Capítulo 6

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A pesar de que no tuve daños peligrosos durante el accidente, el doctor hizo que me quedara un tiempo en el hospital para que pudiese descansar apropiadamente. De igual forma, me prohibió que trabajase demasiado y créanme que me fue imposible trabajar porque Sunghoon a cada rato estaba diciéndome que tenía que descansar. Así que para no escuchar su discurso a diario, solía trabajar cuando él no estaba. Esto solo pasaba durante el día ya que tenía que reemplazarme en los eventos importantes de la compañía mientras estaba en el hospital. En las tardes regresaba a su casa a darse una ducha y volvía directo conmigo donde comíamos, veíamos tv o platicábamos hasta quedarnos dormidos. A pesar de que esto se había vuelto una rutina, no me aburría de nada. Ya me estaba acostumbrando a verlo llegar del trabajo y la espera a veces se me hacía larga, pero todo mejoraba cuando lo veía entrar todo sonriente. La verdad es que a veces me sentía un poco triste de que estuviese cargando el peso de mi trabajo y de que se estuviese cansado más de lo debido. Me preocupaba que su salud se afectara por mi culpa, pero cada vez que intentaba sacar el tema, me hacía callar. Se había vuelto un maestro de impedirme hablar desde cambiar de tema hasta besarme cuando no encontraba más ninguna solución.

Al fin llegó el día en que me podía ir para mi casa, pero tenía que esperar a que Sughoon saliese del trabajo. Intenté decirle que podía irme solo. Le dije que pediría un taxi hasta el apartamento, pero se negó totalmente y hasta me miró ofendido. Aún recuerdo palabra por palabra lo que dijo y hasta me da un poco de risa.

Flashback

-Hoon-ah, tu estás ocupado. ¿Qué tal si yo me adelanto mañana y me voy al apartamento? Cuando salgas del trabajo, te pasas por mi apartamento si tanto te preocupa.- le dije ya que no quería ser una carga para él. Sin embargo, la mirada que recibí a cambio fue una de desaprobación.

-¿Cómo crees que dejaré que mi novio que acaba de ser dado de alta del hospital se vaya solo en un taxi? ¿Qué crees que pensará la gente si se entera de esto? Es más, ¿cómo crees que me sentiría yo? Me sentiría como el peor novio del mundo porque ni siquiera puedo sacarte del hospital por el trabajo.- Al decir esas palabras, no pude evitar sentir culpa por tan siquiera haber sugerido irme solo. Me acerqué hacia él y pasé mis brazos por su cintura para darle un abrazo. Él correspondió el abrazo pasando sus manos por mi espalda y dando pequeños toquecitos.

-Lo siento, Hoon. No lo volveré a sugerir. Es que no quería ser una carga para ti. Desde el accidente has tenido que trabajar más de lo normal y me preocupa que te esté haciendo mal. Solo quería alivianarte la carga. Pero si es así como te sientes, esperaré a que regreses y nos iremos los dos juntos a casa.- Una vez terminé de decir eso, sentí como las manos de Sunghoon se movían a los costados de mi cuerpo y me empujaban un poco hacia atrás, despegándome de su cuerpo. Las manos siguieron subiendo hasta mi rostro, el cual levantó para que mis ojos quedasen en dirección a los suyos. Puso sus dos manos, una a cada lado de mi rostro y me dio un corto beso.

-Tae, tú nunca has sido ni serás una carga para mí. Lo que he estado haciendo es porque es parte de mis funciones como tu secretario y como tu pareja. Nunca dudes que si no quiero hacer algo, te lo diré. Así que no te sientas culpable de nada.- me dijo antes de volver a envolverme con sus brazos.

Fin del flashback

Cuando volví a mirar el reloj ya eran las 5 de la tarde, lo que significaba que en cualquier momento Sunghoon estaría entrando por la puerta. Como si estuviese escuchando mis pensamientos, Hoon entró unos segundos después. Venía vestido con un traje negro y sus lentes que cada día me recordaban lo sexy e inteligente que era.

-¿Listo para ir a casa?- dijo Hoon extendiendo la mano para coger la maleta. Le dí la maleta, pero de todas formas me volvió a extender la mano.

-¿Qué haces?- le pregunté.

-Pidiéndole a mi novio que me dé su mano.- respondió de una y no pude evitar sentir como mis orejas se tornaban rojas.

