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Cuando se esta relacionado con personas que tienen dinero hasta para regalar y sobre todo te involucras con ellos y sus sentimientos definitivamente no saldrás ileso de las consecuencias.

Hyunjin no conocía la maldad como tal, pero estaba a punto de experimentarla, no lo merecía pero por esta vez sus dos novios no podrían defenderlo.

En el planeta no había hombre más retorcido que Christopher Yang, o bueno tenía un parecido con otro maniático.

Song Mingi.

Llevaba meses investigando cómo hacer daño a las empresas y franquicias de dos de los Yang, tenía solo un poco menos de dinero que Christopher, pero este último se había negado a firmar un contrato de ventas internacionales ya que le parecía una idea estúpida.
Pero a Mingi nadie le decía que no, se sentía estúpido al no haber logrado impresionar a Christopher Yang, al sentir su rechazo y ver cómo Jeongin no le respondia las llamadas diciéndole que estaba ocupado y que no tenía tiempo para nuevos proyectos.

Se sentía menospreciado.

Y no solo se sentía, si estaba siendo menospreciado, ya que para los Yang no era nada más que un maniático, Christopher lo juzgaba, sabiendo que el es mil veces peor, pero no le importaba.

Los Yang ya habían tenido problemas con muchos otros empresarios gracias a sus actividades y comportamientos tan mierdas, con todo el mundo eran altaneros, retadores, tercos y sobre todo groseros, la maldad era algo que no les causaba el más mínimo arrepentimiento.

Pero Mingi estaba cansado de no poder encontrar algo con que joderles la vida, literalmente no había nada que les causará daño, si pedía que robaran acciones, dentro de su propia empresa sería un gran porcentaje de perdida pero para esos dos hermanos era solo un 1% y eso no era un daño, claro, hasta hace una semana, cuando su hacker logró tener acceso a cosas muy privadas de la vida personal de esos hermanos, sobre todo a la vida de Christopher, que era el más cuestionable de los dos, sin embargo ya tenía un punto débil, algo que jamás creyó escuchar de él, ya que Christopher Yang era conocido por todo el mundo con que se relacionara por ser literalmente una mierda de persona, nada le dañaba, nada le importaba, y sobre todo se habia difundido un rumor de que tenia ASPD no diagnosticado, con eso le podia afectar mucho, pero al no haber un diagnostico no podia hacer nada.

Hasta ahora, Mingi se sentía agradecido con ese adolescente de 18 años por hacerle una debilidad a esos dos, lo usaría para desquitarse.

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Hyunjin caminaba tranquilo, tenía muy poco tiempo que acababa de entrar a la universidad, todavía no tenía amigos pero estaba tranquilo, hasta que desde hace varios días su tranquilidad se perturbo gracias a que cada vez que salía se sentía observado.

Por acortar camino doblo en una esquina en la que ciertamente no era muy habitada, Romin no había podido ir a recogerlo como era costumbre porque estaba enfermo y Christopher y Jeongin gracias a tanto trabajo descuidaron eso, gran error.

Había unos ojos felinos mirándolo caminar despacio viendo su cuerpo, su cabello y todo su ser, los mismos ojos afilados que lo miraban le indicaron a el auto negro lujoso que avanzará un poco, nuevamente siguiendolo por cuarto día consecutivo, ya estaba cansado de solo mirar y de no tener.

La botella con químicos y el pañuelo ya estaban en sus venosas manos, se las entrego a su ayudante en las manos indicándole que era el momento correcto para bajar, ya había estado semanas antes recorriendo todos los alrededores de la escuela, asegurándose de que no había cámaras ni nada que le hiciera mierda el plan.

El hombre andrajoso con ropa vieja que había contratado bajo del auto con el pañuelo escurriendo del líquido, siendo observado atentamente desde la ventana polarizada por su jefe, si no hacia bien y trabajo sabía que seguramente ese mismo día moriría.

Estaba nervioso, ¿por qué querer secuestrar a un pobre niño inocente?

Desde esa perspectiva lo miraba el hombre, estaba en desacuerdo, pero tenía deudas, deudas más grandes que un continente.

Veloz y silenciosamente se acercó al niño poniendo su brazo en el cuello apretándolo con fuerza, el pañuelo sobre sus labios y nariz, minuto después el pequeño cuerpo se puso mucho más pesado puesto que ya se había desmayado.

Fue cargado por el hombre andrajoso, corriendo rápido al auto negro, abriendo la puerta de la parte trasera entregando el cuerpo inconsciente del niño, y recibiendo en manos un documento oficial firmado por Song Mingi en el cual redactaba que toda su deuda estaba pagada.

Mingi era todo un manipulador, ya que en realidad solo le había hecho creer que si le hacía ese favor su deuda estaría pagada, pero nada importa más que su reputación, al anochecer uno de sus sicarios iría a matar al hombre, no podía permitirse tener testigos, ya tenía suficiente por ahora con todas las perdidas monetarias que Yang mayor le había hecho al no querer firmar ese contrato, no quería más problemas.

Su enojo se desvanecio cuando cargo el cuerpo del chico y lo puso sobre sus piernas, recargando la cara del más pequeño sobre su pecho, acariciando delicadamente sus facciones con los dedos, lo había visto en fotos, pero vaya que en persona era toda una muñequita, ahora entendía por qué tanta obsesión de esos dos hermanos con el menor.

La mayoría de mujeres que se les acercaban siempre eran vulgares y lujuriosas, con sus ropas y sus vestidos escotados mostrando su cuerpo ofreciendose, pero el sabía que para un hombre no había nada más tentador que la inocencia y la pureza, eso sí era realmente un incentivo para pecar.

Se iba a divertir mucho al ver esos grandes ojos llenos de lágrimas suplicándole que se detenga, pidiéndole que deje de hacerle cosas dolorosas, o bueno ese era el plan inicial, le molestaba que fuera tan grande el aura de inocencia que tenía ese niño, se estaba empezando a arrepentir de querer hacerle daño, tal vez solo lo encerraría en una de sus mansiones, y lo soltaria al tener el contrato firmado por Christopher.

Pero su mente enferma se deleitaba al inhalar ese suave aroma del cuerpo pequeño que descansaba inconsciente en sus piernas, su piel era tan suave, y tenía un rostro precioso.

Le iba a ser difícil decidir sobre si hacerle daño o no.

Después tendría tiempo para pensar en eso, conocía a Christopher, sabía que no tiene límites cuando se trata de proteger lo que es suyo, pero estaba enojado.

Y Christopher y Jeongin simplemente no conocían lo que era la cordura.

Alguien iba a morir, con su sangre escurriendo por todo el piso, rojo como el pecado.

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⏰ Última actualización: Oct 04 ⏰

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DADDY ISSUES - Jeongjin  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora