Aproximándose al pasado

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Aproximándose al pasado


— ¿Papi?... ¿Papá, qué te pasa?


Harry escuchaba muy lejanamente la voz de su hija, y la preocupación que notó en su voz le hizo esforzarse por hablar, pero era demasiado difícil. Podía sentir sus manitas tocándole el rostro pero no podía verla.


Se abrazó a ella con fuerza, usándola como ancla para no ser jalado hacia algún sitio que no sabía qué sería. Y haciendo un último esfuerzo consiguió sacudir la cabeza, logrando de esa forma regresar a ser consiente de donde estaba. Miró la Sala Común, todo parecía estar en orden, aunque su hija le abrazaba con más fuerza de lo normal.


— ¿Alina?... ¿Estás bien? —preguntó sujetándola del mentón para hacerla mirarlo.

— Yo sí, pero me asusté por ti... otra vez te mareaste, ¿verdad?

— No, cariño, es que seguramente subí demasiado rápido las escaleras y me cansé. —mintió mientras sonreía—. Y luego el aire frío me cayó mal, pero ya se me pasó.

— Cerraré la ventana.


Alina corrió hacia esa parte de la Torre sin que Harry tuviera tiempo de detenerla, pero el corazón se le detuvo al verla ponerse de pie sobre el alfeizar para lograr alcanzar el pestillo que atrancaría las alas del ventanal... eso era demasiado peligroso.


Quiso correr hacia ella para alejarla de ahí pero las piernas le temblaban aún. Lo peor fue que en ese momento la niña quiso saltar para poder cerrar la ventana y quitar el frío de su padre, un mal paso le hizo perder el equilibrio.


Estuvo a punto de precipitarse al vacío ante la mirada aterrada de Harry, pero una nueva corriente de aire, más fuerte que la anterior, le empujó hacia el interior y cayó pesadamente sobre el suelo. La ventana entonces se cerró de un golpe tan fuerte que los cristales crujieron a punto de romperse, pero sólo quedaron con algunas quebraduras.


— ¿Estás bien, cariño? —preguntó Harry corriendo hacia ella para apretujarla en su pecho, donde su corazón latía desaforado.

— Sí... me caí. —rió divertida, e inconsciente del peligro por el que había pasado.

— Nunca debes acercarte así a ninguna ventana, mucho menos tan alta ¿De acuerdo?

— Sí... ¿Ya se te quitó el frío?


Harry asintió, besó a su hija en la cabeza y ambos se pusieron de pie al mismo tiempo. Pensando que lo mejor era olvidar el incidente, el ojiverde invitó a Alina a subir al dormitorio de los chicos, estaba ansioso por llegar al sitio donde durmiera por siete años consecutivos.


La pequeña lo siguió sin protestar, y al momento de abrir la puerta, Harry sonrió con ternura, el tiempo parecía haberse detenido en ese lugar. La única diferencia es que no había baúles al pie de las camas, ni objetos personales.


Con una sola mirada más pudo suponer que no había nadie habitando ese dormitorio durante aquel ciclo escolar. Era algo extraño, pero al mismo tiempo le agradó saberlo.


— ¿Cuál era tu cama, papi? —preguntó Alina soltándose de la mano de Harry, recorriendo entusiasmada la habitación.

— Esa de ahí.


Luego de señalarle donde dormía, ambos corrieron juguetonamente hacia la cama. Pero mientras Alina saltaba sobre ella, Harry se dejó caer largamente en el colchón, cerrando los ojos, con una gran sonrisa mientras sentía su cuerpo rebotar con los saltos de su hija.


— Aún se siente como entonces. —comentó feliz, acariciando las mantas y aspirando hondo el olor—. Es casi como haber vuelto al colegio siendo un estudiante.

— ¿Te gustaba estudiar aquí?

— ¡Mucho!... y a ti te va a encantar, y además, aquí conocerás a grandes amigos.


Al decir eso, Harry giró hacia su izquierda, ahí estaba la cama de Ron, eso podía recordarlo muy bien. Y dejando que su hija continuara saltando alegremente, él corrió hacia la cama contigua.


Casi con timidez recorrió sus dedos por la extensión de la manta... un fugaz recuerdo vino entonces a su mente.


Fue poco antes de su graduación, él y Ron estaban sentados en la cama y frente a ellos se encontraban sus compañeros de habitación, sentados en la de Harry. Reían, estaban felices por haber llegado al final de sus estudios con excelentes calificaciones.


Harry podía distinguir bien las facciones de Seamus, de Neville y de Dean. Algo comentaban pero no podía entenderles, tan sólo creía que parecían bromas porque no dejaban de reír, y Neville estaba acalorado. Quiso voltear hacia Ron, era su oportunidad de ver su rostro y recordar, pero no... a su lado sólo estaba una sombra oscura que emitía sensaciones extrañas.


Harry despertó entonces de su recuerdo y se sentó en el mismo lugar donde sabía que había estado Ron. Tenía un amargo sentimiento de nostalgia y desesperación... ¿Porqué no podía recordar a su mejor amigo?


Ya no quería estar ahí, era demasiado angustiante.


Tomó a su hija en brazos y sin tomar en cuenta la confusión de la niña, abandonó el lugar como si algo estuviera amenazándolos.



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