-No dijiste que querías mantener lo nuestro en secreto por un tiempo. Apenas llevamos dos semanas juntos.-

-No seas tonto, Tae. Para eso tengo un abrigo con bolsillo. Nadie notará nada excepto nosotros dos.- Así entrelazó sus dedos con los míos y metió nuestras manos juntas en el bolsillo del abrigo. No voy a negar que estoy muy nervioso. ¿Y si la gente se da cuenta? No es que me importase lo que dijeran, pero le prometí no adelantarnos a nada. No quería que nadie se enterase hasta que él se sintiese seguro de que lo nuestro era estable. Caminamos así, agarrados de la mano hasta el estacionamiento donde tuvimos que separarnos para que él pudiese conducir. Ya era de noche cuando salimos a la calle y la vida nocturna en Corea acababa de comenzar. Conducimos por lo que fue una hora hasta llegar a mi apartamento y una vez dentro de él, me derrumbé sobre el sofá. A pesar de haber estado dos semanas en un hospital, la salida del mismo me había drenado totalmente y también me había dado hambre. Me levanté con la intención de ir a prepararnos algo de comer, pero me detuve al ver que Sunghoon se estaba poniendo el delantar.

-No es que me queje con la vista, pero, ¿qué estás haciendo?- pregunté.

-Voy a prepararnos algo de comer.- respondió.

-¿Enserio?- le di una mirada crédula.

-Muy enserio. ¿Pensabas que eras el único que podías cocinar en esta relación? Pues lamento anunciarte que tengo algunos trucos bajo la manga. Ahora vete a dar una ducha mientras yo preparo la cena.- Como si se tratase de una orden militar, abadoné la sala de estar y fui a mi habitación por un poco de ropa, en mi camino al baño. Cuando encendí la ducha, no pude dejar de agradecer el haber podido salir del hospital y regresar a mi hogar donde todo me es familiar y el agua está caliente. No saben lo que sufrí cada vez que me daba una ducha en el hospital porque solo había agua fría. Así que me tomé un poco más del tiempo que debía, mientras descansaba mi cabeza debajo del agua y sentía como cada músculo de mi cuerpo se relajaba con el contacto con el agua. Cuando sentí que era suficiente, apagué la ducha y comencé a vestirme con unos pantalones sudadera y un abrigo una talla más grande. Salí al encuentro de Sughoon quien parecía que ya tenía todo listo en la mesa, pero al verme salir con el cabello mojado, me impidió sentarme. Su razón era que acababa de salir del hospital y podía tener el sistema comprometido por lo que me mandó a buscar el secador de cabello y me hizo sentarme en el suelo de la sala de estar mientras él me secaba el cabello. Este gesto se sintió tan cómodo y tan normal que no pude evitar pensar si así se sentiría vivir una vida entera juntos. Cuando terminó de secarme el cabello, al fin pudimos comer. Él había preparado todo un banquete, había sopa, arroz y algunos complementos. Me dispuse a probarlo y mi cara de asombro debe haber sido muy visible porque Sunghoon casi se ahoga por estar riéndose.

-Todo sabe delicioso.- le dije mientras le enseñaba mis pulgares en señal de aprobación.

-Te dije que si sabía cocinar.- respondió.

Terminamos de comer y esta vez me levanté de prisa para lavar todo lo que habíamos utilizado. Tuve que usar la velocidad porque si no me adelantaba, parecía que Sunghoon no tenía intenciones de dejarme hacer nada hoy. Me estaba tratando como si fuese frágil y en cualquier momento me fuese a romper. Le dije que mientras yo hacía esto, cogiese ropa de mi armario y se diese una ducha. Después de una larga discusión de la cual no acepté un no por respuesta, se fue a dar la ducha. Culminé de limpiar la cocina y me fui al sofá a ver televisión en lo que él salía y a diferencia de mí, él vino con el cabello seco. Se sentó a mi lado y yo me recosté poniendo mi cabeza en su regazo. Mientras veíamos la tv, él comenzó a acariciar mi cabello provocando que me diese sueño, pero no podía quedarme dormido. Me viré boca arriba para poder mirarlo.

-Hoon-ah- dije, logrando captar su atención y que su mirada se encontrase con la mía.-

-¿Aceparías ir a una cita conmigo mañana?- Sus ojos se iluminaron y asintió.

-Pero la advertencia es que yo prepararé todo. Ya has hecho mucho por mí, quiero hacer esto especial para ti.- le dije y no obtuve ninguna resistencia.

Continuamos viendo la película y en algún momento de la noche terminamos acostados en el sofá con él detrás de mí, un brazo bajo mi cabeza y el otro rodeando mi cintura. Su cabeza se encontraba apoyada en mi hombro y pude sentir como se había quedado dormido porque sus respiraciones eran cada vez más profundas. Apagué el televisor y no tarde en quedarme dormido. 

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