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Yang había vuelto a su enorme hogar con el frasco de gena y la aguja en mano, por ahora escondería la fusta en su cuarto, no quería intimidar al bebé.

Entro siendo recibido por una reverencia de una de las sirvientas en la entrada de su hogar.

-Donde está mi niño?- pregunto a la jefa de sirvientas, la cual estaba muy seria y presentable como siempre.

-Esta viendo la televisión señor Yang, le preparamos panqueques con crema batida- comento la mujer haciendo una pequeña reverencia.

-Gracias-
Fue lo último que dijo antes de caminar hacia la sala donde había una pantalla de 70 pulgadas y unos sillones negros de fina tela.

Encima del sillón más grande miro a su bebé hecho bolita con el plato de panqueques sobre las piernas, y la boca llena.

Confirmo que era un bebé cuando al ver la pantalla se podía ver una película infantil.

Hyunjin se veía muy concentrado, con la boquita llena y los ojos metidos en la pantalla, ni siquiera había mirado que yang estaba allí.

Jeongin se acercó despacio y se sentó al lado de su niño, el cual volteo despacio y al verlo puso una gran sonrisa en su rostro.

-Hola papi- susurro tapando su boca gracias a la comida.

Yang mentiría si dijera que esa bienvenida no le había encantado, pero ya era hora de que su niño se fuera pronto, y así no tuviera problemas es su casa.

-Necesito hablar contigo de algo importante cielo-

-Si, que pasó?- pregunto dejando en la mesa de enfrente el plato con la comida.

-Debo poner algo importante en tu cuerpo, se llaman marcas de propiedad bebé- explico yang mostrándole el frasco negro y una caja de terciopelo que parecía de esas que contienen collares.

-Nunca había escuchado eso, pero para que sirve?- pregunto ladeando la cabeza viéndose demasiado tierno para los ojos de yang.

-Es para que sepan que eres mio- respondió acariciando el cuello del niño viendo cómo se sonrojaba.

Acaso quería matarlo?
Por qué tenía que ser tan perfecto a cada maldito segundo?

-Esta bien papi-

Respondió Hwang sin entender mucho pero le daba igual, si jeongin quería algo el lo haría.

-Buen niño- felicito el mayor dándole un beso en la frente al menor y haciéndose a un lado preparando el frasco negro.

Le incrustó la aguja y le bajó un poco la camisa por la clavícula al niño.

Se acercó viendo los inocentes ojitos del niño.

Y detrás de su oreja con la tinta que solo era superficial comenzó a escribir en mayúsculas "YJ" ni tan grandes ni tan pequeñas, pero si perfectas para que todo el puto mundo las viera.

Acabo y puso una gran sonrisa en los labios, después abrió la caja y saco un collar de oro en el cual venía exactamente lo mismo que se había escrito en el cuello del niño.

-Esta sirve para que todos sepan que eres mío, el tatuaje dura dos semanas y después lo volveré a hacer, y nunca te quites el collar a menos que sea necesario, entiendes mi amor?-
Pregunto tomándolo por la mandíbula con ganas de besarlo.

-Si papi- dijo mientras se sentaba sobre las piernas de yang, y le daba un pequeño piquito sobre los labios.

Jeongin adoraba lo adorable que era SU bebé.

-Son las 5 de la tarde es perfecto para que llegues bien a casa muñequito, mañana Romin te recojera de la escuela, y aprovechando que tu madre estará en tu casa hablare con ella sobre todo esto, me presentaré como tu novio cielo-

-Me lo permites? - preguntaba Yang besando la frente del niño.

-Si, esta bien -
Respondía sonriendo.

Después de todo ese día lleno de cosas nuevas Yang ayudó al niño a vestirse para después llevarlo hasta su casa, aguardando desde la esquina hasta ver que el niño entrara por esa puerta, claramente dándole un pequeño beso de despedida antes de que se bajara del lujoso auto.

Tal vez el empresario conocido por sus famosos relojes y perfumes debería trabajar duro para ganarse el amor de su suegra.

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Espero les guste.

DADDY ISSUES - Jeongjin  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora