Capítulo 14 | El error

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—¿Qué es lo que ha dicho exactamente? —preguntó el médico ahora sobresaltado.

—Ha-a dicho que... Me ha preguntado si yo había visto a una cosa negra que llevaba adentro —continuó la mujer.

—¡¿Cómo que adentro?!

—Estaría imaginándoselo, ¿ok? Seguro que tiene un trauma importante después de lo que le ha pasado. ¡No importa!

—¡Claro que importa...! —Entonces ella le tapó la boca con la mano mientras le siseaba, evitando así que nadie más pudiera oírles—. Dime qué razones tiene para imaginarse algo así —continuó el hombre susurrando, por ende.

—Pues porque no tiene ningún sentido que sepa algo. No sé cómo se habrá podido enterar. Quizás nos estemos volviendo locos y se refiera a otra cosa, Dios Santo... —La mujer colocó su mano derecha sobre su sien a modo de desespero y comenzó a dar vueltas alrededor del pequeño pasillo.

—P-puede que tenga s-sentido... —lamentó el médico mientras miraba cabizbajo hacia la nada.

—¿De qué está usted hablando?

—De que quizá se me pasara hacerle un rastreo sanguíneo el día que ingresó —confesó con la palma de una mano sobre su boca y con la otra sobre la cintura.

El comentario dejó petrificado el rostro de la médico.

—No me mires así. Tú deberías haber revisado cada uno de los pasos que hice, y lo sabes —replicó el hombre.

Al momento, la mujer se sentó sobre uno de los asientos de la sala de espera vacía que había justo al lado. Se le había vuelto la cara pálida, sus manos bailaban al ritmo de su pierna derecha cual taladora y en su frente comenzaba a reflejarse la luz artificial del habitáculo a través del sudor.

—¿Y ahora...? —Pero la voz de la mujer se quebró y varias lágrimas de impotencia cayeron por su rostro—. ¡Maldiciones! Es que soy estúpida —continuó mientras su compañero le escuchaba con atención—. ¿Qué vamos a hacer ahora, eh? Vamos a perder el trabajo. Dios...

—Peor aún. Esto es hasta castigable. Estamos hablando de un paciente que podría llevar contaminado un mes en nuestro hospital y sin ninguno saberlo. Es... Es... —quiso decir— ¡...imperdonable! —Ahora él comenzó a dar vueltas a la sala mientras la médico lo observaba intranquila.

—Tenemos que hacer algo —propuso ella—. Debemos primero hacerle los análisis sanguíneos. El resto puede esperar —continuó, pero el hombre ya se estaba yendo a la sala de enfrente—. Martín, ¿a dónde va?

Unos segundos después, el médico salió con varios medicamentos y utensilios en las manos; jeringas, tijeras, guantes...

—¿Qué demonios piensa hacer con eso?

—Salvarnos la vida —contestó él mientras se dirigía hacia el pasillo para llegar hasta la habitación de Eddie.

—¡Espere! —La mujer, sobresaltada, corrió a por él y lo detuvo agarrándolo del brazo—. Oiga, Martínez, piense dos veces lo que... lo que quiera que vaya a hacer. Es una locura. Somos médicos... —dijo mientras el hombre le miraba con sus ojos encharcados, indeciso y lleno de frustración.

—Sólo iba a tomar nota de su estado... —continuó el médico—. Yo no puedo permitir que se hunda mi carrera, Rebecca. Me ha costado mucho llegar hasta aquí... Igual que a ti—balbuceó entre sollozos.

Ella se quedó pensativa por unos segundos, hasta que al fin reaccionó
—Escúcheme —dijo mientras envolvía con sus manos las de él—. Hagámosle las pruebas, y dependiendo del resultado, tomaremos una decisión, ¿ok? Juntos, ¿sí?


¡GRACIAS!

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Supercut | Fanfic Symbrock/VeddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora