Capitulo 19: La verdad

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Después de aquel día pude salir el jueves, la pandilla deseos me ayudo a irme con cuidado a casa, conocieron a Yato y se hicieron buenos amigos, pero aun así eso no me interesaba, necesitaba hablar con Akiro, pero cada vez que lo llamaba me mandaba a buzón.

— ¿Y si vemos televisión? — sugirió Yato.—

— ¡No!— gritó Anmon.—

— ¿Por? — inquirí.—

— No hay nada interesante hoy en día, ¡mejor hay que salir a dar un paseo!

— ¡Al parque! — Silveri como de costumbre apoyando a su hermano.—

— No quiero dar un paseo.

— ¡También te enseñaremos nuestra guarida!

Y con eso ya me habían ganado, sin dudarlo sujeté mi mochila y me puse de pie listo para salir.

— ¡Andando!

— ¡No hagas mucho esfuerzo! — gritó Yato.—

Desde lo qué pasó, Yato parece constantemente preocupado por mi y por alguna razón, ya no me pregunta tan seguido sobre Akiro.
La pandilla y yo salimos de mi casa y comenzamos a caminar.

— No eh visto mucho a Jun, ¿saben algo de él?

— Seguramente debe estar con el jefe.

Caín casi siempre era el que respondía mis dudas. Como me agradaba ese chico.

— ¿Porque no lo llaman por su nombre?

— Si lo hacemos, a veces.

— Te lo dijimos antes Keiko, no le gusta que lo llamemos por su nombre con gente ajena a la pandilla. — ahora Bastián habló.—

— Igual conozco al Subjefe, no entiendo que tiene de malo si me dicen el nombre del jefe.

— Keiko, la curiosidad mato al gato. — Caín retomó su palabra observando a Bastián para que se quedara en silencio.—

Y no soy un gato.
Y en ese momento el recuerdo de Akiro llamándome gatito vino a mi mente.
Bueno, tal vez si soy un gatito.

Silveri pareció querer decir algo y Anmon solo necesito una mirada para advertirle que no lo hiciera, no saben cuanto odio cuando callan a Silveri, él parece ser el único con ganas de decirme la verdad.

— ¿Qué edad tiene su jefe?

— 20.

— ¿Estatura?

— 1.90

— ¿Sabe pintar?

Si si sabe, si es Akiro y punto.

— ¿Qué?

— Nada.

Caín estaba dudando de mi, sin embargo se ahorró preguntas o ponerse en una actitud enojada.

— ¿Podemos detenernos? Ya me duelen las piernas.

Anmon revisó al rededor y estaba por aceptar hasta que una de las tiendas cercanas en encendió el televisor, su mirada mostró alerta así que se apresuró a responderme negándose a mi petición.

— ¡Estoy cansado!

— ¡Yo te cargo! — respondió Caín ante un codazo de los hermanos.—

— No quiero que me cargues.

— ¿y por?

— Se enojara mi novio.

Primera vez que digo abiertamente que tengo novio... wow.

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