Capítulo 19

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De camino al apartamento compré los boletos de avión, entre más rápido nos fuéramos a nuestras vacaciones, mejor. Si permanecía más tiempo en Seúl, era muy probable que alguien me llamara y no termináramos yendo al viaje. Por eso cuando llegamos tiramos todo lo necesario en una maleta y nos dirigimos al aeropuerto. Como el vuelo tardaba una hora, Hoon aprovechó a dormir mientras yo me quedaba mirando la ventana. De pronto, comenzaron gotas de lluvia a golpear la ventana mientras esperábamos a que el avión despegase. Mi cuerpo se puso todo rígido y comenzaba a sentir que me faltaba la respiración. Tenía que bajarme de este avión, lo necesitaba. Sin embargo, unos dedos deslizándose entre los míos me detuvieron. Hoon entrelazó sus dedos y con su cabeza aún recostada en mi hombro y sus ojos cerrados, me habló.

-Tae, la lluvia es afuera y no estás solo. Respira hondo y cierra tus ojos.- Hice lo que me dijo y dejé caer mi cabeza en la suya y me concentré en mi respiración. Cuando menos me lo esperé me quedé dormido y no volví a despertarme hasta que una de las azafatas se acercó a nosotros para levantarnos. Ya habíamos llegado a Jeju y teníamos que bajarnos del avión. Fui el primero en despertar por lo que me tocó el trabajo de despertar a Hoon. Una vez los dos despiertos, tomamos nuestra maleta y bajamos del avión. Era tarde en la noche pero para nuestra suerte aún no habían cerrado el sitio de renta de autos así que fui hasta allá y nos renté un auto. Estaríamos una semana en la isla, sería bueno tener una transportación a nuestra disposición. Nos entregaron el auto y subimos las cosas. Hoon puso la dirección del hotel en el GPS del auto y comenzamos nuestro recorrido. El camino fue tranquilo y bello ya que la carretera que tomamos estaba cerca de la costa y podíamos ver como la luna bañaba las olas del mar. Nuestro hotel no estaba muy lejos ya que habíamos escogido uno cerca de la playa. Ya en el hotel nos dieron la habitación y nos fuimos directo a la cama porque el peso del día ya nos había alcanzado.

A la mañana siguiente nos levantamos y nos quedamos un rato en la cama sentados, buscando en Naver que es lo que haríamos hoy. Para mi mala suerte a Hoon le interesó que hiciésemos la escalada al monte Hallasan así que nos tocó ir a desayunar para luego comprar equipo y provisiones. El monte Hallasan es muy importante para la isla porque fue quien la creó. En palabras sencillas, esa montaña es un volcán, pero que no ha hecho erupción en 5,000 años. Lo increíble de todo además de la gran caminata es que cuando llegas a la cima, puedes ver un lago que se formó en el mismo cráter. Llegados al lugar, dejamos nuestro auto en el estacionamiento y comenzamos la escalada. El inicio no fue tan tedioso y está todo el camino marcado ya que estás pasando como un bosque. El camino en algunas partes puede ser tablado, en otras hay que ir de roca en roca y en otras es tierra. A cada cierto punto del camino hay letreros que marcan la sección en la que nos encontramos y también nos dicen la dificultad del sendero. Todo iba bien hasta que comenzamos a subir y nos encontramos con que habían escaleras y no dos o tres como en un centro comercial, muchas y empinadas. Después de haber subido como más de 80 escalones, puede que hayan sido más o menos, pero la calor y el cansancio ya han nublado mi juicio, llegamos a una parada de descanso. Había una estructura en madera así que me tiré al suelo para ver si podía recuperar el aliento.

-¿Estás bien?- Me dijo Hoon a la misma vez que me pasaba una botella de agua.

-Sí, no es mi estilo de ejercicio.-Le respondí antes de comenzar a tomar agua.

-Si quieres nos podemos regresar.- Me dijo, pero no quería que nuestra primera actividad en estas vacaciones terminase de esta manera.

-No, nos vamos. Déjame descansar unos minutos más y seguimos.-

-Vale, intentaré bajar mi ritmo para sincronizarlo con el tuyo.- Hoon era un escalador experimentado por lo que esto no representaba un reto para él. Después de unos minutos reanudamos nuestra caminata. Entre más subíamos los caminos eran más empinados y llenos de escaleras. En algún momento del sendero llegamos a pasar un puente de madera. No les voy a mentir y les voy a decir que tuvimos que detenernos un par de veces, pero luego de 4 horas logramos llegar a la cima. La vista era espectacular y casi podíamos tocar las nubes. El cráter era enorme y al fondo se podía ver un pequeño lago. A veces olvidaba lo grandiosa que es la naturaleza, pero ella se encarga de recordárnoslo con vistas como estas. Estuvimos poco tiempo allá arriba, nos tiramos unas selfies. Por último nos comimos algo y comenzamos el descenso. Dejenme decirles que el descenso es más rápido que la subida y en menos de nada ya estábamos en el auto.

-¿Ahora a dónde?- le pregunté a Hoon una vez se puso el cinturón de seguridad.

-Al hotel para que te metas en el jacuzzi de la habitación y relajes los músculos. Esto fue mucha diversión por hoy.- me dijo con un tono de burla al final, sin embargo, no me importó.

-Amo que me conozcas.- le dije mientras él ponía la marcha y yo ansiaba regresar rápido para meterme en el agua caliente.

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