Capítulo 5

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Cuando nos separamos, nos quedamos un rato con nuestras frentes tocándose. Él sonreía y sus ojos se le iluminaban por lo que no pude evitar sonreír también. ¿Es esto a lo que llaman estar enamorado? Me siento muy feliz a pesar de que estoy en una cama de hospital con un yeso en gran parte de mi brazo. Pudimos habernos quedado más tiempo así, pero de pronto se escuchó el sonido de la puerta que estaba a punto de abrirse. Sunghoon se separó de inmediato de mi lado y no puedo negar que sentí un frío donde antes se encontraba él. Quien estaba entrando parecía ser el doctor que estaba a cargo de mí.

-Buenos días, señor Kang. Nos alegra de que haya vuelto a la tierra de los vivos.-dijo el doctor mientras sonreía.

-Muchas gracias por su trabajo.- respondí.

-Doctor, ¿esto significa que se pondrá bien?- preguntó un Sunghoon preocupado.

-Sí, ya está libre de peligros. Solo tenía una leve contusión que mezclado con la falta de sueño causó que estuviese inconsciente por un rato. Solo necesita descansar más y el yeso del brazo se lo quitaremos en una semana.-

-Muchas gracias por todo, doctor.- dijo Sunghoon mientras se levantaba y hacía una reverencia hacia el doctor. El doctor se despidió y abandonó la habitación. Para poder alivianar el ambiente ya que después de ese beso había una vibra extraña, decidí bromear con un poco de verdad.

-Entonces, ¿hoy es nuestro día 1?-Los ojos de Sunghoon se abrieron como platos, sus orejas comenzaron a tornarse de rojo y rehuía mi mirada. Ahora se hacía el tímido cuando fue él quien empezó el beso de horita. No quise insistir para no presionarlo, así que esperé a que él fuese el que hablara. Después de un rato, rompió el silencio.

-Solo si tú quieres.- Fue lo único que dijo. Claro que sí quiero, ¿no le quedó claro cuando se lo grité o cuando nos besamos?

-Sunghoon, mírame a los ojos. Sí, quiero. He querido esto desde hacen semanas.- Su sonrisa volvió a aparecer, pero por una extraña razón volví a ver su ceño fruncido.

-¿Qué sucede?- le pregunté.

- Tae, ¿podemos mantenerlo en secreto por un tiempo? Solo hasta estar seguros de que esto va a funcionar. Para ti habrán sido semanas, pero yo llevo esperando esto hace años. No quiero arriesgarme a que todos se enteren, incluso el abuelo, y que esto no funcione. No quiero arruinar tu reputación ni la de la empresa, ni tampoco ser la causa para que otros se aprovechen de esto.- Me dolía lo que decía, pero también podía ver que no era fácil para él decir esto. Me sentí muy mal porque todo lo que hacía era considerarme a mí, pero no a él. Así que decidí aceptar, solo para que estuviese tranquilo. Yo sé que esto no es un simple amor pasajero y estoy dispuesto a luchar contra quien sea, pero quiero hacerlo sabiendo que él se siente seguro de lo nuestro. Por eso no insistí en lo contrario. Así que extendí mi mano invitándolo a que me diera la suya, y pasé uno de mis dedos por su mano, dándole suaves caricias.

-Si eso es lo que quieres, no veo porque no hacerlo. Sin embargo, tengo una condición: una vez te sientas seguro con esto, puedes decírmelo. No te estreses y toma tu tiempo, que yo puedo esperar todo lo que necesites.- Respondí y él solo asintió.

-Ahora, ayúdame a levantarme de esta cama y ponerme un suéter que me estoy muriendo del frío.- Con tan solo decir eso, la tensión que antes había, desapareció y fue reemplazada por el sonido de su risa sobre mi comentario.

-¿De qué te ríes?- Le pregunté mientras lo golpeaba suavemente.

-Nada, nada.- Me dijo riendo. Él se levantó y me ayudó a salir de la cama. Buscó el suéter y se colocó detrás de mí para ayudarme a ponérmelo. Pasó un brazo por un costado de mi cuerpo para sujetarme y con el otro, me ayudaba a pasar el brazo que tenía la muñeca enyesada. Mi pulso se aceleró al sentirlo tan cerca de mi y comencé a ponerme nervioso. Él no se daba cuenta de lo nervioso que me había puesto, se encontraba muy concentrado en lo que estaba haciendo. Los dos luchábamos por terminar de ponerme el suéter cuando una de las enfermeras entró. Ambos nos viramos sorprendidos, pero la que estaba más sorprendida fue ella porque no nos dejó decir nada antes de salir a toda prisa de la habitación. Los dos nos echamos a reír y terminamos de ponerme el suéter. Después de eso, Sunghoon salió a comprar unos cafés y yo me quedé solo en la habitación. Me acerqué a la ventana y mientras miraba la ciudad ahora bajo la luz de luna, no pude dejar de pensar en cómo todo estaba cambiando. Hace unas semanas regresé a Corea del Sur luego de estar un buen tiempo en los Estados Unidos. Vine con la idea de hacerme cargo de la sucursal principal y de estar cerca de mi abuelo. La verdad es que nunca había tenido una pareja, nadie había llamado mi atención, siempre estaba ocupado en mi trabajo. La única persona constante en mi vida siempre ha sido Sunghoon y hasta esa noche cuando el abuelo nos hizo la pregunta, no me había dado cuenta de hasta que punto él se había vuelto alguien especial para mí. Tan especial que tenía miedo de perder la oportunidad de decírselo, pero al menos no lo hice y estamos aquí. Perdido en mis pensamientos no me di cuenta de que él había regresado hasta que sentí que unas manos se deslizaron por mi cintura y alguien me estaba abrazando. Sunghoon puso su rostro en mi hombro y por un segundo cerré los ojos, absorbiendo lo maravilloso de este momento.

-¿En qué piensas?- Me dijo al oído.

-En como llegamos hasta aquí y el gusto que me ha dado decirte lo que siento.-le respondía.

-A mí también me ha gustado que me hayas dicho lo que sentías. La verdad es que me ha matado tenerte cerca, pero a la vez tan lejos. Cuando accediste a ir a la cita a ciega, me puse todo mal. Siento haberte mentido y causado problemas.-

-No te preocupes, los dos somos iguales. La verdad es que acepté ir a la cita a ciegas porque te vi con Youngseo en Instagram y me entraron los celos.-

-¿Enserio fue por eso? Sabes que Youngseo es una amiga.-

-Pues, ahora si lo sé.- respondí riendo, a lo que él también rió.

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