Capitulo 21: Bestia Roja

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___Akiro Shiroi___

¿Cómo sabría el que lo amo tanto?
Las palabras no me parecen suficientes, las acciones tampoco, porque el amor que tengo por Keiko es más grande que todo lo que está al alcance humano, y aun así, intento demostrarle el amor que le tengo de toda forma posible.
Sin embargo, su vida es un caos desde que llegue a ella, no dejó de ponerlo en peligro.

— Te amo tanto Keiko Tendo. —acerque mi frente a la suya, él seguía dormido, se veía tan divino — Te amo mi gatito curioso.

Me aleje un poco y bese su frente, tome un momento y aprecie cada una de sus facciones, su nariz respingada, sus pestañas medianamente largas, su piel levemente bronceada, aquel lunar que tanto amaba cerca de su ojo derecho, o el que tenia del lado izquierdo de la nariz, o aquel que era tan difícil de ver en sus cejas, sus labios, esos labios rosados y suaves que me vuelven loco, acaricie su mejilla con tranquilidad.
Él era mi momento de paz, algunos encuentran su lugar seguro en un lugar, algunos en música, otros en libros, otros en pasatiempos y yo, yo encontré ese lugar sin buscarlo, lo encontré en este chico curioso, en mi chico curioso.
Porque aunque no quisiera admitirlo, desde que sus ojos chocaron con los míos sabía que me estaba llamando, que me necesitaba y yo por supuesto que necesitaba que esos hermosos ojos negros me observaran un momento más, por toda mi vida si era posible y Justo ahora espero que sea hasta el fin del día de alguno de los dos.

— Si tuviera que repetir la historia, volvería a pasar por ese parque cada una de las repeticiones para que tu curiosidad te llevara a a mi.

Keiko no podía escucharme, y no era la primera vez que me levantaba antes que él y aprovechaba para admirarlo, porque era algo de lo que aseguró no me cansare jamás, la calma que transmite al dormir, o al reír, o al existir, simplemente es todo lo que necesito, y aunque suene absurdo, es mi felicidad.

— Gracias amor mío, por devolverme la alegría a la vida.

Y no exageraba, busqué mil pasatiempos intentando encontrar algo que me hiciera feliz, algo que me hiciera aliviar el dolor que dejo la partida de garabatos, pero nada funcionaba y entonces, un 12 de Julio conocí a este maravilloso chico, un chico que pateo un árbol frustrado, un chico que gritaba lo que pensaba, un chico que sin saber mi nombre y yo sin saber el suyo ya me tenía en sus manos, aquel que me regresó la inspiración, aquel que me hizo ver lo hermoso que era poder ver las ventanas del alma, ver los ojos de los demás, ver sus ojos, porque no importaba lo que pasara, era como si hubiera estado destinado a mi, ese chico que no soporta el alcohol pero igual se tomo un six entero, aquel que puso su vida en riesgo solo por que quería salvarme, aquel que corrió en la noche hasta un lago porque sabía que estaría ahí, y que sin saberlo alivió mi corazón al instante, si él estaba yo no necesitaba nada más, solo a él.

— ¿Akiro?

Se escuchó en apenas un susurro, estaba despertando.

— ¿Mhm?

— Tengo hambre.

Y yo reí, me levante con cuidado y fui a la cocina, no me importaba que fueran las 2 de la mañana, si tenía hambre yo le prepararía de comer, pero para mi suerte eran las 9 de la mañana, no era la primera vez que gatito se quedaba así que ya tenía algunas mudas de ropa en mi cuarto.

— ¿Ya está la comida?

Pregunto mientras se sentaba en una silla frente a la barra.

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