte como el orgasmo que alcanzó.

Una gran cantidad de líquido empezó a escurrirse por la piel del humano. Ya no entraba más semen alienígena en el culo de Eddie, por lo que empezó a inundarse la cama y a teñirse de blanco. Brock se agarró a donde pudo. Venom estaba muy concentrado en partir en dos aquellas hermosas nalgas. De un momento para otro, el simbionte cambió de ritmo para insertar con más fuerza cada una de sus penetraciones. Eddie intentó sujetarse con las sábanas de alguna manera, pero era inútil. La fuerza de su pareja le dominaba por completo y le arrastraba sobre el colchón, que ya parecía blanco natural.

—¡Venom! —exclamó el humano con escasas fuerzas—. Ve-Venom...

El simbionte paró, pero no retiró su erección del culo de su humano, que ya se encontraba muy irritado. Se acercó a él para oírle mejor tumbándose justo encima.

—Ve, e-espera un poco.

—Qué blandengue te has vuelto...

—Vas a hacerme un hijo —bromeó.

—Solo tú puedes intentarlo conmigo.

—¿Te  imaginas... que te embarazo? —preguntó Eddie mientras se reía como podía, aunque parecía que estaba agonizando—. ¿Qué nombre le pondrías?

—No lo sé, pero uno humano no, que son feos.

—Mejor que uno alienígena.


FIN.

Notas

Gracias por acompañarme hasta el final de esta larga historia que comenzó hace mucho tiempo. Especial agradecimiento a quienes le habéis dado una oportunidad hasta el fin. Love 4 u. Os quiero dejar con una última pregunta: ¿Qué nombre le pondríais al descendiente de esta pareja?

¡GRACIAS!

¡GRACIAS!

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Supercut | Fanfic Symbrock/VeddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora